Los Makhmalbaf: cine bajo sospecha
La familia de directores iran¨ªes relata el acoso de los censores del r¨¦gimen
Los Makhmalbaf, m¨¢s que una familia, son un fen¨®meno cinematogr¨¢fico. Ya es inusual que padre, madre e hijos se dediquen todos a hacer pel¨ªculas. As¨ª que el ¨¦xito de padre e hijas en los festivales internacionales convierte a la Makhmalbaf Film House en una f¨¢brica de genios. "No es que seamos gente extraordinaria. Es que lo hemos mamado", quita importancia Maysam, el ¨²nico que de momento no dirige.
Hana, la peque?a, estrena en Espa?a su filme 'Buda explot¨® por verg¨¹enza'
Los tres peque?os Makhmalbaf han crecido en los sets de rodaje. Su existencia no ha sido ni es f¨¢cil: los censores iran¨ªes, de un lado, y el fundamentalismo religioso, de otro, nunca vieron bien a esta familia, y as¨ª se lo han hecho saber en forma de amenazas, intentos de secuestro y atentados en pleno rodaje (como el sufrido por Samira).
La cita es en un restaurante tradicional del centro de Teher¨¢n. Maysam llega con Hana, cuya pel¨ªcula Buda explot¨® por verg¨¹enza se estrena ma?ana en Espa?a. "?C¨®mo has crecido!", exclama el encargado al ver a Hana. "Ven¨ªamos aqu¨ª de peque?os con mi padre". El recuerdo al jefe de la familia se repite cuando llegan los aperitivos. "?ste es el plato favorito de mi padre", comentan ambos ante la bandeja de kashke bademjun (una especie de pur¨¦ de berenjenas con kashk). De una u otra forma, Mohsen Makhmalbaf estar¨¢ presente en toda la conversaci¨®n.
Los Makhmalbaf no tratan de tomar distancias unos de otros. Son una familia bien avenida. Todos trabajan de una forma u otra en las pel¨ªculas de todos. Samira act¨²a en El ciclista, de Mohsen; Maysam produce Stray Dogs, de Marziyeh; Hana supervisa el gui¨®n de La manzana, de Samira; Marzieh es la ayudante de direcci¨®n habitual de Mohsen, y Mohsen inspira a todos ellos.
Inspiraci¨®n y maestro. Porque los Makhmalbaf son fruto de una experiencia inusual, casi un experimento. Una escuela de cine hecha a su medida. En realidad, Mohsen no se lo plante¨® as¨ª. Sali¨® as¨ª. Samira, su hija mayor, se le plant¨® un d¨ªa y le dijo que no quer¨ªa seguir yendo al colegio. No pod¨ªa soportar el adoctrinamiento ideol¨®gico del que era v¨ªctima. Quer¨ªa ser cineasta como pap¨¢. "Es que en Ir¨¢n, hasta en las clases de matem¨¢ticas y qu¨ªmica te meten la religi¨®n", justifica Maysam. "No dejan que desarrolles tu individualidad", a?ade Hana.
"Al principio no estuve de acuerdo", declara Mohsen por tel¨¦fono, "este trabajo es muy duro por la censura, las dificultades financieras, se trabaja mucho y se reciben muchas cr¨ªticas, en ocasiones de gente que no tiene ni idea. Es dif¨ªcil tener vida privada". El director, un hombre de or¨ªgenes muy modestos, hecho a s¨ª mismo en la lucha partisana contra el shah (en cuyas c¨¢rceles pas¨® varios a?os), ley¨® la determinaci¨®n en los ojos de su hija y acept¨® con una condici¨®n: estudiar¨ªa a diario un m¨ªnimo de ocho horas.
"Entonces, se dirigi¨® a nosotros y nos dijo que pens¨¢ramos qu¨¦ quer¨ªamos porque no estaba dispuesto a que dos a?os despu¨¦s le plante¨¢ramos lo mismo y tener que empezar de nuevo", recuerda Maysam. "Mi padre no pens¨® la escuela s¨®lo para nosotros", apunta Hana, "¨¦l quer¨ªa fundar un centro para la ense?anza del cine, pero en el ministerio [de Cultura y Orientaci¨®n Isl¨¢mica] le dijeron que con un Mohsen Makhmalbaf ya ten¨ªan bastante, que no quer¨ªan cien como ¨¦l".
