Las 'ecoaldeas' recuperan pueblos abandonados
Galicia cuenta con 1.200 aldeas abandonas y en 700 vive una sola persona. Para poner freno a estos n¨²meros desalentadores existen en la comunidad diversas experiencias de recuperaci¨®n de pueblos con los m¨¢ximos criterios ¨¦ticos y de responsabilidad medioambiental, las conocidas como ecoaldeas.
Tanqui¨¢n en Sober de Pant¨®n (Lugo), Lugar de Xestas en Porto do Son (A Coru?a) y As Chozas en Serra do Xuido (Pontevedra) son tres ejemplos en Galicia de ecoaldeas: la recuperaci¨®n de rehabilitaci¨®n de pueblos en el rural bajo una filosof¨ªa de vida, la permacultura, un t¨¦rmino no suficientemente extendido a pesar de sus 30 a?os de existencia y su aplicaci¨®n en m¨¢s de 120 pa¨ªses.
"Galicia es un lugar privilegiado para llevarla a cabo", asegura el permacultor gallego Manuel Parma, quien explica que la permacultura se sustenta en el conocimiento de la naturaleza, para conseguir modos de vida sostenibles sin poner en riesgo los recursos naturales. Una filosof¨ªa de vida que aglutin¨® en tres "principios ¨¦ticos: cuidar la tierra, cuidar la gente y compartir los recursos".
Estas ecoaldeas pueden surgir de la rehabilitaci¨®n de casas abandonadas o se construyen nuevas. Los terrenos e inmuebles pueden ser comprados en cotitularidad por los nuevos pobladores, aunque en algunos casos son cedidos por los propietarios para que no est¨¦n abandonados y, en alg¨²n caso, son cedidos por los ayuntamientos de la zona.
Sostenibilidad
Parma indic¨® que en estos pueblos recuperados se integran las "cosas buenas" de la tecnolog¨ªa y ciencia "con los conocimientos ancestrales de los pueblos originarios y de sus habitantes". Es "la tradici¨®n m¨¢s vinculada a la sostenibilidad". As¨ª, las energ¨ªas utilizadas deben ser renovables y la agricultura y ganader¨ªa, e incluso el dise?o de las viviendas, deben realizarse bajo criterios ecol¨®gicos.
La ecoaldea de Xestas, en Porto do Son, es una de las pioneras. "Totalmente pionera", remarca su alcalde, Manuel Tom¨¦ Pi?eiro, quien record¨® que los trabajos se iniciaron en 1973 y se prolongaron durante 25 a?os. El resultado: una aldea de tres casas con varios alpendres que fue transformada por los hijos del propietario que, con la colaboraci¨®n del ayuntamiento, ha conseguido una recuperaci¨®n paisaj¨ªstica con una gesti¨®n sostenible del terreno de seis hect¨¢reas.
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