"Me declar¨¦ culpable para evitar una caza de brujas"
Santiago Mainar, preso por el crimen de Fago, habla por vez primera: "Soy inocente"
Se ha le¨ªdo todos los libros de la biblioteca de la prisi¨®n de Zuera (Zaragoza). Le gustan, sobre todo, los de historia. El guarda forestal Santiago Mainar, de 53 a?os, lleva casi 13 meses entre rejas, acusado de ser el supuesto autor del escopetazo que mat¨® a Miguel Grima Masi¨¢, el que fuera alcalde del diminuto pueblo de Fago (Huesca) como independiente en las listas del PP. Hace 13 meses confes¨® ante la Guardia Civil que hab¨ªa sido ¨¦l quien el 12 de enero de 2007 le hab¨ªa tendido una emboscada y quien hab¨ªa apretado el gatillo. Pero luego, cuando pas¨® a disposici¨®n de la juez de Jaca, Ana Isabel Gasca, se retract¨®. "Soy inocente. Y lo voy a demostrar. Me confes¨¦ autor del crimen para intentar aliviar la presi¨®n que hab¨ªa sobre el pueblo", proclama hoy desde el penal en el que espera el d¨ªa del juicio.
Marisa ha le¨ªdo y rele¨ªdo los m¨¢s de 3.000 folios del sumario judicial en busca de pistas que favorezcan a su hermano
"No tengo escopeta ni la he tenido nunca, y no he disparado un arma de fuego desde hace cuatro o cinco a?os"
La defensa jur¨ªdica de Mainar esgrime que ¨¦ste no pudo ser el autor del escopetazo porque padece cataratas
La viuda de Grim, su familia y sus amigos ven como una axioma que Mainar est¨¢ implicado en el "vil asesinato"
"La prisi¨®n es un sitio mon¨®tono, un lugar de excesos innecesarios, dise?ado para que se distinga sin titubeos la intervenci¨®n del gobernante", explica Mainar. "La c¨¢rcel se nutre mayoritariamente de esa legi¨®n de desheredados del planeta, v¨ªctimas desde su nacimiento de mil y una injusticias. Seres olvidados por todos, menos por las mafias que los emplean como carne de ca?¨®n en sus negocios".
Hasta ahora no ha tenido ning¨²n conflicto con sus compa?eros de presidio, aunque ¨¦l mismo se queja de que "las circunstancias" le obligan a vivir una vida anormal, que ¨¦l procura llevar "con la mayor dignidad posible".
La Audiencia de Huesca ha decidido que sea enjuiciado por un jurado popular. Sin embargo, el abogado Enrique Trebolle, acusador en nombre de la familia Grima, est¨¢ dispuesto a dar la batalla hasta conseguir que el procesado sea juzgado por un tribunal de magistrados profesionales. La misma posici¨®n mantiene el letrado Javier Vilad¨¦s, que ostenta la acusaci¨®n popular en representaci¨®n del PP.
"Yo prefiero un jurado popular y pienso que all¨ª donde un ciudadano honesto se presente ante la justicia con quejas, demandas y protestas deber¨ªa haber un jurado popular para escucharle y decidir", conf¨ªa el reo.
La Direcci¨®n General de Instituciones Penitenciarias no autoriza a ning¨²n periodista a hablar con Mainar. La ¨²nica forma de comunicarse con ¨¦l es a trav¨¦s de un cuestionario escrito. Ha tardado varias semanas en contestar. Pero al fin lo hecho, tras pensar y repensar mucho las respuestas, durante las largas horas de tedio y reclusi¨®n en la celda que ahora comparte con un ciudadano ruso. Son, pues, sus primeras declaraciones a un medio de comunicaci¨®n desde que est¨¢ preso.
