Quietos y sentados
Hab¨ªamos apostado a que esta campa?a iba a ser una exclusiva, la de las nuevas pantallas, y que el viejo monstruo cat¨®dico del cuarto de estar y del prime time cada vez iba a pintar menos en nuestras costumbres electorales. Todos los ¨²ltimos s¨ªntomas de la acelerada modernidad audiovisual que estamos viviendo, caso ¨²nico en Europa por su velocidad de llegada e implantaci¨®n, nos hac¨ªa pensar que aquel refr¨¢n tan antiguo que rezaba "la televisi¨®n hace la elecci¨®n" hab¨ªa pasado, por fin, a ser una reliquia m¨¢s de las teor¨ªas de la comunicaci¨®n, y que por lo tanto ahora le hab¨ªa llegado su turno a las micropantallas interactivas de YouTube, MySpace, Second Life o FaceBook, los blogs, videoblogs y chats del Internet 2.0 y la tan cacareada alternativa e influencia de los nuevos peri¨®dicos digitales.
Pues bien, la campa?a electoral se divide en tres. Primero: todo lo que ocurri¨® antes del debate de Manuel Campo Vidal, con su parafernalia vieja sobre formatos televisivos y las famosas 50 condiciones; segundo: todo lo que en las televisiones generalistas y en el ciberespacio casero ocurri¨® a continuaci¨®n en las tertulias audiovisuales, analizando hasta el hast¨ªo cada plano o frase del debate para saber qui¨¦n gan¨® o empat¨® mejor; y tres: la simetr¨ªa que ocurrir¨¢ a partir de ma?ana lunes por la noche, con Olga Viza como testigo mudo.
Nuestro muy celebrado y friki ingenio espa?ol del ciberespacio, incluida la famosa publicidad viral, de la que somos maestros indiscutibles, se redujo hasta ahora a votar por el candidato popular en ciertos peri¨®dicos digitales ciberfachas, valga la redundancia, a fabricar para los videoblogs algunas piezas sin demasiada gracia sobre la ni?a de Rajoy y a aumentar todav¨ªa m¨¢s el enorme share conseguido por la Academia en sus programas de televisi¨®n de formato antiguo. O sea, todos quietos, mudos y sentados en el prime time delante de la pantalla bipolar.
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