Que hoy s¨®lo sea jueves

Que hoy s¨®lo sea jueves, que la gente, cuando regrese a su casa despu¨¦s del trabajo, se aburra frente al telediario mirando de soslayo otro mitin de Zapatero, otro mitin de Rajoy. Que el peri¨®dico no se haya quedado demasiado viejo al llegar la noche. Que ma?ana s¨®lo sea viernes.

Este mismo jueves de hace cuatro a?os el peri¨®dico tra¨ªa en portada una entrevista con el candidato a la presidencia del Gobierno. Hoy tambi¨¦n. Entonces era Zapatero. Ahora es Rajoy. Aquel jueves el peri¨®dico contaba el partido del Madrid en la Liga de Campeones. Hoy tambi¨¦n. Entonces jug¨® contra el Bayern. Ayer, contra el Roma. Aquel ejemplar y este coinciden en contar los intentos desesperados de Llamazares por romper el bipartidismo. Y aquel jueves, adem¨¢s, el peri¨®dico lleg¨® a los quioscos con un reportaje sobre "el horror de ser ni?o en Mozambique". Seguro que tampoco eso ha cambiado mucho. Pero cuando, a media tarde de ayer, junto a la secci¨®n de documentaci¨®n, el periodista llega a la ¨²ltima p¨¢gina del diario de aquel jueves y lee a Maruja Torres -que hoy tambi¨¦n publica su columna en la ¨²ltima p¨¢gina- ya no se atreve a seguir pasando las p¨¢ginas del tomo encuadernado en azul. Porque sabe -todo el mundo lo sabe- qu¨¦ se va a encontrar si sigue, cu¨¢l fue la portada del peri¨®dico del viernes 12 de marzo de 2004. Aquellas fotograf¨ªas, aquellas listas de nombres que se fueron haciendo m¨¢s largas con los d¨ªas.

Aquel d¨ªa el diario tambi¨¦n destacaba una entrevista y un partido del Madrid

Y entonces cierra el tomo y vuelve a poner la radio. Y escucha la voz cansada de Rajoy diciendo que se lo est¨¢ pasando muy bien en la campa?a y que por ¨¦l seguir¨ªa dando m¨ªtines por aqu¨ª y por all¨ª. Y un rato despu¨¦s llegan las palabras repetidas de Zapatero explic¨¢ndole a los artistas reunidos en el C¨ªrculo de Bellas Artes de Madrid por qu¨¦ ha cogido esa man¨ªa de decir "buenas noches y buena suerte". Y tambi¨¦n por la radio llegan frases de Gaspar Llamazares y hasta de Rosa D¨ªez que sue?a con un esca?o en la capital.

Y al peri¨®dico van llegando fotograf¨ªas de las urnas apiladas a punto de ser enviadas a los colegios electorales y muy pronto -tal vez ma?ana o pasado- llegar¨¢ un comunicado muy largo del Ministerio del Interior con las previsiones de la jornada electoral. El n¨²mero de urnas, el n¨²mero de colegios, el n¨²mero de interventores y cu¨¢ntos polic¨ªas "velar¨¢n porque la jornada electoral se desarrolle sin incidentes". Unos incidentes que, como todos los d¨ªas de votaci¨®n, llegar¨¢n nada m¨¢s den las ocho de la ma?ana, pero llevar¨¢n el apellido de "sin importancia" y hablar¨¢n de un presidente de mesa que se present¨® con dos copitas de m¨¢s, de un candidato al que se le olvid¨® el carn¨¦ de identidad y de dos novios que "quisieron ejercer su derecho al voto" antes de irse a dormir. Habr¨¢ fotos de monjas votando -un cl¨¢sico inevitable- y declaraciones de los candidatos -que seguro que votar¨¢n muy temprano- llamando a disfrutar de la fiesta de la democracia.

Y todo, aunque suene a viejo, ser¨¢ maravilloso por la simple comparaci¨®n con las im¨¢genes y los sonidos que seguir¨¢n guardados en una esquina de la memoria. Inevitablemente, este jueves de cada cuatro a?os ser¨¢ muy triste, insoportable, para quienes se pasaron aquel otro jueves de hospital en hospital, sin llegar a encontrar a quienes hab¨ªan perdido tan temprano. Pero tambi¨¦n este jueves sin apellido, y el viernes de fin de campa?a, y el s¨¢bado de reflexi¨®n, llevar¨¢n impl¨ªcito el mensaje de que los asesinos, en democracia, nunca ganan.

Que hoy s¨®lo sea jueves, un aburrido jueves de campa?a electoral.