Esperanza en campa?a
Raza peculiar la de los pol¨ªticos, rama espuria del tronco humano, los pol¨ªticos, se dicen ellos hasta que casi parecen cre¨¦rselo, no se mueven por los mismos impulsos que sus cong¨¦neres, no viven para ellos ni para los suyos, no se mueven por el poder, la fama o el af¨¢n de lucro, no se dejan llevar por pasiones, emociones o razones, desde la cuna est¨¢n llamados a sacrificarse por los dem¨¢s, por el bien de la patria, ese bien y esa patria de la que se han erigido como ¨²nicos y cualificados int¨¦rpretes sin que nadie se lo haya pedido.
Esperanza Aguirre, ejemplar dilecto de animal pol¨ªtico, tuvo que realizar "un enorme sacrificio" al ofrecerse y postularse para un puesto en las listas de su partido, oferta que de ser aceptada hubiera significado el abandono de la presidencia madrile?a a la que accedi¨® gracias a una triqui?uela electoral, la fuga de dos delincuentes pol¨ªticos que vendieron su voto por treinta monedas. En la entrevista que Carlos E. Cu¨¦ y Soledad Alcaide publicaron el pasado lunes en este diario, Esperanza ofrec¨ªa a los lectores su particular an¨¢lisis pol¨ªtico: "He llegado a la conclusi¨®n de que la pol¨ªtica espa?ola no est¨¢ basada, como en Inglaterra, en la columna parlamentaria. Aqu¨ª hay un aspecto medi¨¢tico que tiene mucha relevancia". Es en esa democracia de papel y pantallas donde Esperanza Aguirre juega su partida desde hace tiempo, consciente de que: "Se puede ser jefe de la oposici¨®n sin estar en el Congreso de los Diputados". Se puede, aunque la presidenta madrile?a no lo ve "deseable"; claro que, llegado el momento, si la patria la llama y el partido la requiere todos sabemos que estar¨ªa dispuesta a sacrificarse enormemente.
Cuando un pol¨ªtico dice nunca, est¨¢ diciendo hoy no, ma?ana ya veremos
Pero no es el momento, hablar ahora de la oposici¨®n y de sus jefaturas podr¨ªa parecer derrotismo y Esperanza Aguirre puede ser cualquier cosa menos derrotista. Ante las incisivas preguntas de los dos periodistas de EL PA?S, la presidenta responde con un optimismo que, leyendo entre l¨ªneas, parece a veces tan forzado como su perenne sonrisa medi¨¢tica. Esperanza niega la influencia de Aznar en el partido, minimiza su batalla sucesoria con Gallard¨®n por el delfinato del PP y define a ZP como "el l¨ªder m¨¢s extremista de Europa"; visi¨®n que confirmar¨ªa lo que ella se empe?a en negar por activa y pasiva, la ubicaci¨®n de su partido en la extrema derecha, solo desde ese extremo del arco puede vislumbrarse al l¨ªder socialista como un extremista peligroso.
"Yo pongo a Espa?a por encima de todo" dice Esperanza Aguirre para reivindicar su desatendido y enorme sacrificio, su fallida intenci¨®n de dejarlo todo, presidencia incluida, para escoltar a Mariano que ha preferido otras compa?¨ªas, no tan buenas y ahora no sabe qu¨¦ hacer con ellas: Acebes y Zaplana hacen campa?a por su cuenta y Pizarro, descolocado, invoca su condici¨®n turolense para proclamar que ¨¦l es de los que nunca cambian de opini¨®n, blasfemia tremebunda en el culto pol¨ªtico y a¨²n m¨¢s en el econ¨®mico, dos sectas, la de los pol¨ªticos y la de los economistas, en las que son imprescindibles los cambios frecuentes de puntos de vista sobre todo cuando la realidad se empecina en llevar la contraria a sus rotundos y encastillados planteamientos. Cuando un pol¨ªtico dice nunca, est¨¢ diciendo hoy no, ma?ana ya veremos, en econom¨ªa el plazo se reduce a¨²n m¨¢s.
La opini¨®n es cambiante, lo deja caer en la entrevista Esperanza Aguirre cuando responde a una pregunta envenenada: "P. ?Est¨¢ de acuerdo con la idea de que (Rajoy) es peor candidato que gobernante? R. De ?lvarez del Manzano se dec¨ªa lo mismo. Cuando gan¨®, todos cambiaron de opini¨®n". Por supuesto, cuando gan¨® todos empezamos a ver que a¨²n era peor gobernante que candidato. La presidenta auton¨®mica que habla ex c¨¢tedra cuando ejerce de portavoz de sus ciudadanos afirma tambi¨¦n que "Los madrile?os entienden -como ella- que Espa?a est¨¢ por encima de todo". De todo y de todos los espa?oles, como una aplastante superestructura que, a trav¨¦s de int¨¦rpretes y ex¨¦getas tan cualificados como ella, impone, dicta y planifica destinos y voluntades. Por encima de la raz¨®n y de la religi¨®n est¨¢ la Patria tutelada por sus patriarcas y matriarcas.
Pizarro ofendi¨® a los turolenses a los que vio tan cazurros y obstinados como ¨¦l y Esperanza, a los madrile?os identific¨¢ndonos con su visi¨®n de un patriotismo monol¨ªtico, rancio y ret¨®rico.
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