Madrid, en alerta m¨¢xima por las elecciones
A Pepe, un agente que lleva 28 a?os en la polic¨ªa, le tiemblan las manos al intentar cerrar la furgoneta. Su larga experiencia como antidisturbios no le impide emocionarse. Ayer, horas despu¨¦s del atentado de Mondrag¨®n, regres¨® a la terminal T-4 para patrullar. ?l fue uno de los agentes que resultaron heridos en la bomba que puso la banda terrorista ETA el 30 de diciembre de 2006 en el aparcamiento de la T-4. Desde entonces no hab¨ªa vuelto. Prefiere no hablar. Mira de lado, tras enrojecerse. Enciende un cigarrillo tras otro. "?Qu¨¦ mal lo estoy pasando!", se limita a decir. Sus compa?eros le tuvieron que sacar del furg¨®n policial aquella ma?ana despu¨¦s de que le reventaran encima los cristales. Qued¨® tirado en los asientos. "Entr¨¦ en el a?o 1980, cuando todav¨ªa vest¨ªamos de gris. Eso s¨ª, nunca me llegu¨¦ a poner ese uniforme", comenta despu¨¦s m¨¢s tranquilo, tras abandonar la T-4. Lo peor ya ha pasado.
La situaci¨®n ahora es algo distinta. Los polic¨ªas de la Unidad de Intervenci¨®n Policial (UIP) proceden en este caso de Valladolid, pero se conocen la capital casi al dedillo. De hecho, llevan desde enero reforzando la seguridad con vistas a las elecciones de ma?ana. Igual ocurre con las compa?¨ªas llegadas de Oviedo y de Sevilla. De hecho, la ciudad est¨¢ tomada por antidisturbios y por los agentes de las comisar¨ªas. Su trabajo, salvo que haya contraorden durante el servicio, es dirigirse a puntos conflictivos y realizar controles aleatorios de seguridad.La jornada comienza hoy en el complejo policial de Moratalaz. Los grupos se despliegan por la capital. El primer operativo de Reno (nombre en clave de los antidisturbios) es el aeropuerto de Barajas. En cuesti¨®n de segundos cruzan tres furgonetas y se bajan una decena de agentes perfectamente identificados con chalecos reflectantes y con su caracter¨ªstico uniforme azul. Se colocan de tal forma que los veh¨ªculos que se aproximan a la zona de salidas tienen que reducir la velocidad. "Por favor, su carn¨¦ de identidad y la documentaci¨®n del veh¨ªculo" le dice un polic¨ªa con pronunciadas patillas, de nombre Mikel, al conductor. Acto seguido, le pide que se baje del veh¨ªculo y que abra el maletero. Todo correcto.
"Los controles s¨®lo son efectivos si duran poco. Deben durar 15 o 20 minutos. Adem¨¢s del problema de tr¨¢fico que se crea, la gente se puede avisar y baja mucho su efectividad. Jugamos sobre todo con el factor sorpresa", dice un mando.
La reacci¨®n de los conductores es muy similar. Se bajan asustados y bastante nerviosos al verse en un control policial. En especial, si algunos agentes van armados con fusiles y escopetas, como ocurr¨ªa ayer. "El ciudadano normal debe estar muy tranquilo. Lo hacemos por su seguridad", a?aden los agentes.
El siguiente punto est¨¢ en la otra punta de la capital, junto a la estaci¨®n de Cercan¨ªas de Villaverde Alto. De nuevo, las furgonetas se cruzan entre los cuatro carriles que tiene esta autov¨ªa de doble sentido. Aqu¨ª paran a tres conductores. Todos muy j¨®venes. "Simple coincidencia", asegura un responsable policial.
Nivel 3 de seguridad
Controles como ¨¦ste se repiten por los diversos grupos de la UIP que est¨¢n patrullando las 24 horas del d¨ªa por la regi¨®n. El atentado terrorista de ayer en Mondrag¨®n (Guip¨²zcoa) no ha variado los planes de seguridad de la capital. ?sta se encuentra en el nivel 3, de m¨¢xima alerta, lo que supone una presencia policial m¨¢xima. Y ser¨¢ as¨ª hasta que pasen las elecciones. "No se puede sacar a m¨¢s gente a la calle", reconoci¨® un alto mando policial de Madrid.
Cuando el reloj marca las siete de la tarde, las cuatro furgonetas de los antidisturbios se dirigen a Atocha. Es un punto muy conflictivo, donde siempre hay polic¨ªa. "Aqu¨ª no podemos estar mucho tiempo, porque hay mucho tr¨¢fico y creamos problemas", asegura un oficial. Les da tiempo a controlar cinco o seis coches. "Gran parte de nuestro trabajo es disuasivo. Que los malos sepan que estamos ah¨ª", a?ade un agente.
De nuevo, otro punto. As¨ª hasta las 22.30, cuando termina el turno. Entonces toman el relevo otros compa?eros.
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