Pederastas: mucho ruido y poca c¨¢rcel
Internet ha multiplicado las oportunidades de los ped¨®filos. Pero s¨®lo 30 de los 1.000 detenidos por posesi¨®n y tr¨¢fico de pornograf¨ªa infantil en los cuatro ¨²ltimos a?os est¨¢n en la c¨¢rcel. El resto anda suelto
Mil ped¨®filos han sido detenidos en Espa?a en los cuatro ¨²ltimos a?os. S¨®lo 30 est¨¢n en la c¨¢rcel. Es una cifra muy elevada con resultado frustrante porque no se comprende que este tipo de personas circule libremente por las calles cerca de nuestros hijos. Sin embargo, el fen¨®meno de la pornograf¨ªa infantil y sus consecuencias no despierta alarma social porque no hay una comprensi¨®n exacta del problema. La creencia de que el ped¨®filo es un personaje turbio, marginal, que sufre su trastorno sexual en soledad, es inexacta. El ped¨®filo es una persona integrada en la sociedad, es padre de familia y tiene un trabajo cualificado. Cuando act¨²a, conoce a sus v¨ªctimas. Cada vez es m¨¢s joven. Y, adem¨¢s, ya no est¨¢ ni se siente solo.
El acceso a la pornograf¨ªa infantil es sencillo. Empieza desde 'Google'
El ped¨®filo no es un marginal. Es un hombre integrado en la sociedad
Entre miles de fotos, la polic¨ªa identific¨® a 60 menores espa?oles
Su atrevimiento va en aumento. Se llaman a s¨ª mismos 'Boy Lovers' o BL
Y ya no se siente solo. Puede compartir sus fantasias con otros
Las v¨ªctimas eran hijos de familias normales que no sospecharon nada
La progresi¨®n de la pornograf¨ªa infantil (y con ella, de la pedofilia) tiene todas las caracter¨ªsticas de una plaga, que es la percepci¨®n que tiene tanto la polic¨ªa como las organizaciones que luchan contra esta lacra: la mera reforma del c¨®digo penal espa?ol en 2003 (considerada insuficiente) y el refuerzo de las plantillas policiales que combaten este delito ha propiciado que las estad¨ªsticas se disparen y aflore la verdadera dimensi¨®n del problema. En 2003 se detuvo a 84 personas, en 2007 la cifra empieza a ser significativa: 677. En los cuatro ¨²ltimos a?os, los detenidos suman 974. Con las ¨²ltimas detenciones de enero de 2008, se supera el millar.
La epidemia puede llegar a nuestras casas. ?Qu¨¦ seguridad tiene usted de que su hijo o hija no est¨¦ en contacto con un ped¨®filo a trav¨¦s de Internet? Ninguna. Quiz¨¢s si observa que el ni?o est¨¢ cambiando de humor, duerme mal, pierde el apetito o llora por cualquier cosa deba preguntarle si se relaciona con amigos por Internet y si los conoce. Una ni?a asturiana de 13 a?os mostraba esos s¨ªntomas, agravados finalmente por un intento de suicidio. El origen de sus males estaba en el ordenador. Un adulto desde Brasil la estaba acosando.
Todo hab¨ªa comenzado de forma inocente, como empiezan estas cosas, porque entre las caracter¨ªsticas generales de los 12 perfiles del ped¨®filo est¨¢ la de ser hombres integrados en la sociedad, con familia, con estudios, conscientes de lo que hacen y, en algunos casos, con una extremecedora capacidad seductora. Aquel adulto desde Brasil se present¨® en el chat como un chico de 13 a?os, simp¨¢tico y agradable. Tuvo paciencia para esperar su momento, se gan¨® la confianza de la muchacha, consigui¨® una foto suya, utiliz¨® un programa para arrebatarle su contrase?a y su lista de contactos, entre ellos las direcciones de correo de sus amigos y compa?eros de clase. Y, a partir de entonces, comenz¨® el acoso. El fen¨®meno se conoce como grooming. Bajo la amenaza de que contar¨ªa sus secretos a sus amigos, le pidi¨® una foto provocativa. Las peticiones fueron creciendo y el chantaje tambi¨¦n.
