La importancia del escenario

Harry Bosch, el detective que protagoniza las mejores novelas de Michael Connelly, se curti¨® en Vietnam, en el peor trabajo que le pod¨ªa caer a un soldado en aquella guerra: limpiar los t¨²neles del Vietcong, sumergirse en un mundo de claustrofobia y emboscadas constantemente atenazado por el miedo, que los veteranos llamaban eco negro, precisamente el t¨ªtulo de su primer libro. Esa sensaci¨®n de claustrofobia, de ambientes que pesan como el plomo en medio de los grandes espacios de Los ?ngeles -que, como sabemos desde Blade Runner, no es una ciudad sino un mundo-, recorre toda la literatura de Connelly, un narrador que se form¨® como escritor en el periodismo de sucesos en Florida y California (sus cr¨®nicas se encuentran entre sus mejores p¨¢ginas).

A medio camino entre James Ellroy y Raymond Chandler, Connelly pertenece a esa estirpe de autores de novela negra para los que la trama es tan importante como el escenario. En sus novelas, el an¨¢lisis de una sociedad pesa tanto como el relato de un crimen. Ya en 2003, s¨®lo dos a?os despu¨¦s del 11-S, Connelly describ¨ªa los abusos policiales dentro de la guerra contra el terrorismo en su novela Luz perdida. All¨ª hablaba por primera vez de detenidos fantasma, mucho antes de que las ONG de derechos humanos denunciasen el traj¨ªn de los vuelos de la CIA. Sus novelas recorren los t¨²neles que generan nuestras sociedades, lugares que no siempre es agradable visitar, espacios marcados por el eco negro que, sin embargo, casi siempre son los que definen un tiempo y una ¨¦poca.