"Estoy en el infierno, no merezco menos"
"Nadie que me conoce desde siempre puede decir despu¨¦s de conocer la historia 'Basso es una mierda'. Saben que soy valiente, profesional... Lo que ha sucedido es un error, s¨ª, pero uno no puede repudiar a una persona por ello. Quien lo hace es una persona sin virtud, no cree en los valores cristianos. Y esto no lo digo por llevar el agua a mi molino. Mi implicaci¨®n en este problema es compatible con esta forma de pensar. Si yo me mantengo en silencio, quiere decir que tengo esta paz interior. Mi estado de ¨¢nimo es el haber encontrado el equilibrio, la paz. Tengo ante m¨ª una gran suerte, una gran oportunidad, la de volver y hacer una nueva carrera de cuatro, cinco a?os, hasta los 36, 37. Y este proyecto es lo que me estimula. Quien se niegue a echarme una mano tendr¨¢ que explicarme sus razones".
"Ha sido un gran error. Es como cuando est¨¢s casado y te vas con otra mujer"
"Me he limpiado por dentro y tengo el mismo entusiasmo de un chavalillo"
"Debo volver con la cabeza alta. He pagado muy caro, con mis mejores a?os"
"Siempre interpret¨¦ el ciclismo a la antigua, el sacrificio. Pero viv¨ª ese sucio par¨¦ntesis"
"He hablado con curas. Pensaban que esto acabar¨ªa conmigo como hombre"
"Sent¨ª la debilidad de pensar en ser algo m¨¢s. Me equivoqu¨¦. No volver¨¦ a vivirlo"
Un perro, Birillo, ladra alegre tras la verja. Iv¨¢n Basso (Cassano Magnano, Italia, 1977) abre la puerta de su casa, un piso, s¨®tano y buhardilla, peque?o jard¨ªn y cancela, perdida entre el magma de edificaciones y el laberinto de carreteras de Varese, junto al aeropuerto de Malpensa. "Eres el primer periodista al que dejo entrar en mi casa", dice Basso, una gran M may¨²scula tatuada en un dedo, en la buhardilla, una pantalla plana, dos sof¨¢s de cuero, grandes fotos del campe¨®n ciclista que en mayo de 2006, despu¨¦s de ganar el Giro, vio su carrera destrozada por la Operaci¨®n Puerto. En la primavera siguiente, acosado por la amenaza de un an¨¢lisis de ADN de sus bolsas de sangre, confes¨®. Fue sancionado con 24 meses. El 24 de octubre volver¨¢ a ponerse un dorsal.
Pregunta. ?Es posible ser un ingenuo en el ciclismo de hoy?
Respuesta. Estoy seguro de que s¨ª. Estos dos a?os me han servido para borrar todos los malos pensamientos, esta historia tan fea, limpiarme por dentro, y llegar al mismo entusiasmo de cuando era ni?o. Desde hace tres o cuatro meses, cuando he empezado a entrenarme fuerte, siento un gran entusiasmo. Trabajo feliz, con gran pasi¨®n, con la bicicleta normal, con la contrarreloj, con un programa de preparaci¨®n. Vuelvo a casa cansado y feliz, no como hace seis, ocho meses, que montaba en bicicleta para descargar la ansiedad. Ahora monto para entrenarme, para preparar mi regreso, para regresar con el entusiasmo de un chavalillo.
P. ?Pero c¨®mo es posible mantener la ilusi¨®n?
R. Amo la bici. La bicicleta es mi vida. Corro en bicicleta desde que ten¨ªa seis a?os
[fue sub campe¨®n mundial j¨²nior en 1995, a los 17 a?os, y campe¨®n mundial amateur en 1998, a los 20]
. He ganado en todas las categor¨ªas. Mi vida es la bicicleta. Y esta historia no puede... Si pongo en un platillo de una balanza todo lo que el ciclismo ha sido para m¨ª en estos m¨¢s de 20 a?os, y todo lo que le he dado, y en el otro estos dos ¨²ltimos, gana siempre lo primero. No puedo borrarlo todo por esta historia. La he metido toda en una caja, la he cerrado con llave y no quiero abrirla. Las personas que tienen carisma, personalidad, saben pasar p¨¢gina, poner un punto en su vida y partir de cero.
P. Usted ha pasado p¨¢gina, ?pero piensa que el ciclismo ha pasado p¨¢gina, que volver¨¢ a un ciclismo diferente al que dej¨®?
