Malentendidos de la globalizaci¨®n
La percepci¨®n de un economista prestigioso como Amartya Sen sobre la controvertida globalizaci¨®n cuenta de partida con un inter¨¦s casi morboso, en atenci¨®n a sus estudios previos sobre ¨¦tica econ¨®mica y sobre la desigualdad. Sorprendentemente, los primeros pasos argumentales de su aportaci¨®n en Primero la gente parecen vacilantes; la explicaci¨®n quiz¨¢ sea que Sen se preocupa demasiado por integrar lo que entendemos por globalizaci¨®n en la la corriente principal de los avances tecnol¨®gicos de la humanidad y en desmontar la paternidad occidental del progreso t¨¦cnico. Esta inclinaci¨®n le lleva a olvidar una diferencia decisiva entre los inventos t¨¦cnicos o mejoras sociales de ¨¦pocas pasadas con lo que hoy entendemos por globalizaci¨®n: la ubicuidad e instantaneidad de los cambios. Pero la proverbial capacidad de Sen para imbricar econom¨ªa y problemas sociales pronto recupera el mando.
Primero la gente. Una mirada desde la ¨¦tica del desarrollo a los principales problemas del mundo globalizado
Amartya Sen y Bernardo
Kliksberg
Editorial Deusto
ISBN 978-84-234-2583-9
Primero la gente no es un producto acad¨¦mico ni de investigaci¨®n sino un libro de divulgaci¨®n o, mejor, de explicaci¨®n. Cualquier fen¨®meno econ¨®mico o pol¨ªtico parece hoy sepultado bajo el peso de t¨®picos y verdades a medias que se dan como verdades irrenunciables que impiden cualquier reflexi¨®n seria. Por lo tanto, es necesario disolver esa costra de lugares comunes antes de pensar algo nuevo sobre cualquier asunto. En el libro hay varios ejemplos estimulantes de esta tarea de desintoxicaci¨®n. Sen desmonta el uso estomagante del concepto choque de civilizaciones que se invent¨® Huntington con el argumento, muy s¨®lido por cierto, de que en las sociedades se da una pluralidad de identidades que se superponen unas a otras. En ning¨²n caso el individuo condena a una s¨®la identidad, la religiosa, como da a entender Huntington.
Tambi¨¦n desbarata la idea antigua de que la democracia obstaculiza el crecimiento econ¨®mico. Argumenta al respecto que en los pa¨ªses democr¨¢ticos con medios de comunicaci¨®n independientes y activos no se producen hambrunas; es decir, que la democracia ha acompa?ado paso a paso el progreso econ¨®mico de los pa¨ªses m¨¢s desarrollados. Es m¨¢s que evidente que Sen se inclina por exponer argumentos pragm¨¢ticos. Suele eludir los razonamientos metaf¨ªsicos o estrictamente pol¨ªticos. Sin embargo, la raz¨®n m¨¢s contundente en defensa de la rentabilidad de la democracia es que cualquier coste que se le pueda imputar debe estar incluido en la formaci¨®n de un negocio, sin m¨¢s.
Hay, como no pod¨ªa ser de otra forma, una disquisici¨®n interesante sobre la igualdad. Por encima del principio general, se defiende que el concepto es multiuso. Se puede y se debe estar a favor de la igualdad, pero conviene tasar muy bien de que tipo de igualdad se habla. Unos entienden que la igualdad universal debe ser en el ¨¢mbito de la libertad, otros que s¨®lamente en el ¨¢mbito de la justicia, otros en el dominio econ¨®mico o legal y as¨ª sucesivamente. Es decir, estamos ante una explicaci¨®n previa de por qu¨¦ no se entienden personas e instituciones que hablan aparentemente de lo mismo.
Sin embargo, donde Sen y Kliksberg muestran mayor destreza -y no pod¨ªa ser de otra forma- es en la exposici¨®n de las relaciones entre las magnitudes macroecon¨®micas y el bienestar -o el malestar social-. V¨¦ase al respecto las relaciones que encuentran ambos entre la mortalidad, los ingresos y la renta. La preocupaci¨®n por los factores que influyen en el bienestar de las personas forma parte de las coordenadas vitales de los autores. As¨ª, queda perfectamente demostrado por ambos -Kliksberg opera sobre todo con an¨¢lisis en Am¨¦rica Latina- la trabaz¨®n que existe entre pobreza, educaci¨®n y esperanza de vida. Siguiendo el texto se puede encontrar una trama hol¨ªstica que casi predetermina el destino personal. Se entiende que las interrelaciones deterministas no agotan, ni mucho menos, el campo de la libertad personal.
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