Obama rompe el dominio de Clinton
El senador negro se acerca a su rival en n¨²mero de delegados y gana en m¨¢s Estados
La lucha contin¨²a. Hillary Clinton recuper¨® el supermartes por una cabeza su condici¨®n de favorita. Pero Barack Obama demostr¨® que puede vencer en cualquier territorio y que puede todav¨ªa acabar ganando esta apasionante carrera. Nadie ha dicho a¨²n la ¨²ltima palabra. Todas las elecciones pendientes, desde pasado ma?ana hasta la Convenci¨®n, pueden resultar decisivas. Ambos candidatos han mostrado sus puntos fuertes y sus debilidades; Clinton ha ratificado su dominio entre las bases tradicionales dem¨®cratas y Obama, su enorme potencial para construir una nueva alianza ideol¨®gica y generacional.
Barack Obama gan¨® en 14 Estados, seis m¨¢s que Clinton. Pero la senadora por Nueva York triunf¨® en su propio Estado y en California, los dos m¨¢s poblados del pa¨ªs. Clinton obtuvo tambi¨¦n la victoria en Massachusetts, pese al apoyo prestado por la primera familia del lugar, los Kennedy, a Obama.
Hillary ratifica su control entre las bases tradicionales del partido
Obama intenta construir una nueva alianza ideol¨®gica y generacional
Ambos candidatos han mostrado sus puntos fuertes y sus debilidades
Obama obtuvo victorias sorprendentes y muy representativas, como la de Misuri, que siempre ha sido considerado como un reflejo de la media del pa¨ªs, y la de Colorado, el Estado m¨¢s simb¨®lico del Oeste. Demostr¨® que su triunfo en un territorio dominantemente blanco, como Iowa, no fue accidental y gan¨® el martes en Estados todav¨ªa m¨¢s blancos, como Idaho o Utah. M¨¢s importante a¨²n, Obama obtuvo m¨¢s votos que Clinton entre los blancos de California.
Clinton se vio favorecida, no obstante, por un respaldo consistente del voto hispano, que le dio la victoria en California y en Nueva Jersey, de las mujeres y de los mayores de 50 a?os. La brecha generacional abierta en el Partido Dem¨®crata es enorme, ya que Obama tiene un respaldo del 70% de los menores de 35.
En los grandes Estados, que son los que cuentan tambi¨¦n con un mayor n¨²mero de trabajadores manuales y sindicatos, Clinton confirm¨® tanto su papel como la candidata dem¨®crata tradicional como su ventaja entre aquellos votantes m¨¢s preocupados por la econom¨ªa.
La complejidad del sistema electoral norteamericano hace muy dif¨ªcil traducir en cifras los ¨¦xitos de cada uno de los candidatos en el supermartes. Lo que se eleg¨ªa ayer en las primarias y caucus era delegados de cada candidato para la convenci¨®n del partido, delegados repartidos de acuerdo a criterios de proporcionalidad. Al haber ganado Obama m¨¢s Estados y Clinton tres de los cinco m¨¢s grandes, la diferencia de delegados entre ambos es muy escasa, y est¨¢n pr¨¢cticamente igualados. Esto se complica a¨²n m¨¢s por el hecho de que hay un cierto n¨²mero de delegados en cada Estado, conocidos como superdelegados, que no se deciden por elecci¨®n sino por designaci¨®n por parte de la direcci¨®n del partido. Son algo m¨¢s de 700 notables dem¨®cratas -congresistas, l¨ªderes locales...- que pueden dar su voto al candidato que deseen. Normalmente lo hacen por aquel que gana el voto popular y, por tanto, su funci¨®n es irrelevante. Pero en esta ocasi¨®n, dado lo apretado del resultado, esos superdelegados pueden contar.
En la medida en que son designados por la direcci¨®n del partido suelen reflejar el pensamiento del aparato dem¨®crata y, por tanto, la mayor parte de estos superdelegados est¨¢n hoy al lado de Clinton. Por esa raz¨®n, Obama compareci¨® ayer ante los periodistas para advertir que, en el caso de que ¨¦l acabe ganando en la suma de delegados elegidos, ser¨ªa inaceptable que los superdelegados le dieran la victoria a Clinton. "Deber¨ªan de pensarse mucho lo que hacen cuando la gente a la que ellos representan ha dicho 'Obama es nuestro hombre", declar¨® el senador de Illinois.
Ese escenario, nunca antes conocido, no es impensable ahora. La diferencia de delegados elegidos entre Obama y Clinton es tan estrecha que el candidato afroamericano podr¨ªa ponerse delante en cualquier momento, incluso este fin de semana, cuando se celebran primarias en el Estado de Washington, Nebraska, Luisiana y Maine (m¨¢s de 200 delegados en juego) o el pr¨®ximo martes, con elecciones importantes en Virginia, Maryland y el Distrito de Columbia (dos centenares de delegados).
Tanto Obama como Clinton tienen que jugar sus bazas con mucho cuidado. Clinton, que lleva semanas sintiendo el aliento de su rival en la nuca, puede ahora actuar con m¨¢s calma despu¨¦s de su buen papel en el supermartes. Pero tambi¨¦n es consciente de que, mientras hace un mes se daba por hecho que a estas alturas ya ser¨ªa candidata presidencial, ahora ¨¦se es un premio por el que va a tener que pelear mucho.
Clinton ha confirmado sus puntos fuertes, pero no ha mejorado en ninguna de sus facetas negativas. No gusta a los j¨®venes, se ha enfrentado a los negros y no avanza entre los votantes m¨¢s educados y de m¨¢s poder adquisitivo. Gana, pero no le ha robado ni un gramo de la magia que adorna a su contrincante. Ha demostrado ser una roca, s¨®lida, pero ¨¢spera e impenetrable. La obligaci¨®n de establecer diferencias con Obama -le dobla en las encuestas como potencial comandante en jefe- le obliga, adem¨¢s, a acentuar su ¨¢ngulo m¨¢s consistente y autoritario. "Es el mejor hombre para el puesto", ha dicho Jack Nicholson.
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