"Mujeres y 'euskaldunes' s¨ª, pero sin 'decretazo"
Tres 'ertzainas' narran los inconvenientes de la orden aprobada unilateralmente por la consejer¨ªa
Txetxu (nombre ficticio) volvi¨® de vacaciones a su comisar¨ªa de la Ertzaintza a principios de a?o. El 10 de enero pasado se le acerc¨® su jefe de operaciones y le dijo: "Tengo que darte una mala noticia. Te voy a cambiar de grupo. A tu puesto viene una persona con perfil ling¨¹¨ªstico. Es lo que hay. El 21 empiezas en tu nuevo destino". Este agente de investigaci¨®n llevaba m¨¢s de nueve a?os seguidos trabajando con los mismos compa?eros. Se hac¨ªan visibles as¨ª los primeros efectos de la orden del director de la Ertzaintza, Jon Uriarte, firmada el 27 de diciembre de 2007, que modificaba los grupos de trabajo en Seguridad Ciudadana para garantizar "en lo posible" la presencia de una mujer y de un agente euskaldun en todos los grupos policiales.
"Hablan mucho de conciliar vida familiar y laboral, y todo es al rev¨¦s"
"Lo peor es la arbitrariedad de la medida", asegura un agente
EL PA?S ha hablado con tres agentes, afectados en mayor o menor medida, por esta decisi¨®n de Interior. La orden ha impedido hasta ahora abrir la mesa de negociaci¨®n entre los sindicatos y los responsables de Interior para pactar el nuevo convenio colectivo para los 8.000 ertzainas. "Lo peor es la arbitrariedad de la medida. Se la han sacado de la manga", recalca Txetxu, de 40 a?os, casado y con dos hijos peque?os. "Yo me he podido arreglar m¨¢s o menos porque mi esposa tiene reducci¨®n de jornada y he logrado pactar con otros compa?eros para cambiar cuando ella est¨¦ trabajando. Si no, tendr¨ªamos que haber contratado a un chica para cuidar y llevar a los cr¨ªos a la escuela. Otra gente no ha tenido tanta suerte". Hay m¨¢s: las vacaciones de 2008. "Hasta ahora, despu¨¦s de nueve a?os, ya ten¨ªamos una cadencia para cogerlas. Y si hab¨ªa novedades, nos pon¨ªamos de acuerdo. Yo llego de nuevo a un grupo y ese tema est¨¢ pendiente. No s¨¦ c¨®mo voy a librar este a?o. ?C¨®mo nos repartiremos ahora las vacaciones?", se pregunta Txetxu.
"Al Gobierno se le llena la boca con la conciliaci¨®n de la vida familiar y laboral y luego, por decreto". Itziar no tiene miedo a dar su nombre. Son ya muchos a?os en el cuerpo. "?En cada grupo una chica?, genial. ?Y alguien que sepa euskera? Claro, pero no de la mano de un puto decretazo. De la noche a la ma?ana te trastocan la vida. Todo al rev¨¦s. Han perdido las formas. Se pasan el convenio por el arco del triunfo. Y ah¨ª se habla muy claro de que ese tipo de cambios deben ser voluntarios", negociados y teniendo en cuenta otros criterios como la antig¨¹edad.
"Lo han hecho con tanta chuler¨ªa que parece que quieren forzar a la gente a coger la baja", apunta Irene, adscrita a un grupo de ¨¦lite. Una reflexi¨®n que comparten m¨¢s agentes y que un cuerpo como la Ertzaintza, con unos ¨ªndices de absentismo que alcanzaron el 10,79% en 2007, seg¨²n los ¨²ltimos datos oficiales, no se puede permitir. Uriarte se percat¨® de inmediato de que la medida, adoptada unilateralmente, hab¨ªa levantado ampollas.
Tal vez por eso en una de las reuniones que mensualmente mantiene con nagusis y subjefes de comisar¨ªas, el 9 de enero, Uriarte dijo que fuesen "inteligentes en su aplicaci¨®n", ante el asombro de muchos de los presentes, pues las ¨®rdenes en cualquier polic¨ªa "se cumplen".
La petici¨®n de Uriarte evidenciaba que el director de la Polic¨ªa se hab¨ªa metido en un charco. Resultado: en muchas comisar¨ªas primero se hicieron cambios y luego se suspendieron. En otras, ni se hicieron. En otras se cumpli¨® a rajatabla. Al final, oficialmente: 14 cambios en un colectivo de unas 5.000 personas.
En la informaci¨®n enviada a la juez, Uriarte recordaba que "la adscripci¨®n a un grupo u otro no es un derecho del funcionario" y que el convenio amparaba los nuevos criterios de distribuci¨®n.
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