Mainar asegura que acord¨® con la Guardia Civil confesar el crimen del alcalde Fago
El presunto asesino de Miguel Grima afirma que se inculp¨® "para que se dejara de molestar a la gente del pueblo"
Una confesi¨®n muy detallada ante la Guardia Civil sobre el asesinato del alcalde de Fago, su huella gen¨¦tica en el volante y en la palanca de cambios del coche de la v¨ªctima, a la que supuestamente trat¨® de esconder tras su muerte, y los restos de plomo, bario y antimonio -indicios de un disparo- que se encontraron en sus brazos. Son las tres pruebas que llevaron a los agentes a la detenci¨®n del guardia forestal Santiago Mainar como presunto asesino de la muerte del regidor de ese peque?o pueblo del Pirineo, Miguel Grima. En la primera jornada del juicio, celebrada en la Audiencia de Huesca, Mainar ha vuelto a negar la validez de su autoinculpaci¨®n asegurando que la pact¨® con los guardias "para que dejaran de molestar a la gente de Fago".
Esa declaraci¨®n inicial del acusado ante los agentes ha marcado casi toda la sesi¨®n. El fiscal ha iniciado su intervenci¨®n pidiendo que se leyera ¨ªntegramente antes de empezar con las preguntas. Durante ese interrogatorio, realizado en el domicilio de Mainar el 3 de febrero de 2007, veinte d¨ªas despu¨¦s de la muerte de Grima (12 de enero), ¨¦ste cont¨® c¨®mo, tras comprobar el p¨¦simo estado de la pista que conduc¨ªa a su explotaci¨®n ganadera -"la gota que colm¨® el vaso", seg¨²n el atestado-, sinti¨® "un impulso raro" que lo condujo a asesinarlo.
Mainar sab¨ªa que esa tarde-noche, el alcalde ten¨ªa una reuni¨®n en Jaca, as¨ª que cogi¨® una escopeta de postas que se hab¨ªa encontrado en el monte, cort¨® con unas piedras el paso en la carretera que conduce al pueblo y se puso a esperar a Grima. Cuando el alcalde baj¨® de su coche a retirar los obst¨¢culos que le imped¨ªan el paso, el guarda forestal le descerraj¨® un tiro que lo mat¨® en el acto para despu¨¦s arrastrar su cuerpo por la carretera hasta tirarlo por un barranco y esconder el veh¨ªculo de Grima en una pista forestal valle abajo.
Su confesi¨®n iba acompa?ada incluso de un croquis de su pu?o y letra, pero este lunes, ante el tribunal -formado por el presidente de la Audiencia Provincial Santiago Serena y los magistrados Antonio Ang¨®s y Jos¨¦ Tom¨¢s Garc¨ªa- el presunto asesino ha negado toda veracidad a esa declaraci¨®n y ha asegurado que se debi¨® a un pacto con los guardias civiles, que hizo pensando ¨²nicamente en el bienestar de sus vecinos. "Me puse de acuerdo con ellos en que, si me declaraba culpable, no volver¨ªan a molestar a nadie", ha asegurado.
La construcci¨®n de una ficci¨®n
A partir de ese momento y con la ayuda de los guardias, que seg¨²n su versi¨®n le "suger¨ªan" los detalles de sus investigaciones, cre¨® "una ficci¨®n teatral" pero muy minuciosa formada por los relatos de las decenas de periodistas que esos d¨ªas copaban Fago, por lo que ve¨ªa en la televisi¨®n o escuchaba en la radio sobre el crimen, y por lo que le contaban los vecinos y visitantes, de los que, a pesar de la insistencia de las acusaciones, no revel¨® la identidad.
Esa confesi¨®n, realizada supuestamente con datos que le facilitaron los investigadores, sirvi¨®, seg¨²n Mainar, para "acomodar" su "invenci¨®n a la realidad". As¨ª, el lugar exacto del asesinato no lo conoc¨ªa porque lo hubiera cometido, sino porque al d¨ªa siguiente, a las siete de la ma?ana, pas¨® por all¨ª con su todoterreno y vio "unos cristalicos" de un coche y un rastro en el suelo que atribuy¨® al choque fortuito de un vecino con un jabal¨ª u otro animal. Luego, ha afirmado hoy, escuch¨® en la televisi¨®n que hab¨ªa sido el cad¨¢ver de Grima el que hab¨ªan arrastrado para tirarlo por el barranco, creando ese rastro. Tampoco sab¨ªa que el homicida se hubiera cruzado con el coche de otro vecino cuando todav¨ªa no se hab¨ªa deshecho del cuerpo porque ¨¦l estuviera all¨ª. "Era una de las cosas que me sugirieron que dijera los agentes", ha asegurado.
Rebatir la segunda prueba que inculpa a Mainar, los restos de ADN que dej¨® en el coche de Grima cuando supuestamente lo llev¨® hasta su escondite, le result¨® mucho m¨¢s dif¨ªcil. A pesar de la indignaci¨®n y animadversi¨®n que, ha admitido, sent¨ªa hacia el alcalde "por su ejercicio abyecto del poder" y sus continuos pleitos, el presunto asesino ha afirmado que hab¨ªa conducido el Mercedes del regidor en dos o tres ocasiones. Una de ellas hab¨ªa sido la misma tarde del crimen. Grima lo hab¨ªa aparcado en la puerta del garaje de Mainar y ¨¦ste lo pudo mover porque "estaba si cerrar y con las llaves puestas", seg¨²n su versi¨®n.
?Y los restos de munici¨®n hallados por los guardias en sus manos? Muy f¨¢cil, seg¨²n el acusado. "Debido a mi trabajo me paso todo el d¨ªa recogiendo basura del monte y cartuchos, y varias veces al d¨ªa doy la mano a los cazadores que me encuentro por el monte. De ah¨ª pudieron salir", ha dicho Mainar, que tres a?os despu¨¦s de la muerte de Grima, no ha refrenado su resentimiento hacia ¨¦l al calificarlo de "arbitrario" o "prevaricador". "Porque haya muerto no voy a dejar de pensar que lo estaba haciendo mal", ha concluido.
El lapsus del coche del regidor
La confesi¨®n inicial del crimen realizada por Santiago Mainar a la Guardia Civil -luego desmentida ante el juez- fue tan minuciosa que tanto el fiscal como las acusaciones particular (la familia de Grima) y popular (el PP, el partido del alcalde) han preguntado una y otra vez al presunto asesino c¨®mo pudo dar tantos detalles del escenario y la ejecuci¨®n del crimen, detalles que, por otra parte, los investigadores ya hab¨ªan confirmado.
Una de esas cuestiones la ha planteado el representante del Ministerio P¨²blico, Felipe Zazurca, al preguntarle por qu¨¦ dijo a los agentes durante su autoinculpaci¨®n que, tras esconder el Mercedes de Miguel Grima en un ensanche de la carretera, a una decena de kil¨®metros del lugar del asesinato, hab¨ªa podido salir con facilidad por la puerta del conductor, ya que el veh¨ªculo no hab¨ªa quedado encajado al aparcarlo.
Ha sido una de las ¨²nicas veces en las que Mainar, fr¨ªo e inteligente durante toda su declaraci¨®n, ha titubeado. "Yo sal¨ª...", ha inicado su respuesta generando un murmullo entre el p¨²blico, que ha advertido el error del acusado. Pero enseguida ha rectificado para asegurar que no era del coche del alcalde de donde sali¨®. "Perd¨®n", ha dicho. "Yo sal¨ª con esa declaraci¨®n inducido por los guardias".
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