Cu¨¦ntame una historia
Hace falta valor. Frente a la continua degradaci¨®n del disco, como objeto f¨ªsico y como concepto, algunas compa?¨ªas ofrecen lanzamientos panor¨¢micos y profundos, en forma de CD m¨¢s libro. Antolog¨ªas que potencian su utilidad al presentarse como objetos compactos y manejables. Insisto en la manejabilidad, ya que las cajas, alias box sets, buscan lo exhaustivo y tienen problemas de uso.
Concebidas con criterios historicistas, estas selecciones imponen un orden en el magma de la m¨²sica disponible en este ub¨¦rrimo siglo XXI. Rescatan artistas, explican tendencias, aclaran el funcionamiento de sellos, estudios, productores o compositores. La compa?¨ªa londinense Soul Jazz ha demostrado maestr¨ªa en estas lides: antolog¨ªas como Tropic¨¢lia ni siquiera tienen equivalente en el pa¨ªs de origen del tropicalismo, Brasil.
Frente a la degradaci¨®n del disco, algunas compa?¨ªas ofrecen lanzamientos 'profundos' de CD m¨¢s libro
Generalmente, estos discos ilustrados cuentan una historia desconocida u olvidada. Por ejemplo, Funky Nassau-The Compass Point Studios (1980-1986), que editara Strut. Esos estudios siguen atrayendo a estrellas por el clima de las Bahamas y la leyenda del lugar, donde algunos ven al fantasma de Bob Marley o los rastros de las brujer¨ªas de Lee Perry. All¨ª han grabado desde los Stones a U2, pasando por Bj?rk y, s¨ª, Julio Iglesias. All¨ª se les fundieron los plomos a los Happy Mondays: ?he hablado de la abundancia de drogas baratas y potentes?
Funky Nassau nos retrotrae a los or¨ªgenes de Compass Point. Chris Blackwell, fundador de Island, decidi¨® montar una factor¨ªa musical basada en la creatividad jamaicana, pero que funcionara ajena a la violencia o las tensiones raciales de Jamaica. Para ello, organiz¨® una house band, instrumentistas capaces de acompa?ar a cualquier solista o reforzar un grupo visitante.
El Compass Point All Stars era esencialmente isle?o (Sly Dunbar, Robbie Shakespeare, Mikey Mao Chung, Uzziah Sticky Thompson), pero internacionalizado por el guitarrista brit¨¢nico Barry Reynolds y el teclista africano Wally Badarou; como productor e ingeniero, estaba el estadounidense Alex Sadkin. Un equipo muy maleable, abierto adem¨¢s a la ¨²ltima tecnolog¨ªa. M¨²sicos gomosos, que en Funky Nassau respaldan a los Talking Heads (y su grupo paralelo, Tom Tom Club), Ian Dury (y su teclista, Chaz Jankel), francesitas cosmopolitas (Cristina, Lizzy Mercier Descloux) o Grace Jones.
Funky Nassau me empuja hacia las apote¨®sicas grabaciones de Grace Jones en Island, donde reinventaba ¨¦xitos con voz imperiosa. Hoy, ella es incapaz de racionalizar aquellos prodigios: simplemente, aportaba su poderosa personalidad. Quiz¨¢ no le preocupaba demasiado el asunto musical: sol¨ªa actuar con playback, desganada si no era jaleada por su beautiful people.
Estamos ante uno de los misterios del pop: la posibilidad de elaborar m¨²sica monumental a partir de materiales tan poco prometedores. Grace suger¨ªa hedonismo vocacional (Nightclubbing), erotismo turbio (Warm leatherette), un inflado sentido dram¨¢tico de la vida (Libertango), sexo negro (Pull up to the bumper), existencialismo de jet set (She's lost control).
Grace sab¨ªa mostrarse seductora, fatalista, dominadora o fr¨¢gil, siempre cre¨ªble gracias al envoltorio del Compass Point All Stars: lac¨®nico, espacioso, implacable. Asombran las versiones maxi de aquellos temas, desarrollos org¨¢nicos sin los trucos f¨¢ciles de los remezcladores. Sly & Robbie y compa?¨ªa hallaron en las Bahamas otra fuente de ritmo hipn¨®tico, tan crucial como el sonido rockers que implantaron en Jamaica a finales de los setenta.
La racha se acab¨® en 1987, cuando muri¨® accidentalmente Sadkin. Compass Point se convirti¨® en otro estudio m¨¢s y la pareja Dunbar-Shakespeare continu¨® con sus exploraciones r¨ªtmicas. Lo que refleja Funky Nassau es un periodo de extraordinaria fertilidad, cuando literalmente marcaban el paso del planeta. Hoy suena como m¨²sica inmortal, sobre todo comparada con la papilla sint¨¦tica que entonces dominaba las listas de ventas.
?Podemos so?ar en Espa?a con recopilaciones similares? Resulta in¨²til dar sugerencias a las grandes discogr¨¢ficas: casi todas han renunciado a generar productos culturales. Pero deber¨ªa aplicarse el modelo de Funky Nassau a las producciones de Jos¨¦ Luis de Carlos, las composiciones menos conocidas de Augusto Alguer¨®, la escuela de Kiko Veneno, el Xix¨®n Sound...
Babelia
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