La fiscal superior rechaza que la juez Bolado juzgue a Ibarretxe
Montes duda de su imparcialidad y apoya su recusaci¨®n
La fiscal superior del Pa¨ªs Vasco, Mar¨ªa ?ngeles Montes, no quiere que ning¨²n miembro de la Sala Civil y Penal del Tribunal Superior que haya participado en la admisi¨®n e instrucci¨®n de los recursos en el caso Ibarretxe forme parte del tribunal juzgador. A principios de a?o, Montes ya rechaz¨® que en la sala que finalmente juzgue al lehendakari, los socialistas Patxi L¨®pez y Rodolfo Ares y cinco dirigentes de la ilegalizada Batasuna por sus reuniones durante el alto el fuego de ETA se sienten el presidente del Superior, Fernando Ruiz Pi?eiro, y el juez Antonio Garc¨ªa.
La magistrada siempre ha dicho que no hab¨ªa delito en las reuniones
Ahora, la fiscal ha sumado a esa lista a la magistrada Nekane Bolado, recusada por el Foro Ermua. Montes considera en un escrito al que ha tenido acceso EL PA?S que la juez recusada se ha formado ya un criterio concreto sobre la causa y lo ha hecho "emitiendo anticipadamente conclusiones sobre cuestiones esenciales que habr¨¢n de ser objeto de posterior enjuiciamiento".
Desde el inicio de la causa, tras la denuncia presentada en julio de 2006 por el PP y la posterior querella del Foro Ermua, Bolado ha mantenido siempre el mismo criterio: las diferentes reuniones mantenidas entre dirigentes socialistas y de Batasuna y entre los miembros del partido ilegalizado y el lehendakari durante la tregua etarra no son constitutivas de ning¨²n delito. Mientras Ibarretxe, L¨®pez y Ares est¨¢n encausados como cooperadores necesarios en un delito de desobediencia, los dirigentes abertzales Arnaldo Otegi, Rufi Etxeberria, Pernando Barrena, Juan Jos¨¦ Petrikorena y Olatz Da?obeitia (todos ellos ahora en prisi¨®n por otras causas) lo est¨¢n por desobediencia.
Bolado se opuso a la admisi¨®n a tr¨¢mite de la causa, que fue apoyada por Ruiz Pi?eiro y Garc¨ªa en noviembre de 2006, cuando el proceso de paz ense?aba ya todas las luces rojas. Adem¨¢s, la juez siempre ha considerado que ninguno de los dirigentes que participaron en aquellas reuniones "actuaron con la intenci¨®n clara y determinante de desobedecer y no acatar las resoluciones del Tribunal Supremo en relaci¨®n a la actividad de Batasuna", como recuerda en su escrito la fiscal.
Por esa raz¨®n, principalmente, ha ido redactando numerosos votos particulares a lo largo de toda la instrucci¨®n cada vez que las decisiones del instructor, Roberto Saiz, eran recurridas ante la Sala Civil y Penal. Y, seg¨²n la parte recusante, "su imparcialidad para enjuiciar los hechos" ha "podido quedar viciada" al haber tenido "conocimiento exhaustivo" de los mismos y "habr¨ªa tomado ya una determinada postura" en el caso.
Despu¨¦s de analizar varias de las resoluciones y votos particulares de la juez Bolado, la fiscal concluye que "existen dudas razonable sobre su parcialidad" y que por ese motivo no debe formar parte del tribunal. Sin embargo, no lo hace por todos ellos. De hecho, la fiscal va rechazando en su escrito de cinco folios buena parte de los autos planteados por las partes para apartar del tribunal a la juez.
As¨ª, considera que en los votos particulares en contra de la admisi¨®n de la causa y otras cuatro resoluciones m¨¢s, efectivamente la juez "realiza un examen amplio y completo de los hechos delictivos que se imputan a los querellados". Sin embargo, la fiscal cree que sus pronunciamientos son puramente formales y procesales.
Y as¨ª en todos ellos salvo en uno: el que se refiere al auto del Tribunal Supremo de noviembre de 2006 por el que el que ¨¦ste aval¨® los contactos entre el PSE y Batasuna por no ser delictivos. Pese a esa resoluci¨®n, el Tribunal Superior mantuvo abierta la causa. Bolado asegur¨® entonces que hab¨ªa que atender la resoluci¨®n del Supremo "para no dar un trato distinto a personas que desde todos los puntos de vista leg¨ªtimamente adoptables, se encuentran en la misma situaci¨®n": las reuniones. Montes cree que ese juicio puede afectar "no s¨®lo al conjunto de los hechos, sino tambi¨¦n a todos los que han intervenido en ellos" y, por tanto, apoya parcialmente la recusaci¨®n.
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