El racismo y el machismo ensucian la campa?a
"Si Obama fuera blanco, no hubiese llegado a donde est¨¢", dice una colaboradora de Clinton
Confirmada su victoria en Misisipi, comprobado que, a¨²n perdiendo las primarias, obtuvo m¨¢s delegados que Hillary Clinton en las recientes elecciones de Tejas, Barack Obama puede disfrutar de este periodo de vacaciones que ahora ofrece la campa?a electoral como un l¨ªder dif¨ªcil de alcanzar por su rival. Pero eso, lejos de serenar la contienda, ha elevado al m¨¢ximo los niveles de animosidad entre los candidatos, inflamaci¨®n de los argumentos e incertidumbre sobre el resultado final.
Barack Obama gan¨® el martes en Misisipi con el 61% de los votos
Tan mal se han puesto las cosas en el Partido Dem¨®crata que las elecciones parecen ya contar poco. Obama gan¨® el martes en Misisipi con el 61% de los votos, m¨¢s de 20 puntos de ventaja sobre Clinton. Pero ¨¦sta ni siquiera se refiri¨® a Misisipi en su mitin nocturno. Lo mismo pas¨® el s¨¢bado pasado con Wyoming.
La campa?a de Clinton est¨¢ centrada en Pensilvania, uno de los grandes Estados del pa¨ªs, con la idea de que s¨®lo aquel que gane los Estados grandes merece ser candidato presidencial, no aquel que tenga m¨¢s votos o m¨¢s delegados, como marcan las reglas. Ni siquiera parece importar que en uno de esos Estados grandes (Tejas) el recuento final permita que, gracias al complejo sistema mixto de selecci¨®n de delegados, Obama acabe acumulando cinco m¨¢s que Clinton.
Todo esto, por supuesto, ha encanallado tremendamente esta campa?a y ha echado sobre la mesa los argumentos m¨¢s dolorosos y divisorios: el racismo y el machismo. Una de las m¨¢s prestigiosas pol¨ªticas dem¨®cratas y connotadas feministas, Geraldine Ferraro, la primera y ¨²nica mujer candidata a la vicepresidencia de Estados Unidos, en 1984, con Walter Mondale, ha manifestado que Obama ha llegado tan lejos s¨®lo por ser negro y ha acusado a los medios de comunicaci¨®n de ayudarle por machistas. Ferraro ocupa un cargo de responsabilidad dentro de la campa?a de Clinton.
"Si fuera un hombre blanco no habr¨ªa llegado a donde est¨¢; si fuera una mujer, blanca o negra, tampoco", declar¨® Ferraro a un peri¨®dico de California. Algunos de los medios tambi¨¦n criticados por Ferraro le recordaron ayer que ella fue elegida como compa?era de candidatura de Mondale por el ¨²nico m¨¦rito de ser mujer. Despu¨¦s perdi¨® sucesivamente dos intentos de llegar al Senado.
Ferraro apareci¨® el martes por la noche en la cadena Fox para insistir en sus argumentos y a?adi¨® que "en cuanto se les hace una cr¨ªtica te llaman racista". "Yo tambi¨¦n puedo decir que a m¨ª me atacan por ser blanca", declar¨®. Sugiri¨®, con otras palabras, que de lo que se trata m¨¢s bien es de favorecer a un negro que no vale nada s¨®lo para cortarle el paso a una mujer.
Hillary Clinton ha dicho que no comparte ese punto de vista, pero se ha negado a prescindir de Ferraro como dirigente de su campa?a. Obama ha comentado a la cadena CNN que "las declaraciones de Ferraro son el tipo de actitudes que tenemos que desterrar de la pol¨ªtica", y opin¨® que alguien que piensa as¨ª no deber¨ªa estar involucrada en la campa?a dem¨®crata.
En suma, un asunto espinoso que habla por s¨ª solo de la dif¨ªcil situaci¨®n a la que esta re?id¨ªsima campa?a est¨¢ llevando al Partido Dem¨®crata. Esa enorme oportunidad hist¨®rica que representaba la competencia entre la primera mujer y el primer afroamericano con opciones de llegar a la Casa Blanca, lejos de ser un hito y un est¨ªmulo, se est¨¢ convirtiendo en un tremendo obst¨¢culo para la unidad. Feministas y afroamericanos se sacan los ojos ante los comentaristas conservadores de la Fox, que dif¨ªcilmente contienen la sonrisa.
Las cifras hablan por s¨ª solas. Obama consigui¨® el 90% del voto negro en Misisipi; Clinton, el 70% del voto blanco. Obama apenas pas¨® del 30% del voto de las mujeres en Ohio, y eso teniendo en cuenta que gan¨® entre las menores de 25 a?os. Se ha abierto un abismo descomunal que la acritud del debate actual s¨®lo puede agrandar y que va a ser muy dif¨ªcil cerrar para las elecciones de noviembre.
Y esto todav¨ªa no ha acabado. Queda Pensilvania (22 de abril), que seguramente tampoco resolver¨¢ nada, y una dura negociaci¨®n sobre qu¨¦ hacer con Florida y Michigan, cuyas elecciones fueron anuladas por haber violado las reglas del partido.
Clinton, que gan¨® ambas, ha dejado claro que va a exigir que los delegados de esos dos Estados (185, Florida; 128, Michigan) sean aceptados en la convenci¨®n dem¨®crata de Denver, en agosto. El presidente del partido, Howard Dean, se niega a dar validez a esas elecciones y ha advertido que eso ser¨ªa cambiar a mitad de la carrera las reglas que en su d¨ªa fueron aceptadas por todos. Obama, que retir¨® su nombre de las papeletas de Michigan y no hizo campa?a en Florida, est¨¢ dispuesto a buscar una f¨®rmula que d¨¦ representaci¨®n a esos dos Estados, pero no a costa de aceptar unas elecciones en las que no particip¨®.
Las soluciones que se discuten actualmente son las siguientes: dividir el n¨²mero de delegados al 50% entre Obama y Clinton (no lo acepta Clinton), repetir las elecciones (nadie est¨¢ dispuesto a pagarlas) o repetir elecciones s¨®lo por correo (no quieren Florida y Michigan).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.