Marisa Mainar, una de sus dos hermanas, es el hilo umbilical que une a Santiago con el mundo exterior. Ella se ocupa de ir a visitarle, de contactar con su abogado, Marcos Garc¨ªa Montes, de obtener dinero para costear el proceso penal mediante la venta de las cincuenta vacas que ¨¦l ten¨ªa en su granja de Fago... Ella es tambi¨¦n la que se ha ocupado de transcribir en clara letra de ordenador las tortuosas respuestas manuscritas por Santiago.
Marisa Mainar ha le¨ªdo, rele¨ªdo, desmenuzado y subrayado los m¨¢s de 3.000 folios del sumario judicial en busca de pistas y contradicciones que favorezcan a Santiago. Lo mismo han hecho, pero en sentido totalmente contrario, la viuda Celia Estalrich y las hermanas Pilar y Mar¨ªa Teresa Grima, destrozadas an¨ªmicamente por el asesinato de Miguel. Una batalla judicial que, de forma sorprendente, est¨¢ protagonizada con ardor por las mujeres de una y otra parte.
Marisa Mainar defiende a machamartillo la inocencia de su hermano, pese a los indicios que hay en su contra. Por su lado, las dos hermanas Grima y su cu?ada Celia tienen la convicci¨®n de que el forestal es culpable y, adem¨¢s, que no actu¨® solo, sino que hay m¨¢s personas de Fago o sus alrededores involucradas en el asesinato. A la vez, la familia Grima ensalza su figura y el buen hacer de Miguel, adem¨¢s de rechazar sin ambages que fuera un hombre autoritario.
"Pens¨¦ declararme culpable desde el momento que percib¨ª que se iba a proceder a una caza de brujas (puesto que la investigaci¨®n se estaba llevando en una ¨²nica direcci¨®n) y que se iba a hacer la vida imposible a cuantas personas hubieran tenido el valor c¨ªvico de enfrentarse a las actuaciones injustas del alcalde", afirma Santiago cuando se le pregunta por el hecho innegable e incuestionable de que ¨¦l mismo se confes¨® hace un a?o responsable del homicidio.
-?Y por qu¨¦ dio marcha atr¨¢s cuando unas horas despu¨¦s estuvo ante la juez?
-A la juez le cont¨¦ la verdad lo mejor que pude, porque ya en esos momentos mi disminuci¨®n psicol¨®gica era enorme. Yo esperaba que mi declaraci¨®n ante la Guardia Civil obligara a las autoridades a la celebraci¨®n del juicio correspondiente, que para m¨ª es la ¨²nica manera de dar a conocer a la opini¨®n p¨²blica las ofensas sufridas por un grupo de ciudadanos a manos de su alcalde y el comportamiento c¨®mplice de diferentes entes p¨²blicos. Mi fin ¨²ltimo es obligar a las autoridades a poner en marcha los mecanismos necesarios para impedir que acciones injustas como las llevadas a cabo por el alcalde de Fago puedan volver a repetirse en Espa?a.
Mainar se declara inocente. Sostiene que aquella noche de enero no fue ¨¦l quien mat¨® a Grima, que no fue ¨¦l quien coloc¨® unas piedras en la carretera para tender as¨ª una emboscada al alcalde cuando ¨¦ste se viera obligado a detener su autom¨®vil en mitad del camino, que no fue ¨¦l quien arroj¨® el cad¨¢ver a un barranco...
"Como persona que vive sola todos los d¨ªas durante a?os, esa tarde-noche la pas¨¦ en mi casa, como siempre. Ten¨ªa fuertes molestias respiratorias. Tom¨¦ la medicaci¨®n que el m¨¦dico me hab¨ªa recetado unos d¨ªas antes y me acost¨¦ pronto porque el s¨¢bado ten¨ªa que salir de viaje. Ten¨ªa que ir temprano a un pueblo cerca de Zaragoza para recoger un remolque y llegar a tiempo a la cooperativa agropecuaria de Jaca para comprar pienso para mi ganado. Siempre he cumplido con mi deber y mi mejor aval es mi palabra".
