El desinter¨¦s
El lunes pasado todos los informativos de la noche abrieron con la noticia de la detenci¨®n de Fernando Barrena. Todos menos Canal Sur. Esa noticia, sobre cuyo alcance pol¨ªtico no cabe la menor duda, tuvo que esperar al minuto nueve del informativo de la noche, cuando ya est¨¢bamos al tanto de los ¨²ltimos sucesos -unos m¨¢s graves, otros menos- del d¨ªa, incluido uno ocurrido en la provincia de Guadalajara. No s¨¦ si en los informativos de Canal Sur hay una involuntaria confusi¨®n que identifica lo propio, el folclor, con lo siniestro, que tambi¨¦n involuntariamente intentan compensar con una fascinaci¨®n incondicional por lo banal (nos hemos pasado una semana, creo que en enero, con el parto gemelar de una burra, y hasta se nos ha informado del nombre que le han puesto a las dos pollinicas). La pol¨ªtica acaba cayendo del lado de lo banal, pero porque la insistencia en la repetici¨®n de los mismos rostros, las mismas palabras y los mismos hechos ha acabado dando un resultado plano e insustancial que dif¨ªcilmente atraer¨¢ la atenci¨®n de alguien.
El p¨²blico se queja de ciertos abusos en el terreno de lo siniestro y lo morboso, pero no reacciona ante la banalizaci¨®n de todo lo dem¨¢s. La resoluci¨®n 29/2007 del Consejo Audiovisual de Andaluc¨ªa hizo una fuerte reconvenci¨®n a Andaluc¨ªa directo por una informaci¨®n sobre un accidente de tr¨¢fico hecha con "numerosos planos de v¨ªctimas, innecesarios para la mejor comprensi¨®n de la informaci¨®n" y con im¨¢genes y comentarios que "s¨®lo abundan en la espectacularizaci¨®n de una tragedia que por su dimensi¨®n no necesita ser magnificada". Si se curiosea en los asuntos que llegan al citado Consejo en seguida se comprueba que las quejas se refieren a casos en que la propensi¨®n al l¨ªmite ha ido demasiado lejos: cine pornogr¨¢fico en horario infantil, publicidad con contenido sexual expreso a cualquier hora del d¨ªa, insultos de tono mayor en canales locales, manipulaciones de la informaci¨®n demasiado groseras -en televisiones municipales, por lo general-, pero ni por asomo se protesta de la banalidad y el aburrimiento. Y probablemente la raz¨®n sea el propio aburrimiento.
Cada d¨ªa compruebo con m¨¢s frecuencia el desinter¨¦s que rodea a todo lo que concierne a Canal Sur: sencillamente, no se ve. Ni siquiera la tramitaci¨®n parlamentaria de la nueva ley llega a suscitar el menor inter¨¦s. No es tan dif¨ªcil entender por qu¨¦. Pero perm¨ªtanme una consideraci¨®n: que nos desentendamos de Canal Sur no significa que deje de emitir, deje de gastar una inmensa fortuna nuestra, siga bailando entre lo siniestro y lo banal y reduciendo todos los d¨ªas la pol¨ªtica a un muestrario de rostros prefabricados.
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