Entre las ideas y las creencias
Aunque la campa?a electoral s¨®lo arrancar¨¢ oficialmente el pr¨®ximo viernes, la convocatoria para el 9-M abri¨® de par en par la caja de los truenos propagand¨ªsticos que hab¨ªan empezado a retumbar ya desde el verano. De hacer caso a los ¨²ltimos sondeos de opini¨®n, los dos cabezas de cartel que se disputan la victoria en votos y/o esca?os galopan hacia la meta en un pa?uelo. Si bien los socialistas mantienen todav¨ªa ventaja sobre los populares (entre un punto y medio y los cuatro puntos largos), crecen las incertidumbres en torno a una carrera tan re?ida que podr¨ªa resolverse dentro de 20 d¨ªas por foto-finish.
En la pugna librada durante el ¨²ltimo mes, el PP tom¨® claramente la iniciativa. Durante esa etapa, las principales consignas escogidas respectivamente por los socialistas -Motivos para creer- y por los populares -Las ideas claras- podr¨ªan resumir el esp¨ªritu de sus dise?os de agitaci¨®n y propaganda. En esos enfrentados lemas del PSOE y del PP parece resonar la c¨¦lebre contraposici¨®n de Jos¨¦ Ortega y Gasset recogida en un ensayo -Ideas y creencias- no menos famoso.
No cabe olvidar, sin embargo, que el significado de los t¨¦rminos nunca es el mismo en el lenguaje de las reflexiones filos¨®ficas que en la ch¨¢chara de la publicidad pol¨ªtica. Ortega distingu¨ªa entre las ideas-ocurrencias, esto es, las ideas que producimos, sostenemos, discutimos y propagamos, y las ideas-creencias, que son el asiento de nuestra vida. Las funciones de las unas y de las otras son diferentes e incluso antag¨®nicas. Mientras que las ideas propiamente dichas designan el resultado obtenido por la ocupaci¨®n intelectual, las creencias ni siquiera llegan a ser formuladas: no est¨¢n en nosotros de forma consciente "sino como implicaci¨®n latente de nuestro pensamiento".
Pero las ideas claras difundidas por Mariano Rajoy no son esos pensamientos expl¨ªcitos sobre las cosas de que habla Ortega, sino instrucciones dirigidas a los fabricantes de los llamados argumentarios del PP (los catecismos de las consignas de los militantes populares y de sus r¨¦plicas a las contestaciones socialistas) para marcar la agenda de las cuestiones a debatir en la campa?a electoral con un lenguaje y unos contenidos uniformes. Se dir¨ªa que los dirigentes del PP han ido punteando los motivos de queja o de preocupaci¨®n expresados por los ciudadanos en las encuestas del Centro de Investigaciones Sociol¨®gicas (CIS) para explotarlos luego de forma machacona y obsesiva mediante cr¨ªticas y compromisos electorales expresados verbalmente siempre de modo id¨¦ntico.
El fracasado di¨¢logo del Gobierno con ETA para acabar con la violencia fue presentado a lo largo de la legislatura por el PP y sus periodistas de cabecera como un plan secreto ya en marcha dirigido a rendir al Estado de derecho frente a los terroristas, anexionar Navarra al Pa¨ªs Vasco y situar a Euskal Herria (con los territorios ultrapirenaicos incorporados) en la rampa de salida hacia la independencia. Destinado a ser el plato central de un banquete canibalesco de ideas tan claras como falsas, la eficaz respuesta de las fuerzas de seguridad al desarticular varias redes terroristas y detener a sus miembros tras la asesina ruptura unilateral de la tregua por ETA y las demandas del Gobierno y el ministerio fiscal para conseguir la ilegalizaci¨®n de EHAK y ANV por la v¨ªa civil y la v¨ªa penal como continuadoras de Batasuna, han obligado a los populares a tirar ese burdo guisote al cubo de la basura.
El PP no s¨®lo ha situado en un segundo plano -aunque sin abandonarlas- las referencias a ETA sino que tambi¨¦n se ha visto forzado a poner sordina a sus estridentes denuncias de anta?o sobre la ruptura de Espa?a por culpa de la pol¨ªtica territorial de Zapatero. La raz¨®n de ese hip¨®crita viraje es doble: la eventualidad de tener que pactar con CiU para formar Gobierno si gana las elecciones y la participaci¨®n de los dirigentes regionales populares en las reformas de los estatutos de todas las comunidades excepto Catalu?a.
La ayuda de la Divina Providencia en forma de ciclo econ¨®mico a la baja ha venido, sin embargo, en socorro del Partido Popular, dedicado a aterrorizar en plena campa?a electoral a la poblaci¨®n con la manipulaci¨®n demag¨®gica del paro y la inflaci¨®n. Los renglones habituales de ley y orden propios de la ideolog¨ªa conservadora -xenofobia, mano dura contra la delincuencia, reforma del C¨®digo Penal, etc.- completan el plan b de los populares.
La apelaci¨®n del PSOE a los motivos para creer recuerda la invitaci¨®n de Ortega a penetrar hasta el estrato m¨¢s hondo de "las creencias inexpresas" con el argumento de que el factor de m¨¢xima eficacia sobre el comportamiento humano "reside en las implicaciones latentes de nuestra actividad intelectal". Si la campa?a socialista sirviese como prueba decisoria, la aplicaci¨®n de esa consigna abstracta a la conquista del voto no conseguir¨ªa aprobar el examen.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.