Creatividad en el Tibidabo
?BAC, nueva ubicaci¨®n y dos estrellas Michelin para el restaurante de Xavier Pellicer
Durante los ¨²ltimos cuatro meses, el cocinero Xavier Pellicer ha vivido entre la euforia y el desasosiego. A finales de noviembre, la controvertida Gu¨ªa Michelin (edici¨®n 2008) le otorgaba la segunda estrella, y hace pocas semanas, el 19 de febrero, con 12 meses de retraso sobre la fecha prevista, ultimaba el traslado de su restaurante ?bac a las nuevas instalaciones en el Tibidabo. Atr¨¢s ha dejado ocho a?os de s¨®lida trayectoria en su local del Borne, donde se ha convertido en uno de los chefs m¨¢s reputados de la cocina catalana contempor¨¢nea.
Pellicer, alumno del famoso Jacques Maximin en Francia y antiguo jefe de cocina de Can Fabes junto al prestigioso Santi Santamar¨ªa, se comporta como un militar en su feudo. Posee reconocidas dotes de organizaci¨®n, adem¨¢s de un sentido especial para la disciplina. Nada tiene de extra?o que en ciertas facetas recuerde al franc¨¦s Alain Ducasse o al sueco Mathias Dalgren (Gran Hotel de Estocolmo). Culto, t¨¦cnico y bien preparado, en sus nuevas cocinas, de m¨¢s de 200 metros cuadrados, se respira el mismo gusto por la perfecci¨®n de sus mentores.
?BAC
Avenida del Tibidabo, 1. Barcelona. 'Web': www.abacbarcelona.com. Tel¨¦fono: 933 19 66 00. Cierra: domingos y lunes mediod¨ªa. Entre 100 y 120 euros por persona (vinos aparte). Men¨²s 'bistrot', 50. 'Foie- gras' al vapor de bamb¨², 28 euros. Rape, lima k¨¦fir y ruibarbo, 42 euros. Cabrito confitado y asado, 42 euros. Conguitos helados y yogur ¨¢cido, 12 euros.
Cocina ... 8
Pan ... 5
Postres ... 6
Caf¨¦ ... 8
Bodega ... 8
Aseos ... 9
Servicio ... 7,5
Ambiente ... 9
Cazuelas de cobre a la vieja usanza, plancha de cromo, una miniparrilla de carb¨®n y una gran cocina central de hierro fundido, tipo econ¨®mico, alternan con artefactos de tecnolog¨ªa punta. Un instrumental tan ecl¨¦ctico como su propia cocina, que se debate entre los golpes de audacia y el m¨¢s puro academicismo; entre los gestos de una moderada creatividad marcada por el color y la belleza est¨¦tica, y el control puntilloso de los productos que maneja, eje de sus platos, todos de calidad reconocida.
La carta, no demasiado extensa, alberga los tres bloques cl¨¢sicos: entrantes, pescados y carnes, dejando comprimidas sus especialidades de siempre en un recuadro aparte. Entre ellas, el foie-gras al vapor de bamb¨², inmerso en un caldo de gallina al jengibre, de delicadeza sobresaliente.
Tan refinado como sus bombones fr¨ªos de salmonete (tropezones marinados, curados y confitados), que nadan en una aligerada versi¨®n de bloody Mary. O sus guisantes del Maresme con tripas de bacalao y trufa, plato espectacular en el que confluyen notas vegetales intensas con texturas sedosas y crujientes.
DETALLES DE LA GRAN HOSTELER?A
?bac, Restaurant Hotel, nuevo minicomplejo de Xavier Pellicer en la zona alta de Barcelona, lo componen dos edificios. El hotel, de 15 habitaciones, ocupa la antigua vivienda rehabilitada de Madronita Andreu, hija del doctor de las famosas pastillas para la tos. El restaurante anexo, de nueva planta, obra del arquitecto Antoni de Moragas, alberga una sala principal con 14 mesas rodeada de jardines. De los aperitivos a los postres, en ?bac el comensal conecta con los principios fundamentales de la gran hosteler¨ªa. Se abre boca, entre otras cosas, con una royal de setas carboneras, y se concluye con un surtido de pastelitos. Entre medias, segundos platos que no alcanzan el nivel de los entrantes. Resulta algo desequilibrada su tortilla de patatas con trufas. No pasa de correcto el taco de esturi¨®n con papada al aire de pesto, y es algo anodino el cabrito confitado con verduritas. Los postres, en la misma l¨ªnea (conguitos helados con yogur; guisantes con eucalipto y leche de oveja) necesitan una revisi¨®n de conceptos.
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