'La ley de la calle', Rusty no estuvo all¨ª
Ma?ana con EL PA?S, por 9,95 euros, un DVD y un libro de Coppola
Todo ocurri¨® cuando no est¨¢bamos y encima no nos dimos cuenta. Ese es el resumen a brochazos de la gran pel¨ªcula de Coppola, La ley de la calle, originalmente Rumble fish (1983) -alusi¨®n a un tipo de pez cuyo universo s¨®lo es una pecera- y ah¨ª se encierran tanto su grandeza como sus limitaciones. La pel¨ªcula es una eleg¨ªa p¨®stuma a Easy Rider de Dennis Hopper, a su vez la apolog¨ªa del mundo hippy, de la literatura beatnik, que ya moribundeaba cuando se estren¨® en 1969, pero que en momento coral y decisivo hace decir a uno de sus protagonistas: "they will make it, they will make it" -lo lograr¨¢n, lo lograr¨¢n- refiri¨¦ndose a la consolidaci¨®n de la vida en una comuna. Coppola, 14 a?os m¨¢s tarde, responde que no lo lograron.
La grandeza del filme restalla en su poder de evocaci¨®n de un mundo pasado, el de las pandillas limpias, ni manchadas ni enganchadas a la droga, sin m¨¢s armas que los pu?os y con un c¨®digo de honor que las hac¨ªa m¨¢s pr¨®ximas a la caballer¨ªa medieval que a las mafias rastreras de El Padrino, siempre bajo la direcci¨®n de Coppola. Y tambi¨¦n es su limitaci¨®n porque todo est¨¢ gruesamente subrayado: el reloj sin manecillas con su imagen de tiempo inm¨®vil y enterrado; el propio Hopper, hippy envejecido y alcoholizado, que interpreta al padre del muchacho Dillon -Rusty James- que con su sola presencia nos est¨¢ diciendo lo devastadora que puede ser la met¨¢fora presuntamente po¨¦tica en el cine; lo que antes se llamaba el mensaje.
En un momento de tensi¨®n entre pandillas de una ciudad de provincias aparece como Arturo un personaje casi literalmente descendido de una nube, que es Mickey Rourke, hermano mayor del protagonista, que abandon¨® la localidad a?os antes dejando vacante un trono urbano que reclama a su regreso. Es un Kerouac ¨¢grafo que vive en una moto como el impulsor de la generaci¨®n beat lo hac¨ªa en el autom¨®vil de On the Road; y tambi¨¦n un Shane -en Espa?a, Ra¨ªces Profundas- en el que la idealizaci¨®n se ha diluido en amargura. Si la pel¨ªcula de George Stevens no se atrev¨ªa a escenificar la sentencia de muerte sobre el pistolero que cruza a caballo un camposanto, Coppola s¨ª cierra el c¨ªrculo con el avieso fulgor del arma blanca.
Nos hallamos ante lo que pod¨ªa haber sido un pelicul¨®n, pero que sigue siendo, pese a sus culturalismos, un gran trabajo. Filmada en negro sucio y blanco cegador, como la ¨²ltima obra de Welles Sed de Mal (Touch of Evil, 1958), Rumble Fish es, adem¨¢s, un viaje inici¨¢tico pero no con el j¨²bilo de un descubrimiento del mundo, sino la verificaci¨®n corrompida de que ese mundo ha muerto, y para ello cuenta con un int¨¦rprete extraordinario, Rourke, hoy convertido en juguete roto por sus veleidades de boxeador, su afecto por el alcohol, un malditismo que no desmentir¨ªa Baudelaire, y su comprensi¨®n del papel del IRA en Irlanda del Norte. Junto a Rourke, la bell¨ªsima e infantil Diane Lane y un Dillon de ojos como platos. Dennis Hopper ya era entonces uno de los grandes salteadores de pantallas de la historia del cine.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.