Obama confirma en el debate en Tejas su perfil ganador
Clinton resiste e intenta conectar con el electorado de forma m¨¢s emotiva
Son ya 19 los debates que ambos han mantenido, m¨¢s de 40 horas de discusi¨®n ante las pantallas de televisi¨®n ante todo tipo de moderadores y de p¨²blico, con las preguntas m¨¢s sanguinarias y las m¨¢s est¨²pidas. Han pasado revista a todo, desde las m¨¢s remotas crisis internacionales a los m¨¢s minuciosos detalles de su vida personal. Ha sido el gran espect¨¢culo pol¨ªtico del a?o, y lo ¨²nico que puede lamentarse de ¨¦l es que se acabe. El pr¨®ximo encuentro, que se celebrar¨¢ el martes en Cleveland (Ohio), ser¨¢ probablemente el ¨²ltimo entre Hillary Clinton y Barack Obama.
El debate que tuvo lugar el jueves por la noche en la Universidad de Tejas, en Austin, no sirvi¨® para se?alar a un claro favorito, pero dio una pauta sobre el estado de la situaci¨®n: Obama domin¨®, Clinton se resisti¨® a perder. Obama tuvo el control durante la mayor parte de la discusi¨®n, en ocasiones de forma contundente, con gran autoridad. Consigui¨® su mejor actuaci¨®n de toda la temporada. Se le vio m¨¢s seguro de s¨ª mismo que nunca, m¨¢s s¨®lido al hablar de pol¨ªtica internacional y m¨¢s convincente en su papel de presidente y comandante en jefe.
Clinton ya no pudo marcar diferencias en ese terreno de la experiencia y la solvencia personal. Tampoco funcionaron sus intentos de sembrar dudas sobre las dotes de Obama como orador. Incluso recibi¨® los ¨²nicos abucheos al aludir a ese asunto. Hubo que esperar a los ¨²ltimos segundos del debate para escuchar a la Clinton que conecta con el p¨²blico. En ese final, cuando probablemente ella se ve¨ªa a s¨ª misma como la perdedora del debate, tuvo el ¨²nico gesto aut¨¦ntico de la noche. "En fin", dijo, "pase lo que pase, nosotros vamos a estar bien. Tenemos familias fuertes que nos apoyan. Ojal¨¢ pudiera decir lo mismo del resto de los norteamericanos. ?se es el tema que est¨¢ verdaderamente en juego en estas elecciones". Y dirigi¨® una mirada c¨¢lida a Obama, que la correspondi¨® con un sincero apret¨®n de manos.
Ese momento, al que el p¨²blico respondi¨® con una ovaci¨®n puesto en pie, podr¨ªa ser tanto el de una afectuosa despedida de esta carrera como su regreso a ella. Los votantes de Ohio y Tejas tienen la palabra el pr¨®ximo 4 de marzo. Si Clinton tiene a¨²n posibilidades de ser candidata, ha de ser con actuaciones como ¨¦sa, no con el aire de arrogancia con el que ha conducido esta campa?a.
El debate aport¨® peque?as novedades. Se habl¨® de Cuba, con peque?as diferencias entre ambos. Tanto Clinton como Obama coincidieron en que EE UU debe aprovechar la oportunidad que ofrece la dimisi¨®n de Fidel Castro para favorecer la transici¨®n hacia la democracia. Clinton fue m¨¢s enf¨¢tica, no obstante, en las condiciones que Cuba debe de cumplir antes de procederse a la normalizaci¨®n de relaciones. Y Obama destac¨® m¨¢s la necesidad de que EE UU relaje la presi¨®n con medidas como el levantamiento de restricciones en los viajes a la isla.
Ante un p¨²blico con gran presencia de hispanos, ambos candidatos tuvieron que justificarse por haber votado en su d¨ªa en el Senado a favor del muro que EE UU construye en la frontera con M¨¦xico. Lo hicieron como s¨®lo el arte de la pol¨ªtica permite: defendiendo su voto, criticando el muro y obteniendo aplausos por esa tremenda contradicci¨®n.
No mostraron diferencias apreciables sobre la incorporaci¨®n del espa?ol a la ense?anza. Tampoco respecto al seguro m¨¦dico o cualquier otro asunto sustancial. En realidad, la diferencia entre lo que ambos proponen no es muy apreciable. La diferencia radica en lo que cada uno quiere representar como presidente. Es m¨¢s un problema de simbolog¨ªa, una funci¨®n esencial de la presidencia de EE UU. Y en ese terreno, Obama puede hacer ¨¦poca.
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