El riesgo es palpable porque el acceso a la pornograf¨ªa infantil no es complicado. No requiere especiales conocimientos de navegaci¨®n por Internet. Es tan sencillo como abrir el navegador Google y buscar. Las propias p¨¢ginas de sexo tradicional conducen inevitablemente a esos lugares tenebrosos, donde se empieza por ni?os en pose provocativa imitando las im¨¢genes de los adultos. El paso siguiente son los desnudos y luego empieza a venir todo lo dem¨¢s: el sexo expl¨ªcito. Unas p¨¢ginas conducen a otras, los enlaces viajan hacia foros y comunidades, donde el nivel es cada vez m¨¢s elevado, los menores son m¨¢s peque?os y las im¨¢genes m¨¢s duras. En esas estaciones, aparece el intercambio de fotos, el contacto con otros ped¨®filos, la exigencia de im¨¢genes exclusivas, el rinc¨®n ¨²ltimo en el que un ni?o de siete a?os resulta "viejo" para el apetito de esta gente y se busca m¨¢s, m¨¢s dureza a m¨¢s tierna edad.
Hay foros de ped¨®filos que se autocalifican como legales o limpios. Curiosa circunstancia. En esos lugares, los internautas prescinden de las fotos aberrantes y adoptan un aire reivindicativo. Se acompa?an de apodos delicados y fotos de ni?os angelicales para justificarse, para darse consejos unos a otros de c¨®mo evitar la vigilancia en la Red, para defenderse de los ataques de quienes no entienden el "amor de los mayores por los peque?os". Se sienten incomprendidos, elogian la relaci¨®n consentida con menores en la antigua Grecia, comentan sus fantas¨ªas, expresan sus sentimientos hacia chicos que conocen, ese vecino, ese alumno tan encantador y hasta reprochan a sus padres (en el foro naturalmente) que no est¨¦n preparados para admitir lo mucho que ¨¦l "puede ense?arle a su hijo".
No se califican a s¨ª mismos como ped¨®filos. Ahora son Boy Lovers. O m¨¢s resumido BL, como si fuera una imagen de marca. Hasta en ese punto se sienten fuertes.
Luego est¨¢n los otros foros, los de la verdad desnuda, sin tapujos, los del m¨¢s puro intercambio, los m¨¢s salvajes en el uso del lenguaje, un lugar donde las im¨¢genes y las palabras ponen los pelos de punta.
Por ejemplo, las risas de algunos.
-Je, je, je, ese material no me vale, es viejo, son mayores. ?Quieres de tres a?os?
David es un cibercentinela. Cada noche despu¨¦s de cenar se coloca delante de su ordenador e inicia una b¨²squeda de p¨¢ginas y foros. Es una disciplina que dura, al menos, dos horas. Es uno de los 300 voluntarios activos que colaboran para Protegeles.com, una organizaci¨®n espa?ola financiada por la Comisi¨®n Europea dedicada a combatir la pornograf¨ªa infantil y el abuso de menores. Hay 25 organizaciones en Europa y una media docena en Espa?a que se interesan por este asunto. La utilizaci¨®n de este tipo de voluntarios tiene su importancia: son aliados muy valorados por las Fuerzas de Seguridad a la hora de descubrir este tipo de p¨¢ginas y perseguir a quienes se ocultan tras ellas. De las 1.500 denuncias anuales que llegan a esta asociaci¨®n, entre un 12% y un 15% terminan siendo efectivas y permiten a la polic¨ªa rastrear informaci¨®n ¨²til. Los cibercentinelas, que hacen las veces de investigadores privados, tienen una ventaja sobre la polic¨ªa: pueden actuar como infiltrados.
La polic¨ªa no puede hacerlo. No puede intercambiar archivos de im¨¢genes porque estar¨ªa cometiendo un delito, ni puede actuar como un hacker, en este caso denominados hacker blancos, por el mismo motivo. Son los inconvenientes de una legislaci¨®n penal demasiado garantista: en otros pa¨ªses de nuestro entorno, la polic¨ªa puede utilizar estos m¨¦todos.
Un colega de David, que no puede facilitar su nombre por razones obvias, act¨²a sin escr¨²pulos: "Cuando encuentro uno de esos foros, trato de buscar sus puntos vulnerables. Si los encuentro les env¨ªo el virus correspondiente, los destruyo y me entra un subid¨®n".