As¨ª que la Makhmalbaf Film School tuvo que limitarse a los Makhmalbaf y un pu?ado de allegados. "Inicialmente, no sab¨ªa c¨®mo ense?arles", admite el director. Su idea era utilizar el cine para educarles. No s¨®lo se trataba de hacer pel¨ªculas, sino de ense?arles a vivir. "Empec¨¦ por la pintura, los estilos, las ¨¦pocas, los autores, las diferencias entre ellos, su relaci¨®n con la vida real. Despu¨¦s de unos meses, pasamos a la fotograf¨ªa y al ver que se lo tomaban en serio les habl¨¦ de la imagen po¨¦tica y estudiamos a Farrokhzad, Shamlou, Hafez, Khayyam y otros poetas iran¨ªes", rememora.
Makhmalbaf entiende que la poes¨ªa era tan necesaria para su formaci¨®n de cineastas como la psicolog¨ªa, la sociolog¨ªa o los deportes. "?ste es un trabajo duro, hay que estar fuerte para poder levantarse temprano a rodar d¨ªa tras d¨ªa", explica. El programa de la escuela era sin duda singular. Hab¨ªa tres tipos de clases, que sus hijos agrupan en "clases para vivir mejor, c¨®mo ser mejor personas y t¨¦cnica cinematogr¨¢fica".
Eso es lo que hizo la diferencia. "La t¨¦cnica puede aprenderse en cualquier otra escuela, pero nuestro padre insisti¨® en la formaci¨®n humana", dice Hana. "?l insiste en que no basta con escuchar para aprender, que se necesita practicar", agrega Maysam. "No es gen¨¦tico. Si me dicen que soy especial, da la impresi¨®n de que no me he esforzado", se queja Hana cuando se le dice que ha tenido suerte de tener un padre como el suyo. "No he sido afortunada por tener un padre director. Directores hay muchos. He sido afortunada porque mi padre me ha transmitido el amor al cine, porque he tenido un padre que ha sido tambi¨¦n maestro". Y Maysam a?ade: "Es la forma en que ¨¦l mira las cosas. Hasta a una piedra es capaz de encontrarle un ¨¢ngulo po¨¦tico. ?se ha sido nuestro privilegio".
Aun as¨ª, trabajar con la familia debe de crear algunas tensiones. "La clave est¨¢ en que cuando rodamos nos olvidamos de las relaciones familiares. Pero si preguntas a nuestra madre te dar¨¢ una respuesta distinta porque ella s¨ª que se siente madre y esposa", apunta Maysam.
"A veces en casa quiero ser directora, pero Hana me recuerda que ya estamos en casa", admite Marziyeh Meshkini, dos d¨ªas despu¨¦s durante una visita al Museo del Cine. "Hemos aprendido a trabajar y vivir juntos. Es una manera de estar m¨¢s tiempo juntos. El cine nos une m¨¢s". Marziyeh acaba de llegar desde Tayikist¨¢n, donde su padre se ha refugiado para poder hacer el cine que quiere. "No me gusta mi pa¨ªs en la actualidad", explica desde Dushanbe. "Desde que me fui hace tres a?os la situaci¨®n no ha hecho sino empeorar, cada vez hay m¨¢s censura y represi¨®n, as¨ª no se puede trabajar". No obstante, espera volver un d¨ªa para hacer cine. Para vivir.
La familia, al completo
- Padre: Mohsen Makhmalbaf (1957), una veintena de pel¨ªculas ('Gabbeh', 'Kandahar'...), otros tantos libros y medio centenar de premios internacionales.
- Madre: Marziyeh Meshkini (1969). A menudo firma el montaje de las pel¨ªculas de sus hijas.
-Hijos: Samira (1980), present¨® La manzana en Cannes en 1998. Dos a?os despu¨¦s gana el premio especial del jurado con La pizarra. Maysam (1981), productor e int¨¦rprete. Hana (1988), premio especial del jurado en el Festival de San Sebasti¨¢n por <Buda explot¨® por verg¨¹enza.
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