R. Para estar bien, he debido alejarme del ciclismo competitivo, de los equipos, las carreras. Era muy duro para m¨ª. He preferido hacer mi ciclismo, el entrenamiento, la vida de corredor, concentrarme en lo que ser¨¢ cuando vuelva, pero no mirar ni pensar en el ciclismo actual. Me hace da?o y no sirve de nada.
P. Su primer Tour, 2001, sus nervios, las ganas de pedirle un aut¨®grafo a Jalabert, su ca¨ªda con el franc¨¦s... ?C¨®mo ha sido su transformaci¨®n?
R. Todo es fisiol¨®gico, natural. Uno est¨¢ delante de campeones como Jalabert, Armstrong, y se deja guiar por la ambici¨®n, el deseo de estar cerca de ellos, batirlos. As¨ª, uno se transforma, se hace hombre, deja de ser una promesa. Adem¨¢s, las victorias le dan seguridad. Es una metamorfosis. Es como un chaval, cuando va al instituto, a la universidad, cuando empieza a trabajar... Es la maduraci¨®n.
P. ?Eso exig¨ªa pensar m¨¢s en la ambici¨®n que en la emoci¨®n?
R. Es que no se trataba s¨®lo de alcanzar la madurez deportiva, sino tambi¨¦n la personal, familiar. Me cas¨¦ joven, tuve ya una ni?a, Domitila, con 25 a?os. Eso te da m¨¢s responsabilidad.
P. Habla de estar a la altura de los m¨¢s grandes. Cuando andaba con Armstrong en Alpes y Pirineos, cuando sub¨ªa al podio con ¨¦l, ?qu¨¦ pensaba? ?Le quemaba la ambici¨®n?
R. Mi mayor ambici¨®n era convertirme en el m¨¢s grande. Es el orgullo. Corro en bici desde ni?o para ser el mejor. Aunque siempre con los pies en tierra. Hasta en los momentos de m¨¢s ¨¦xito estaba tranquilo porque sab¨ªa que no se vive de ilusiones, sino de cosas concretas.
P. ?Y lleg¨® as¨ª a la conclusi¨®n de que necesitaba ayudas extra, lo que eufem¨ªsticamente se llama hacer la profesi¨®n?
R. No... Siempre he interpretado el ciclismo a la antigua, pensando que no hay poci¨®n m¨¢gica, sino mucho entrenamiento, sacrificio en la vida cotidiana, la comida, el reposo... Pero, claro, he vivido ese sucio par¨¦ntesis, en el que me he hecho un poco... ?c¨®mo decirlo?... La debilidad, pero no tanto la debilidad del atleta como la del hombre, la debilidad de pensar que uno puede llegar quiz¨¢s a algo m¨¢s, que puede ser algo m¨¢s... Y me fui equivocando, desliz¨¢ndome en una situaci¨®n que claramente no volver¨¦ a vivir. Pero en la vida se puede errar...
P. Se le ve¨ªa un hombre diferente, un ciclista distinto, su sensibilidad... ?Sinti¨® como si traicionara a la gente, a s¨ª mismo?
R. S¨¦ que hacer eso ha sido un gran error, estoy convencido, pero muchas veces la cabeza te pierde. Es como cuando est¨¢s casado, te va todo bien, pero en unas vacaciones conoces a otra y te vas con ella, aunque no est¨¦s enamorado... No quiere decir que seas una mala persona, o un hombre que debe ser machacado. Comet¨ª un error, debo pagar con el m¨¢ximo de la pena y volver con la cabeza alta. El perd¨®n es una virtud que ense?a Dios. No es que pida perd¨®n yo porque sea Iv¨¢n Basso, sino porque forma parte de la vida. He pagado muy caro, con los mejores a?os de mi carrera.
P. ?La Operaci¨®n Puerto ha sido una liberaci¨®n, el fin de una mentira que le atormentaba?
R. La Operaci¨®n Puerto me ha arruinado, pero, dentro del mal, me da la fortuna de permitirme una segunda parte de mi carrera como una nueva vida profesional, en la que estoy convencido de hacer muchas cosas hermosas. Es lo ¨²nico positivo.