Los cibercentinelas buscan p¨¢ginas o direcciones de correo sospechosas. Una vez obtenido el dato, la polic¨ªa se encarga del resto. Pedir¨¢ una autorizaci¨®n al juez para identificar desde d¨®nde opera el ordenador y comenzar¨¢ la investigaci¨®n. El c¨®mo se haya obtenido la informaci¨®n no importa. Son denunciantes an¨®nimos. Lo importante es cazarlos.
La polic¨ªa tiene un trabajo m¨¢s amplio. Detr¨¢s de los millones de fotos e im¨¢genes de menores que circulan por Internet hay v¨ªctimas sin identificar. 60 de las 600 v¨ªctimas infantiles identificadas en Europa por la Interpol son espa?olas. La Brigada de Delitos Tecnol¨®gicos del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa es el grupo m¨¢s activo a la hora de investigar hasta sus ¨²ltimas consecuencias. No se detiene en la mera captura de los culpables.
Ese fue el caso de la operaci¨®n Doha, que motiv¨® la detenci¨®n de tres ped¨®filos que hab¨ªan producido 23 pel¨ªculas abusando de nueve menores, dos de 7 y 9 a?os, siete entre 1 y 3 a?os. Los tres ten¨ªan como apodos Nanysex, Todd y Aza, resid¨ªan en Murcia, Vigo y Barcelona. Eran hombres j¨®venes, integrados, uno de ellos con estudios universitarios, otro con un nivel de ingresos econ¨®micos elevado. Se relacionaron en un foro y su deseo de compartir experiencias m¨¢s fuertes les llev¨® a conocerse personalmente. Uno de ellos trabajaba como canguro, se anunciaba en las poblaciones donde viv¨ªa (una era Collado Villalba, un pueblo de la sierra de Madrid). Tambi¨¦n gestionaba un cibercaf¨¦. Por esos medios, seleccionaba a sus v¨ªctimas entre ni?os muy peque?os. Una ni?a era la hija de la asistenta que limpiaba su domicilio. Otros, hijos de clientes que contrataban sus servicios o vecinos del cibercaf¨¦. En las grabaciones, uno de los tres amigos grababa las im¨¢genes mientras el otro comet¨ªa la violaci¨®n. El apodado Todd ha sido recientemente reclamado por el FBI: se le atribuye la violaci¨®n de un menor en Estados Unidos. Hasta all¨ª viaj¨® para obtener las im¨¢genes de su propia actuaci¨®n.
Las 60 v¨ªctimas espa?olas identificadas corresponden a menores que viven en un entorno normal. Ese es otro estereotipo que hay que erradicar. No son hijos de familias desestructuradas ni menores explotados por sus padres. Los padres desconoc¨ªan lo que estaba pasando, entre otras cosas porque el abusador se mov¨ªa en el entorno familiar, era alguien conocido, un profesor, un canguro, un monitor, un amigo de la familia. ?se es el perfil. ?se es el peligro.
"Los manuales de psiquiatr¨ªa describen hasta 12 tipos de ped¨®filos", dice Guillermo C¨¢novas, presidente de Protegeles.com. "Los estudios se?alan que el 90% de los ped¨®filos son varones, que suelen tener m¨¢s edad que los violadores de mujeres adultas, tienen trabajos m¨¢s cualificados que ¨¦stos, est¨¢n integrados en la sociedad, con frecuencia est¨¢n casados, en el 85% de los casos conocen a su v¨ªctima, no tienen antecedentes y en un 68% de los casos son padres". Seg¨²n la Asociaci¨®n Psiqui¨¢trica de Estados Unidos, hay un tipo de ped¨®filo que es especialmente peligroso, el denominado "ped¨®filo preferencial seductor", que "pretende la acci¨®n sobre el ni?o a trav¨¦s de la seducci¨®n, el convencimiento y la manipulaci¨®n del menor", seg¨²n se?ala ese estudio. "Precisa de un cierto grado de complicidad o silencio por parte de su v¨ªctima debido a tres razones. Una, que est¨¢ integrado en la sociedad y quiere seguir est¨¢ndolo. Dos, que quiere repetir el abuso. Y tres, que sabe lo que hace pero se justifica: "Si no hubiera querido se habr¨ªa negado", "a los ni?os les gusta", "me estaba provocando". Estos ped¨®filos se convencen de que los ni?os tienen capacidad para aceptar esas relaciones sexuales y les atribuyen caracter¨ªsticas de los adultos.
