"Nos durmieron y robaron por toda la casa con nosotros en la cama"
Tres urbanizaciones de Colmenar sufren una oleada de asaltos nocturnos
Eran cinco. Llevaban el rostro tapado. Usaban un aerosol misterioso que adormec¨ªa a las v¨ªctimas. Y sab¨ªan perfectamente lo que hac¨ªan. "Profesionales", seg¨²n la Guardia Civil. Una banda que en las dos ¨²ltimas semanas ha intentado entrar, al menos, en cinco chal¨¦s de tres urbanizaciones del norte de Colmenar Viejo (41.261 habitantes). Nada extraordinario, excepto porque asaltaban los domicilios mientras sus propietarios dorm¨ªan un sue?o inducido.
A ?ngel le retuvieron tras ponerle un cuchillo en el cuello
Francisco lo cuenta salpicado de peque?as carcajadas nerviosas. "Es que a¨²n no lo asimilo", se disculpa. Entraron en su chal¨¦ el pasado jueves. Se llevaron casi todo. Incluido su coche, un Audi negro con el que luego, una vez doblada la placa, siguieron haciendo la ronda de atracos. "No nos enteramos de nada, eso es lo m¨¢s desasosegante. Nos durmieron y se pasearon hasta por el dormitorio", conf¨ªa Francisco. Fue su hija mayor, de 21 a?os, quien se dio cuenta de que algo no encajaba a la ma?ana siguiente. Un peque?o detalle. Faltaba el televisor de plasma.
No era lo ¨²nico que hab¨ªa dejado un espacio vac¨ªo: hab¨ªan desaparecido dos ordenadores port¨¢tiles, una c¨¢mara de v¨ªdeo y, en general, "todo lo que se ve a simple vista que es valioso". Por ejemplo, su tel¨¦fono m¨®vil nuevo, "incluso con el cargador". Le dejaron el viejo.
"Me espanta la idea de pensar en unos tipos recorriendo mi habitaci¨®n mientras duermo. Es una irrupci¨®n en la intimidad incre¨ªble", dice Francisco. Los tipos, efectivamente, desencajaron la cerradura de la puerta y pasearon a su antojo por toda la casa sin que el matrimonio propietario y sus dos hijas se percatasen de nada. Algo extra?o, teniendo en cuenta que movieron objetos pesados y abrieron cajones. La Guardia Civil cree que se trata de murcigleros. Un peculiar neologismo que sirve para definir una t¨¢ctica ya no tan infrecuente: irrumpir en una casa y narcotizar el sue?o de sus due?os.
La banda, seg¨²n dos de los atracados, no hablaba en espa?ol. "Eran del este de Europa", se atreve a apuntar ?ngel. Sin embargo, la Guardia Civil sospecha que algunos son espa?oles.
"Hablaban raro", insiste ?ngel, que mantuvo algo m¨¢s que una charla con los asaltantes. A su casa, tras un intento infructuoso en otro chal¨¦, llegaron ese mismo jueves cuando casi hab¨ªa amanecido. Ya estaba despierto. Vio a dos hombres en su jard¨ªn y sali¨® al porche. Por detr¨¢s, aparecieron otros tres y le inmovilizaron tras un forcejeo "de unos dos minutos". Le golpearon en la boca y en la nariz. Su mujer, Concepci¨®n, sali¨® en su ayuda. "No fue una buena idea", coinciden, mostrando el escenario. Los asaltantes llevaron a ?ngel al sal¨®n y le inmovilizaron poni¨¦ndole las piernas en la cabeza y un cuchillo de cocina en el cuello. Mientras, su mujer ejerc¨ªa de cicerone para el robo de joyas y dinero "de mucho valor".
"Llevo tres d¨ªas sin dormir", comenta ?ngel. La experiencia no le ha dejado m¨¢s secuela que un cerco morado alrededor del labio. Pero tiene miedo. Una inquietud que se ha extendido por todas las urbanizaciones. Largas filas de casitas que apuntan a las monta?as. La Guardia Civil se puso ayer en contacto varias veces con los afectados. Seg¨²n los agentes, ya tienen "abierta una l¨ªnea de investigaci¨®n". Por de pronto, la frecuencia de vigilancia se ha incrementado. Especialmente, los jueves.
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