"Nuestro tiempo ha llegado"
Miles de entusiastas vitorean a Obama en Chicago con un fervor casi religioso
Barack Obama no pudo cantar victoria el martes por la noche en Chicago. Pero prometi¨® seguir dando guerra, hasta agotar toda su munici¨®n. Salt¨® al escenario pasadas las diez, acompa?ado de su esposa, Michelle, y sin esperar a que llegaran los resultados de las primarias en California, el Estado que m¨¢s delegados ofrec¨ªa. "No necesitamos m¨¢s resultados", dijo. "Nuestro tiempo ha llegado. Nuestro movimiento es real. Una nueva era est¨¢ llegando a Am¨¦rica".
Obama el pol¨ªtico y activista dio paso a Obama el visionario, el que habla de s¨ª mismo en plural y se explica con alegor¨ªas casi religiosas. Este Obama se define a s¨ª mismo y a su campa?a como un "movimiento que va a cambiar el pa¨ªs" y se apodera del escenario como si fuera uno de los reverendos que le ense?aron a so?ar en los suburbios de Chicago.
Ayer precisamente acudi¨® a la celebraci¨®n el pol¨¦mico pastor Jeremiah Wright, l¨ªder de la Iglesia Trinity United Church y mentor espiritual de Obama. Y, c¨®mo no, estuvo el reverendo Jessee Jackson, ¨¦l mismo candidato presidencial en dos ocasiones. "Obama ha conseguido ya lo imposible", asegur¨®, "ha ganado entre los votantes blancos de Minnesota y Dakota del Norte. Su mensaje est¨¢ penetrando a trav¨¦s de unas fronteras ancestrales. No he visto esta ilusi¨®n desde que Mandela sali¨® de la c¨¢rcel".
Miles de j¨®venes esperaron cuatro horas en pie en el sal¨®n de actos del hotel Hyatt Regency, en pleno centro de Chicago. Repet¨ªan una y otra vez el mismo lema, como un mantra sagrado: "S¨ª que podemos". Lo cantaban en ingl¨¦s y en espa?ol. Lo exhib¨ªan en pancartas. Y lo gritaban durante el discurso del candidato.
"No nos dividir¨¢ el color de nuestra piel", dec¨ªa Obama. "Esta vez puede ser diferente. Esta vez podemos cambiar Washington". "S¨ª que podemos", le respond¨ªa religiosamente la multitud. "La tortura no es una opci¨®n. Podemos cambiar nuestra pol¨ªtica internacional. Y debemos hacerlo", segu¨ªa Obama, para recibir otro "S¨ª que podemos".
La multitud coreaba el mismo lema cuando las pantallas del sal¨®n de actos anunciaban que Obama ganaba un nuevo Estado. Hubo un revuelo especial cuando la cadena CNN comunicaba que el candidato se hab¨ªa hecho con Georgia. Este Estado s¨®lo ofrec¨ªa 87 delegados, pero en ¨¦l Obama obtuvo el 80% del voto afroamericano, seg¨²n las encuestas.
Era la comunidad negra la m¨¢s emocionada anoche. Sobre todo, aquellos que hab¨ªan acudido al centro de Chicago desde los suburbios donde Obama comenz¨® su trabajo de activista en 1985. "Barack hizo un trabajo impresionante en mi vecindario, en el sur de la ciudad", dec¨ªa Emma Young, afroamericana de 60 a?os y fiel parroquiana de la misma iglesia de Obama. "Ayud¨® a los m¨¢s necesitados. Sin importarle las razas. Eso es algo maravilloso. Es la prueba de que el sue?o americano todav¨ªa puede suceder".
Obama se march¨® unos instantes despu¨¦s, con la multitud en el bolsillo y a la b¨²squeda de c¨®mo asegurarse una victoria. Le quedan todav¨ªa 10 primarias por ganar. "Y creo que puedo", hab¨ªa dicho instantes antes. "S¨ª que puedo".
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