Internet no s¨®lo les ha puesto en contacto. Desgraciadamente, tambi¨¦n ha estimulado otro problema. "Cada vez se dan m¨¢s casos de gente, sobre todo j¨®venes, que llegan a la pedofilia a trav¨¦s de su adicci¨®n a las p¨¢ginas de sexo, tanto heterosexuales como homosexuales", se?ala C¨¢novas. "Muchos se reconocen como adictos que necesitan a diario descubrir nuevas im¨¢genes de sexo. Pasan a la zoofilia, a otras parafilias y a trav¨¦s de esa experimentaci¨®n y en busca de sensaciones cada vez m¨¢s fuertes llegan a la pornograf¨ªa infantil".
Se han dado casos de individuos que se dan cuenta de que est¨¢n rebasando una barrera y piden ayuda. ?se fue el caso de una carta que lleg¨® a una de estas asociaciones: "Empec¨¦ a volverme adicto a la pornograf¨ªa, sobre todo la de Internet y me encontr¨¦ con la pornograf¨ªa infantil (...), yo no le he hecho da?o a nadie pero comienzo a sentir ese tipo de fantas¨ªas y yo no quiero, yo tengo un beb¨¦ de a?o y medio y tengo mucho miedo, esto me carcome gran parte de mi vida... A veces estoy tan mal que he sentido miedo de tener mi familia a mi lado (...) por favor ay¨²denme a controlar mi voluntad". Ese hombre estaba casado. Saben que se puso en tratamiento, ayudado por su esposa, pero no conocen el final de esta historia.
Los estereotipos respecto a este problema deben caducar. La polic¨ªa espa?ola ha detenido a 1.000 ped¨®filos en los ¨²ltimos cuatro a?os. Es un dato incontestable. Como lo es tambi¨¦n que, seg¨²n Instituciones Penitenciarias, s¨®lo hay 30 reclusos acusados de este delito en las c¨¢rceles espa?olas, a excepci¨®n de Catalu?a. La raz¨®n de este desequilibrio es muy sencilla: precisamente porque se trata de personas integradas, con domicilio conocido y sin antecedentes penales, obtienen con facilidad la libertad con cargos y eluden, tras el juicio, la estancia en la c¨¢rcel: con la reforma del c¨®digo penal de 2003, se contemplan condenas de 1 a 4 a?os de c¨¢rcel por posesi¨®n de pornograf¨ªa infantil si no hay reincidencia.
Su culpa ha sido la de poseer o distribuir pornograf¨ªa infantil, pero esa circunstancia no les exime de pertenecer a una de las 12 categor¨ªas del ped¨®filo. Como quiera que los psiquiatras no aseguran que el viaje a la pedofilia tenga billete de ida y vuelta, una buena parte de ellos reincidir¨¢. Quiz¨¢s, a partir de ahora tengan m¨¢s cuidado, esmeren las precauciones para que la polic¨ªa no vuelva a detenerlos. Y junto a estos mil ya detenidos habr¨¢ otros, por millares probablemente, que no han sido descubiertos todav¨ªa.
Las asociaciones demandan mayor contundencia en las condenas. Solicitan, incluso, que exista un registro de ped¨®filos. ?D¨®nde est¨¢n?, ?qu¨¦ hacen?, ?reciben alg¨²n tratamiento despu¨¦s de haber sido detenidos? Mil ped¨®filos han vuelto a sus casas y nada se sabe de ellos.
En media docena de casos, el asunto qued¨® definitivamente cerrado: el ped¨®filo se suicid¨® tras la detenci¨®n. Fue el caso de un profesor de ingl¨¦s miembro del Opus Dei. Viv¨ªa solo pero compart¨ªa su vicio con otros. Una tarde, mat¨® a su perro. Luego, tom¨® el coche y se empotr¨® contra un muro.
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