Trichet se ablanda
El presidente del BCE se muestra m¨¢s sensible a los efectos de la crisis econ¨®mica, tras varios meses enrocado en la lucha contra la inflaci¨®n
Pertrechado con su Ipod, a sus 65 a?os, aprende pacientemente alem¨¢n aprovechando los tiempos muertos de sus largos viajes por todo el mundo. Jean Claude Trichet, el hombre que vela por la solvencia del euro, la moneda que cada vez es vista con m¨¢s respeto por los analistas internacionales, no concibe vivir sin dejar de aprender. Tras su nombramiento como presidente del Banco Central Europeo (BCE), con sede en Francfort, en 2003, Trichet decidi¨® estudiar alem¨¢n para facilitar su comunicaci¨®n y sinton¨ªa con sus colegas alemanes. En sus comparecencias en el Parlamento Europeo, es frecuente que sus primeras palabras sean en esta lengua.
Mientras Bernanke ha bajado los tipos, Trichet ha aguantado el tir¨®n
Antes, las presiones ven¨ªan de los Gobiernos; ahora son los mercados
Si algo ha logrado Trichet es una reputaci¨®n de independiente
Sus mensajes sutiles son cada vez mejor interpretados por los mercados
Un gesto que no ha pasado desapercibido en Alemania, que siempre vio con recelo la p¨¦rdida del marco y su sustituci¨®n por el euro. Trichet no ha dejado dudas de su empe?o en el cumplimiento a rajatabla del mandato sagrado del BCE: mantener a raya la inflaci¨®n. Un fantasma que siempre est¨¢ al acecho en alg¨²n lugar oculto de la memoria alemana desde los a?os treinta.
Poco a poco el BCE ha marcado su camino. Desde la crisis financiera desatada el pasado verano en EE UU por los fallidos de las hipotecas de alto riesgo, el BCE ha mantenido una pol¨ªtica abiertamente distinta de la de la Reserva Federal. Mientras su hom¨®logo estadounidense, Ben Bernanke, ya ha bajado los tipos de inter¨¦s en cuatro ocasiones hasta llegar al 3,5% para evitar la recesi¨®n que se le viene encima, Trichet ha aguantado el tir¨®n impasible. Esa rigidez se pudo haber quebrado el pasado jueves, al constatar el riesgo de crisis econ¨®mica. "La incertidumbre sobre el crecimiento es inusualmente alta", dijo Trichet en el lenguaje cifrado del que hace uso en sus apariciones p¨²blicas.
"A diferencia de 2005, en que las presiones ven¨ªan de los Gobiernos, ahora son los mercados los que empujan", se?ala una fuente comunitaria. M¨¢s de un banquero ha apelado infructuosamente a los mandatarios de Bruselas para que influyan en el BCE y rebaje el precio del dinero con el argumento de que "no encuentran financiaci¨®n a plazos superiores a los tres meses".
Pero si algo ha logrado Trichet es consolidar una indiscutida reputaci¨®n de hombre independiente, tanto de las presiones interiores como exteriores, algo que no hab¨ªa conseguido del todo su antecesor Wim Duisenberg. La independencia de los mercados y de los Gobiernos se ha traducido en una alta credibilidad del BCE y en la fortaleza del euro frente al d¨®lar. Sus mensajes sutiles son cada vez mejor interpretados por los mercados, que no dudan que detr¨¢s hay un consenso y una base econ¨®mica.
Lograr el consenso entre los 21 miembros del Consejo del Banco es el principal desaf¨ªo del presidente. En el BCE no se vota, pero despu¨¦s de horas de debates de elevad¨ªsimo nivel t¨¦cnico se alcanza siempre el consenso que permite tomar unas decisiones de la m¨¢xima trascendencia econ¨®mica por unanimidad.
Esta fortaleza ha hecho que se estrellaran una y otra vez las cr¨ªticas de pol¨ªticos, como los l¨ªderes franceses Chirac antes y ahora Sarkozy por no tener suficientemente en cuenta la preocupaci¨®n por el empleo y el crecimiento. En ocasiones, la defensa de la instituci¨®n ha sido especialmente contundente, como la efectuada por el presidente del Bundesbank, Axel Weber, al asegurar que estas opiniones ten¨ªan "valor cero".
Trichet ya lleg¨® a Francfort arropado de una inmensa autoridad forjada durante m¨¢s de veinte a?os en distintas responsabilidades en la gesti¨®n de la pol¨ªtica monetaria en Francia. Ha sido director del Tesoro y Gobernador del Banco de Francia en dos ocasiones. Paradojas de la vida, el hombre que en aquella ¨¦poca era conocido como franc forte acabar¨ªa siendo el promotor del euro fuerte en Francfort. Ha ocupado cargos del m¨¢ximo nivel en el Banco Mundial, el FMI y ha sido presidente del Comit¨¦ Monetario Internacional.
Nacido en Lyon, en el seno de una familia de profesores de lenguas cl¨¢sicas, Trichet ha seguido una trayectoria bastante t¨ªpica de los servidores del Estado franc¨¦s que acumulan varios t¨ªtulos acad¨¦micos. Ingeniero de Minas en Nancy, licenciado en Econ¨®micas por Par¨ªs, diplomado en Pol¨ªticas y sobre todo alumno de la carism¨¢tica ENA (Escuela Nacional de Administraci¨®n).
Su dedicaci¨®n al estudio no le impidi¨® la militancia pol¨ªtica en el Partido Socialista Unificado de Michel Rocard. En aquellos a?os, el compromiso era muy serio, y los militantes incluso en la Francia democr¨¢tica guardaban ciertas normas de discreci¨®n. Trichet eligi¨® Justix como nombre de guerra, expresando su aspiraci¨®n de alcanzar condiciones y derechos justos para los trabajadores.
El hoy presidente del BCE ha incorporado muchas de las ideas de la cultura anglosajona de la econom¨ªa de mercado, pero sin renunciar a su formaci¨®n francesa. "Es un hombre que jam¨¢s se sit¨²a en los extremos en los debates sobre las cuestiones econ¨®micas. Siempre aporta gran cantidad de argumentos t¨¦cnicos", se?ala un asiduo a las reuniones del Eurogrupo, Fondo Monetario o G-7, que se re¨²ne hoy en Jap¨®n.
Trichet ha alternado su formaci¨®n t¨¦cnica con la pasi¨®n por las humanidades. M¨¢s de un banquero se ha sorprendido al conocer su pasi¨®n por poetas como el senegal¨¦s L¨¦pold S¨¦dar Senghor.
Su pasi¨®n por el conocimiento refuerza su esperanza por los cambios que espera de la globalizaci¨®n. En un reciente encuentro con periodistas en Bruselas, despu¨¦s de un viaje a China comentaba con cierta envidia: "Ustedes que son m¨¢s j¨®venes que yo van a tener mucha suerte, porque vivir¨¢n en un mundo con unos cambios impresionantes". Toda una manera sutil de expresar su confianza en la globalizaci¨®n, que lo ejemplificaba en su fascinaci¨®n por la proliferaci¨®n de marcas occidentales de lujo (Louis Vuitton, Gucci, Armani) en China, incluso en las ciudades menos importantes.
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