-?C¨®mo explica, entonces, que la Guardia Civil encontrara sangre suya y tejido epitelial en el volante, el freno de mano y la palanca de cambio del Mercedes del alcalde?
-Porque los primeros d¨ªas de enero de 2007 tuve que mover dos veces el coche: la primera vez estaba parado y sin conductor visible impidi¨¦ndome el paso en la pista de acceso a mi granja; la segunda vez, me imped¨ªa el paso en la puerta del garaje de mi casa. Con anterioridad, en el mes de diciembre de 2006 ya tuve que retirar dicho veh¨ªculo de la puerta de mi garaje. Era algo habitual. Por mi trabajo como ganadero y forestal, cada d¨ªa efectuaba un sinf¨ªn de tareas diferentes y manejaba distintas herramientas, motores, animales, maleza, ramas, etc¨¦tera. Por eso mis manos siempre ten¨ªan heridas y cortes.
Y despu¨¦s Santiago se explaya tratando de dar una explicaci¨®n al hecho comprometedor de que la Guardia Civil encontrara en sus manos restos de p¨®lvora y otras part¨ªculas de disparo tras someterle a la denominada prueba de la parafina:
"Los restos que aparecen en mis manos no son resultado de ning¨²n disparo efectuado por m¨ª, sino una consecuencia de mi actividad profesional como guarda forestal. En el valle de Ans¨® me corresponde la custodia de un monte muy extenso, cuya superficie es coto de caza en per¨ªodo h¨¢bil. Durante la temporada de caza (lo era en el momento que ocurrieron los hechos) dichos montes son frecuentados por numerosos cazadores de caza mayor y menor. Saludar a los cazadores y la constante recogida del suelo de cartuchos ya disparados, ser¨ªa lo que dejar¨ªa los restos en mis manos. En la ¨¦poca de caza son docenas de disparos los que se efect¨²an por todo el entorno. Por lo que es de suponer que la p¨®lvora se impregna por todas partes. Asimismo mis instalaciones ganaderas en estabulaci¨®n libre y rodeadas de praderas son visitadas regularmente por jabal¨ªes que acuden a alimentarse y por cazadores que vienen a cazarlos, impregnando con restos de sus disparos cualquier estructura agropecuaria".
La defensa jur¨ªdica de Mainar esgrime que ¨¦ste no pudo ser el autor del escopetazo porque padece cataratas y eso le habr¨ªa impedido hacer un disparo tan certero (en el coraz¨®n). Adem¨¢s, que el d¨ªa del asesinato no estaba en sus mejores condiciones f¨ªsicas porque sufr¨ªa un fuerte catarro.
Y ahora Mainar dice: "Ninguna dolencia espec¨ªfica me impide disparar. Lo que s¨ª tengo es una gran falta de pr¨¢ctica porque no tengo afici¨®n a la caza y, adem¨¢s, arrastro desde hace a?os un problema de cataratas en la vista que me hubiera dificultado enormemente la pr¨¢ctica de dicho deporte. Tambi¨¦n arrastro una molestia cr¨®nica de la zona lumbar por muchos a?os de trabajo f¨ªsico y actividades al aire libre, lo que se acent¨²a con el tiempo fr¨ªo. Eso me obliga a tomar alg¨²n antiinflamatorio y a usar de forma constante una faja protectora. En aquellas fechas yo ten¨ªa bastante catarro que arrastraba desde el mes anterior y que me afectaba a las v¨ªas respiratorias. Por eso, hab¨ªa ido a mi m¨¦dico de cabecera para que me recetara los f¨¢rmacos m¨¢s adecuados".
-Pero usted declar¨® hace un a?o, ante la Guardia Civil, que hab¨ªa escondido en un cami¨®n extranjero la escopeta con la que hab¨ªa matado al alcalde... ?no es cierto?
-Yo no tengo escopeta ni la he tenido nunca, y no he disparado un arma de fuego desde hace cuatro o cinco a?os. Todo lo que dije del tema de la escopeta es inventado. No existe tal arma y esas manifestaciones noveladas obedecen a mi deseo de atraer hacia m¨ª la atenci¨®n policial.
