Luis es ¨²nico
?Qu¨¦ entrenador del universo rechazar¨ªa alinear gratis a Ra¨²l, un jugador que lleva 198 goles en la Liga, once esta temporada, y a Guti, el mejor asistente del f¨²tbol espa?ol? Luis Aragon¨¦s es de los pocos, empecinado como est¨¢ en refutar las estad¨ªsticas, empe?ado como est¨¢ en que prevalezca su desamor personal con uno y otro. El seleccionador vive tan enrocado en su particular burbuja que sostiene en la intimidad que hay una conspiraci¨®n nacionalmadridista a favor del capit¨¢n blanco. No subraya que la realidad est¨¢ por encima de su ficci¨®n y que a Ra¨²l no se le reclama en canchas y aeropuertos s¨®lo por su hoja de servicios, sino por su extraordinario presente. Es una cuesti¨®n puramente futbol¨ªstica: hoy en d¨ªa, est¨¢ por encima de Villa y Torres. Su otro posible competidor por la titularidad, el gran mecenas de la historia perica, Tamudo, est¨¢ lesionado. Resulta m¨¢s que sospechoso que G¨¹iza se anticipe a Ra¨²l en una convocatoria cuando el madridista deber¨ªa ser un titular fijo.
Luis y Ra¨²l no han querido divulgar cu¨¢les fueron sus diferencias en el Mundial de Alemania, qu¨¦ discrepancias hicieron que su convivencia resultara insoportable, al menos desde la perspectiva de Luis. De un seleccionador, como de cualquier otro t¨¦cnico, se espera que entre sus capacidades figure el concilio con los jugadores imprescindibles. No a cualquier precio, de acuerdo, pero s¨ª que tenga la flexibilidad necesaria como para maniobrar a favor del f¨²tbol espa?ol, m¨¢xime cuando en una selecci¨®n no es obligatorio el roce diario. En la hoja de ruta profesional de Ra¨²l no hay tachas por indisciplina, otra cosa es que acepte de mejor o peor humor una suplencia, algo rutinario en el planeta f¨²tbol. En ese punto es en el que Luis deber¨ªa ser sabio. Los mitos merecen una atenci¨®n propia y Ra¨²l ya lo es por mucho que se mantenga en activo al m¨¢ximo nivel. Como tendr¨ªa que serlo Luis, que tampoco es un cualquiera en este deporte y cuando se retire tambi¨¦n merecer¨¢ un homenaje. Si no lo estropea su gui?ol, se le deber¨¢n muchos m¨¢s honores de los que ¨¦l ha concedido a Albelda, al que quiso aliviar con su alineaci¨®n ante Francia. Un gui?o complaciente que Luis no ha tenido con otros.
El caso de Guti es otro. Se le tiene por un displicente y su est¨¦tica no agrada en todas las pasarelas. Pero a los futbolistas se les mide en el campo, no ante el espejo, y sobre el c¨¦sped Guti es un violinista fabuloso, un jugador singular, diferente, un especialista en filtrar pases de gol que no tiene comparaci¨®n con nadie. Para la selecci¨®n ser¨ªa una se?a de identidad, un eslab¨®n fant¨¢stico para ese ej¨¦rcito de iluminados que recluta Luis (Xabi Alonso, Xavi, Iniesta y Cesc). Guti lleva una temporada por encima de Xavi e Iniesta, dos estupendos jugadores, pero de nada le ha servido ante Luis. Guti ha desterrado todos los prejuicios en su contra: que si ning¨²n t¨¦cnico le daba continuidad, que si estaba m¨¢s implicado en la periferia rosa del f¨²tbol... Y Luis, sin inmutarse.
En Guti (13 internacionalidades) se reflejan algunos de los males end¨¦micos del f¨²tbol espa?ol. Resulta estridente que tres estilistas sublimes como Panizo (14 veces internacional), Vel¨¢zquez (10) y Marcial (15) -por citar s¨®lo tres casos- no hayan superado, por ejemplo, a ?ngel Mar¨ªa Villar (22), un aguador que jam¨¢s mir¨® al frente, s¨®lo jugaba en direcci¨®n a su porter¨ªa. Luis no puede contribuir al exilio de otro jugador exquisito.
Luis tiene derecho a convocar a los que crea oportunos, no a negar la realidad por meras cuestiones epid¨¦rmicas.
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