El sue?o de Chillida sigue intacto
La familia condiciona la obra de Tindaya a que se solucionen los pleitos
Tindaya, la monta?a en la que quiso realizar Eduardo Chillida la aventura de hacer entrar la luz, sigue intacta, como el sue?o del escultor. Ahora se abre la posibilidad de que acabe la pesadilla en que se ha convertido el proyecto, pero la familia del artista vislumbra la posibilidad de que se haga. Si se acaban los embrollos.
Durante a?os, el escultor Eduardo Chillida so?¨® horadar una monta?a para que en ella entrara la luz. Lo dijo en la prensa, lo coment¨® con amigos, se lo impuso como una idea tan obsesiva como la del monumento del Peine del viento; dibuj¨® la monta?a, cre¨® su interior, para ¨¦l era una met¨¢fora que hab¨ªa perseguido desde que lo ley¨® en Jorge Guill¨¦n, un maestro suyo: lo profundo es el aire. La luz, eso persegu¨ªa. Y el aire.
El artista puso como condici¨®n que en la zona se impidiera la especulaci¨®n
Chillida desisti¨® por los conflictos legales y las cr¨ªticas de los ecologistas
Y en 1995 un arquitecto canario, Jos¨¦ Miguel Fern¨¢ndez Aceytuno, ya fallecido, le hizo llegar noticia de la existencia de Tindaya, una monta?a m¨ªtica de Fuerteventura. Fern¨¢ndez Aceytuno, con Yovanka Vaccari, hab¨ªa hecho por encargo del Gobierno de Canarias el plan especial de protecci¨®n de la m¨ªtica monta?a. All¨ª hab¨ªa concesiones mineras para extraer traquita, la piedra especial que halla en Tindaya. "La soluci¨®n que vimos en el plan especial", dice ahora Yovanka Vaccari, "fue responder con cultura y arte en lugar de con miner¨ªa".
Eso fue lo que les llev¨® a hacerle llegar a Chillida la idea de crear un espacio escult¨®rico en Tindaya que contemplara la extracci¨®n de una peque?a parte de piedra para financiar la indemnizaci¨®n a las empresas concesionarias de la mina. "As¨ª la monta?a se financiaba su propia salvaci¨®n", dice Vaccari.
Chillida fue a visitar Tindaya, se entusiasm¨® con las posibilidades de hacer all¨ª el monumento ¨ªntimo, tel¨²rico, que hab¨ªa so?ado, pero luego, cuando comenzaron las cr¨ªticas ecologistas y los conflictos legales, en medio de denuncias de corrupci¨®n a¨²n no resueltas por el manejo que el Gobierno canario hizo de la concesi¨®n, abandon¨® la esperanza de convertir en realidad la ¨²ltima ilusi¨®n de su vida, junto con el Museo Chillida Leku.
Cuando volvi¨® de Fuerteventura concibi¨® con su amigo el ingeniero Jos¨¦ Antonio Fern¨¢ndez Ord¨®?ez c¨®mo deb¨ªa hacerse ese proyecto en el que ya se lanz¨® con todo su entusiasmo. Entre las condiciones para el proyecto estaba que se blindara la monta?a cinco kil¨®metros a la redonda, hasta el mar, que se impidiera la especulaci¨®n y que no hubiera urbanizaciones.
El ¨²ltimo desencanto de su vida, antes de que la bruma del alzh¨¦imer le quitara de la realidad, fue comprobar que ninguna de esas condiciones se cumpl¨ªa. El Gobierno canario lanz¨® la adjudicaci¨®n de la obra antes de que se hiciera el proyecto requerido por Chillida y por Fern¨¢ndez Ord¨®?ez, la Uni¨®n Temporal de Empresas (UTE), formada por Entrecanales y por Fomento de Construcciones y Contratas, que adquiri¨® los derechos de la previsible obra, termin¨® en pleitos con el Gobierno -que a¨²n siguen en los tribunales-, y la reacci¨®n ecologista, unida a la sospecha evidente de diversas y graves corruptelas pol¨ªticas, hicieron que el escultor renegara de la posibilidad de abrir la monta?a a su sue?o. Y nunca firm¨® un papel.
Lo que le doli¨® m¨¢s, en aquel momento, fue que su sue?o se convirtiera primero en asunto de controversia pol¨ªtica y que los ecologistas descalificaran su proyecto sin que lo hubiera podido explicar. Fern¨¢ndez Ord¨®?ez muri¨® en 2000, Chillida falleci¨® dos a?os m¨¢s tarde, y el propio Fern¨¢ndez Aceytuno, que le hab¨ªa hecho llegar el mensaje a Chillida sobre Tindaya, muri¨® tambi¨¦n en 2005. Parec¨ªa que Tindaya, objeto del deseo especulativo, se iba a quedar como el sue?o inacabado de un artista y de sus sucesivos impulsores.
Pero ahora se abre una luz. Los pleitos entre el Gobierno y la UTE prosiguen, pero el proyecto de horadar Tindaya (realizado por Lorenzo Fern¨¢ndez Ord¨®?ez, seg¨²n las directrices que recogi¨® del artista y de su padre) ya est¨¢ hecho, se est¨¢ a la espera de que se publique la declaraci¨®n de impacto ambiental (que tampoco estaba hecha), y la familia del escultor (como nos dec¨ªa ayer Gonzalo Calder¨®n, su representante) abriga la ilusi¨®n de que al fin Tindaya albergue el Monumento a la tolerancia que concibi¨® Chillida. Pero con una condici¨®n, sin la cual no se firmar¨¢ el documento que permite el uso de la autor¨ªa de la obra dibujada por el artista: que se aclaren todos los supuestos judiciales anteriores que siguen vigentes.
?Cu¨¢ndo ocurrir¨¢ eso? Ellos no lo saben, pero ven (dec¨ªa ayer Lorenzo Fern¨¢ndez Ord¨®?ez) la luz m¨¢s cerca. Y cuando esa luz procesal se haga y el Gobierno, la UTE y los ingenieros den el visto bueno se necesitar¨¢n tres a?os y medio o cuatro a?os para que lo que un d¨ªa fue un sue?o de Chillida se haga realidad en Tindaya.
Un largo conflicto judicial y pol¨ªtico
- En 1995, el arquitecto canario Jos¨¦ Miguel Fern¨¢ndez Aceytuno, que hab¨ªa dise?ado el plan de protecci¨®n de la monta?a de Tindaya, en Fuerteventura, comenta con Eduardo Chillida la posibilidad de una obra art¨ªstica.
- Pleitos judiciales por la concesi¨®n minera de la monta?a y cr¨ªticas ecologistas llevan a Chillida, en el a?o 1996, a abandonar su plan. El artista vasco fallece en el a?o 2002 y el arquitecto Fern¨¢ndez Aceytuno, en 2005.
- El consejero de Medio Ambiente de Canarias, Domingo Berriel, anuncia el 30 de enero de 2008 que el proyecto de Chillida de horadar un cubo de grandes dimensiones en el interior de Tindaya puede llevarse a cabo en febrero de 2009 y que la obra contar¨¢ con una declaraci¨®n de impacto ambiental.
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