Mi primera Operaci¨®n Salida

?sta es la historia de dos ni?os, dos mochilas, dos aviones. Encima de una monta?a de maletas, la mochila de los Cuatro Fant¨¢sticos que Mariano esperaba colgarse ayer en Disney World, Orlando. Sobre los bultos repletos de libros, juguetes y ropa, la bolsa rosa chill¨®n de Barbie de Anahi, que lleva m¨¢s de 32 horas en pie desde que sali¨® de Quito. Ambos vuelan por primera vez en plena Operaci¨®n Salida de Semana Santa. Sus vidas se cruzan con las de otros 200.000 viajeros en el aeropuerto de Barajas. ?l se qued¨® sin volar. Ella lleg¨® 10 horas tarde a Barcelona.

En el mostrador de US Airways de la Terminal 1 de Barajas se arremolinan decenas de personas. Resoplidos, maletas, botellas de agua, carritos que pisan pies ajenos. Hace un calor terrible. Calor humano y cabreado. El vuelo US 741 a Filadelfia previsto a las 11.45 no saldr¨¢. "Un fallo mec¨¢nico", explica a cada pasajero un operador que no suelta un segundo el tel¨¦fono. El avi¨®n no despeg¨® en Filadelfia y no hay repuesto, confirma una portavoz de la compa?¨ªa en un 902. Encarna increpa desde la mitad de la fila a uno que se cuela. "?Qu¨¦ morro!", grita. La mujer, en ch¨¢ndal, est¨¢ a punto de echarse a llorar. Viaja en familia. Su marido, ella y cuatro ni?os. Mariano es el segundo. Tiene nueve a?os y poca gana de charla. Mira ojipl¨¢tico el revuelo de los adultos. Se ha levantado a las 3.00 en La Manga del Mar Menor. Son las 14.00 y sigue en Barajas sin saber nada. El plan parec¨ªa perfecto. En noviembre reservaron unas vacaciones en Disney, con casa, con coche alquilado, con Mickey, el favorito de Mariano. Con vuelo de Madrid a Filadelfia y de Filadelfia a Orlando. Los tres operarios del mostrador recolocaban ayer a los viajeros en nuevos vuelos entre hoy y el mi¨¦rcoles. "Para cuatro d¨ªas yo no viajo, no viajo", protesta Encarna. Mariano hace un moh¨ªn, el ¨²nico de la tarde.

Unos 200.000 viajeros transitaron ayer por el aeropuerto de Madrid-Barajas

Anahi no suelta ni eso. No hay un mal gesto en el rostro de la ni?a morena que recuenta una y otra vez las ocho maletas arrastradas de un lado a otro de las viejas terminales. Ahora espera en la T-2 con su madre, M¨®nica, y su hermana mayor Isabel. Tambi¨¦n madrug¨®, como Mariano, para el primer vuelo de su vida. "Quiero ver los Lunnis", dice bajito. En cada viaje de vuelta al hogar ecuatoriano, M¨®nica le llevaba a las ni?as v¨ªdeos de estos personajes espa?oles.

Vida dura. Tres a?os separadas de sus padres por un oc¨¦ano. Horas malas. El reencuentro con pap¨¢ se retrasa. Salieron de Quito a Guayaquil de madrugada. Primera espera. Ocho horas en el segundo aeropuerto ecuatoriano. Y arranc¨® la cadena de fatalidades. Llegaron tarde a Barajas y perdieron el vuelo de las 8.00 a Barcelona. Tambi¨¦n el de las 13.55, por recuperar esas maletas que la ni?a vigila y recuenta como si le fuera la vida en ello. Y comienza el periplo de carros por los pasillos, mendigando un viaje y sin tiempo para comer. Las recolocan en un vuelo de Spanair a las 17.00.

Para entonces, Mariano, el ni?o impasible, ya no est¨¢ en el mostrador. Otro viajero del vuelo cancelado explica que s¨ª ir¨¢ a Orlando. Dos d¨ªas despu¨¦s.