Perfiles de una crisis
Bernanke intenta evitar la recesi¨®n en Estados Unidos con promesas de dinero m¨¢s barato
Los indicadores del crecimiento econ¨®mico estadounidense acrecientan el temor de que la econom¨ªa norteamericana se aproxime o bien a una recesi¨®n o a una desaceleraci¨®n econ¨®mica profunda que tenga consecuencias graves para el conjunto de la econom¨ªa mundial. El PIB estadounidense creci¨® durante 2007 el 2,2%, pero lo m¨¢s inquietante es que tan s¨®lo aument¨® el 0,6% en el cuarto trimestre, una desaceleraci¨®n tan brusca que m¨¢s bien parece un frenazo en seco. Esta tendencia parece avalar un empeoramiento de la econom¨ªa estadounidense en los primeros meses de este a?o; y si bien George W. Bush pronostic¨® ayer enf¨¢ticamente que Estados Unidos no desembocar¨¢ en una recesi¨®n, resulta que sus palabras vienen sutilmente desmentidas por los hechos que protagoniza Ben Bernanke. El presidente de la Reserva Federal sugiri¨® que habr¨¢ nuevos recortes de tipos -de hasta 50 puntos b¨¢sicos- como una confesi¨®n apesadumbrada de que la econom¨ªa sigue una ruta inevitable de empeoramiento agudo.
Bernanke intenta evitar, con el abaratamiento del dinero y las inyecciones masivas de liquidez, que la econom¨ªa se desplome por el sumidero de la depresi¨®n del consumo. Los malos augurios empiezan con la crisis del mercado inmobiliario, la ca¨ªda del precio de la vivienda y el subsiguiente desplome del consumo a cr¨¦dito asociado al valor hipotecario. Como adem¨¢s la liquidez est¨¢ sufriendo un estrangulamiento grave, consecuencia de las hipotecas basura, a la FED s¨®lo le queda el recurso de avivar el consumo con el combustible del dinero barato. Queda para m¨¢s adelante enfrentarse a la amenaza inflacionista; para Bernanke, lo primero es evitar el riesgo de recesi¨®n.
La crisis estadounidense perjudica a todas las econom¨ªas, tambi¨¦n a Espa?a. El ¨²ltimo an¨¢lisis del Banco de Espa?a confirma que la desaceleraci¨®n de la econom¨ªa es m¨¢s profunda y m¨¢s r¨¢pida de lo esperado. La autoridad monetaria no suele dramatizar en los diagn¨®sticos; suele inclinarse -acertadamente- por la moderaci¨®n. La debilidad del consumo, la ca¨ªda de la construcci¨®n y de la inversi¨®n en bienes de equipo preludia m¨¢s desempleo y un ejercicio que puede acabar con crecimientos inferiores al 2%. La suerte de esta desaceleraci¨®n est¨¢ casi echada; puede durar m¨¢s de cuatro trimestres y volver¨¢n tasas de paro superiores al 9%. No ayudan el petr¨®leo por encima de los 100 d¨®lares ni la incertidumbre en EE UU; y se agravar¨¢ si el rebrote de la inflaci¨®n en la eurozona obliga a nuevas subidas de tipos.
El Gobierno que nazca del 9 de marzo tiene que calcular cuidadosamente una estrategia econ¨®mica de urgencia. Incluso con super¨¢vit, no ser¨¢ tarea f¨¢cil. La protecci¨®n social debe mantenerse, se impone una rebaja fiscal moderada y urge un crecimiento intensivo de la inversi¨®n en obra p¨²blica. La variable que cierra esta ecuaci¨®n complicada es un freno perceptible del resto de los gastos p¨²blicos.
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