P. ?Y lo m¨¢s negativo puede ser no volver a correr el Tour?
R. En este momento lo m¨¢s importante para m¨ª es pasar este a?o y no quiero pensar en lo que pasar¨¢ dentro de dos, tres, cuatro a?os. El perd¨®n en la vida forma parte de los valores de Jesucristo. No quiero una gracia, un regalo, una pena menor de la que merezco. Yo he asumido la pena m¨¢xima. Ahora estoy como en un infierno, solo, abandonado de todos, y trabajando en silencio. Si una persona comprende esto no puede sino tenderme una mano.
P. ?Cree que hay gente que preferir¨ªa que no volviera?
R. Creo que no... Espero que no... El mundo del ciclismo es grande, y no creo que muchos piensen as¨ª. No soy el primero que ha estado sancionado dos a?os y quiere volver, no veo por qu¨¦ he de ser distinto, por qu¨¦ debe alguien ir contra m¨ª solo.
P. ?Por una cuesti¨®n ejemplar? El Tour usa la lucha contra el dopaje como una disculpa para justificar sus negocios...
R. No quiero entrar en la pol¨¦mica. Estoy fuera del ciclismo. Soy el menos indicado para juzgar la situaci¨®n actual. No quiero y no me interesa. No puedo pretender que todos me reciban con besos y abrazos. Los habr¨¢ contentos y descontentos. Yo no puedo hacer nada. La ley no se puede manipular.
P. El perd¨®n, Jesucristo... ?Siempre ha sido tan cat¨®lico?
R. No, no. En este a?o y medio he hablado con curas, con sacerdotes. Me han buscado porque pensaban que esta historia pod¨ªa acabar conmigo no como ciclista, tambi¨¦n como hombre. Y me han hablado de esto: t¨² puedes haber cometido muchos errores, pero cuando una persona paga, se arrepiente, Dios le vuelve a abrir la puerta. Es el discurso de la traici¨®n con la mujer... No te vas a pegar un tiro. Pagas y vuelves... No se puede castigar a uno toda la vida por un error si se arrepiente.
P. ?Y este sentido cristiano del perd¨®n lo ampl¨ªa a sus colegas no castigados? ?O desea que sufran como usted?
R. No, no, no. Lo primero que me han dicho los sacerdotes es que debo pensar s¨®lo en lo m¨ªo. No quiero discutir sobre otros. Y estoy tranquilo. Hace tres o cuatro meses que no me desvelo de madrugada pensando en la Operaci¨®n Puerto, quiz¨¢s porque veo el fin. Se acerca la primavera y octubre llegar¨¢.
P. ?Alg¨²n momento clave?
R. El a?o pasado todos los d¨ªas me llegaba alg¨²n comentario, siempre Basso por medio. Y eso me daba malestar, hasta que conclu¨ª que no deb¨ªa mirar eso. Era un personaje p¨²blico y era parte del juego que hablaran de m¨ª. Entonces, puse eso aparte y me he encontrado en la normalidad casi sin darme cuenta. No ha habido un clic. Ha sido el hablar con estas personas, con el obispo de Mil¨¢n, que viene a la iglesia del pueblo una vez a la semana y como es un gran aficionado al ciclismo empez¨® en abril pasado a escribirme una carta semanal, me ha telefoneado... Y su discurso ha sido, 'mira, esto no es el fin, la muerte, todo tiene remedio, tienes que estar tranquilo'. O con las monjas del colegio de mi hija Domitila, con la madre superiora.
P. ?Le han cambiado?
R. Empezaba los d¨ªas en medio de una niebla, sin enterarme de nada. Llevaba a la ni?a en el coche, me hablaba y ni me enteraba. Ni respond¨ªa, estaba en otra parte. Me montaba en la bici y me daba cuenta de que corr¨ªa despu¨¦s de 70 kil¨®metros... Me dije 'hay algo que no funciona'. No puedo vivir siempre con miedo. Uno debe vivir tranquilo. No he matado a nadie.
P. ?La M en su ¨ªndice?
R. De Micaela, mi mujer. Me la tatu¨¦ hace un a?o. Ella no sab¨ªa nada y estuvo a punto de dejarme. Tuvimos una gran discusi¨®n. Descubri¨® algo que no esperaba. Fue una desilusi¨®n, pero comprendi¨® lentamente qu¨¦ tipo de persona soy, que Eufemiano, un momento de debilidad, no pod¨ªa arruinar nuestra relaci¨®n.
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