Estado de la naci¨®n: en¨¦simo debate
El tan esperado debate electoral termin¨® convirti¨¦ndose en el en¨¦simo debate sobre el estado de la naci¨®n entre el presidente del Gobierno, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, y el jefe de la oposici¨®n, Mariano Rajoy. En la hora y media de debate no se escuch¨® pr¨¢cticamente una sola propuesta novedosa, algo realmente llamativo teniendo en cuenta que se trataba de un debate previo a unas elecciones generales en el que los dos candidatos estaban, en teor¨ªa, m¨¢s obligados a explicar su programa para los pr¨®ximos cuatro a?os que a revisar los cuatro pasados.
La aburrid¨ªsima presentaci¨®n del moderador, Manuel Campo Vidal (con una interminable lista de las radios, emisoras de televisi¨®n o canales de Internet que se encontraban conectados) dej¨® claro desde el primer minuto que el formato elegido para el debate era p¨¦simo, sin paliativo alguno. El dise?o de los bloques y la imposibilidad de que un periodista interviniera para redirigir el debate y conseguir que se hablara del futuro hizo que los dos candidatos reprodujeran, con mayor o menor ¨¦nfasis, sus argumentos m¨¢s conocidos, ya expuestos reiteradamente en los debates parlamentarios de estos a?os. Suprimida toda posible discusi¨®n sobre propuestas, dio la impresi¨®n de que los dos candidatos, que mantuvieron un tono poco amable entre s¨ª, intentaban llegar a los ciudadanos a trav¨¦s de los sentimientos. En ese terreno, Zapatero, que resisti¨® con brillantez los ataques contra su credibilidad en el campo de la lucha antiterrorista, demostr¨® m¨¢s eficacia y m¨¢s capacidad de empat¨ªa que Rajoy, al que se not¨® algo extra?o con su sorprendente apelaci¨®n final a la ni?a del futuro. El aspirante no consigui¨® "mover la silla" al presidente pero tampoco sali¨® derrotado con claridad. Una vez m¨¢s, cultiv¨® a su hinchada y s¨®lo en contadas ocasiones, con alg¨²n rasgo de humor, intent¨® emocionar a los electores dudosos. Un dato para el r¨¦cord: en la hora y media que dur¨® el primer debate en quince a?os entre candidatos a la presidencia del Gobierno no se habl¨® de educaci¨®n o sanidad m¨¢s de seis minutos y siempre en t¨¦rminos generales.
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