La investigaci¨®n de la Guardia Civil apunt¨® desde el primer momento contra Mainar, tras identificarle como uno de los vecinos que manten¨ªa una actitud m¨¢s beligerante hacia el alcalde. "Yo no soy enemigo de nadie. Respeto la privacidad, la ideolog¨ªa y las creencias de todo el mundo y as¨ª lo avala mi trayectoria personal y profesional de muchos a?os", replica el forestal. "Creo en la pol¨ªtica como sistema para organizar la convivencia y admiro a cuantas personas entran en ella con vocaci¨®n, es decir, con transparencia y honradez. En t¨¦rminos generales -y no estoy refiri¨¦ndome en concreto a Miguel Grima- mi esp¨ªritu rechaza de plano que cualquier persona amparada tras unas siglas democr¨¢ticas se cuele en la vida p¨²blica para enriquecerse, lucirse o hacer la vida imposible a los ciudadanos honestos que se opongan a sus fechor¨ªas".
-?Qu¨¦ opini¨®n ten¨ªa usted de Grima?
-La historia de la alcald¨ªa de Fago deber¨ªa hacernos reflexionar a todos porque es un ejemplo muy claro del fallo en cadena de todo el sistema, evidenciando la nula sensibilidad de los entes p¨²blicos responsables, m¨¢s interesados por favorecer a las personas que se acercan al poder que por salvaguardar los derechos y libertades de los ciudadanos de a pie. La falta total de voluntad oficial para controlar los actos del alcalde y su gesti¨®n, pese a las reiteradas quejas de vecinos y residentes, permitieron a una persona instruida por un simple cacique de pueblo convertirse en un favorecedor de quienes le apoyaban y un d¨¦spota contra quienes tuvieron el valor c¨ªvico de oponerse a sus injusticias y ofensas. Yo califiqu¨¦ como terrorismo municipal a la violencia soterrada y continua contenida en sus decisiones injustas e incorrectas y cuyo fin era imponer su voluntad contra ciudadanos honrados. Y llamo c¨¢ncer democr¨¢tico, por encubridores, a la falta de voluntad de las personas responsables de velar y controlar para que se cumpla la justicia y se reconozcan los leg¨ªtimos derechos de todos los ciudadanos honestos.
La viuda de Grima, su familia y sus amigos consideran casi un axioma, casi una verdad irrebatible a tenor de la investigaci¨®n policial y judicial, que Mainar est¨¢ implicado en el "vil asesinato".
"A la familia Grima tengo que decirle que yo no tengo nada que ver con su muerte y que desconozco qui¨¦n haya podido ser el autor. Las personas que nos hemos enfrentado al alcalde somos gente pac¨ªfica y nuestra arma es la palabra. Estoy muy interesado en saber qui¨¦n de fuera lo mat¨® y por qu¨¦. Porque como ser humano que era, yo siento su muerte", escribe el acusado en las respuestas al cuestionario de EL PA?S.
La justicia ser¨¢ la que diga la ¨²ltima palabra en los pr¨®ximos meses. "Yo creo y creer¨¦ siempre en la justicia, que no es una simple palabra abstracta, sino uno de los pilares fundamentales del Estado", proclama Mainar. Y a?ade: "Pero desde antiguo, quienes detentan el poder se constituyen en un c¨ªrculo que favorece y protege a quienes est¨¢n cerca de ¨¦l, tendiendo a perpetuar el poder pol¨ªtico y econ¨®mico de unos pocos y que no duda en disputarse los medios de comunicaci¨®n y acosar a las personas responsables de impartir justicia a fin de socavar sus esp¨ªritus y conseguir seres pusil¨¢nimes f¨¢cilmente manipulables. De los jueces y fiscales depende que la justicia termine ganando la batalla. Yo deseo que sea as¨ª".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.