"Me considero una feminista femenina"
El visitante se siente inseguro como un ni?o ante un examen sorpresa de matem¨¢ticas mientras se acerca a la casona situada en el coraz¨®n de Carouges, posiblemente el barrio m¨¢s c¨¢lido de esta cosmopolita ciudad que es Ginebra. Pero la inquietud se disipa al ser recibido en persona y sin protocolos por la due?a de la casa. Una mujer que es una leyenda en el mundo franc¨®fono y que hizo carrera como novelista o autora de manuales de buenas maneras.
Aunque Nadine Nelly Jeannette Lhopitalier, nacida hace 74 a?os en Francia ("puedo decir mi edad, pero jam¨¢s mi peso", comenta con humor), no es s¨®lo una presencia habitual en revistas femeninas. Ella es, ante todo, la baronesa Nadine de Rothschild, miembro de la m¨¢s c¨¦lebre dinast¨ªa de banqueros. Una familia en la que ingres¨® tras su boda en 1962 con el bar¨®n Edmond de Rothschild, fallecido en 1997 y con quien tuvo un hijo, Benjamin, quien, nobleza obliga, es un reputado financiero y navegante.
La arist¨®crata trata de ense?ar que la elegancia no depende del dinero
"No hay nada de qu¨¦ preocuparse", comenta con simpat¨ªa mientras muestra la casa, "porque a no ser que uno sea un simple, casi todo tiene arreglo con esfuerzo". Y es que la baronesa da hoy clases en esta casa a hombres y mujeres que aspiran a aprender las artes y refinamientos de la buena mesa y a descifrar los complejos c¨®digos que rigen la vida en la alta sociedad. "Aqu¨ª viene todo tipo de gente", explica, "desde j¨®venes banqueros hasta secretarias pasando por azafatas y m¨¦dicos. Aunque las peores maneras en la mesa se las vi a una estrella de Hollywood de la que no puedo decir el nombre", conf¨ªa con un gui?o mientras descorcha un excelente vino. "Proviene de mis propios vi?edos en Francia, aunque tambi¨¦n producimos caldos en Argentina, Chile y Sur¨¢frica".
Rothschild ense?a su mesa de alta cocina, pero almorzamos en la parte trasera: "Haremos una comida ligera, entre femenina y de negocios", asegura. ?Y qu¨¦ es lo que ense?a la baronesa? "Entre otras cosas, que la mujer europea recupere el h¨¢bito de la elegancia y reconquiste su femineidad", dice con firmeza. Luego explica algunos de sus secretos: "El ¨¦xito nace de peque?os detalles. Hay que saber escuchar y hacer existir al otro gracias a nuestras preguntas". Aunque mientras ali?a la ensalada sentencia: "Los j¨®venes de hoy tienen todos los diplomas, pero les falta el diploma de la elegancia, de la palabra y del saber estar".
?No es un tanto anacr¨®nica esta dama que fue en los a?os cincuenta estrella de cine y lleg¨® a ser "competencia directa de Brigitte Bardot"? "No. Me considero una feminista femenina y trabajo desde los 14 a?os. Pienso que el buen gusto no pasa de moda". La baronesa recuerda que cuando era una joven actriz era ambiciosa -"no hay nada malo en ello", aclara-, y siempre supo lo que quer¨ªa. "Yo deseaba conocer hombres de poder", comenta sin rubor alguno. Y as¨ª fue c¨®mo su abogado le present¨® al bar¨®n Edmond de Rothschild en la estaci¨®n de esqu¨ª de Meg¨¨ve. "?l ten¨ªa 33 a?os, y yo 27", explica con mirada nost¨¢lgica.
?Fue f¨¢cil formar parte de los Rothschild? "?Y acaso es f¨¢cil para alguien vivir con su familia?", replica ir¨®nica.
Para concluir da algunas pistas sobre c¨®mo detectar la elegancia entre la gente: "Se descubre en los actos y en la inteligencia, no s¨®lo en el f¨ªsico. Es algo indefinible que no tiene nada que ver con el dinero, porque es evidente la elegancia y la dignidad que puede tener un campesino. Aunque no sea rico".
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