En busca de un di¨¢logo sin l¨ªmites
"Vosotros, a la c¨¢rcel; nosotros, a los funerales; y el PNV a seguir gobernando". Este descarnado an¨¢lisis de proyecci¨®n se atribuye a un dirigente del PSE que no pudo reprimir su enojo al romperse las negociaciones en la mesa pol¨ªtica de Loiola (Guip¨²zcoa). Meses despu¨¦s, aquella predicci¨®n es un hecho palmario. Una radiograf¨ªa el inmovilismo del tablero vasco, considerado por algunos dirigentes como la raz¨®n de un evidente hast¨ªo social y para otros, una de las causas determinantes del resultado del 9-M en el Pa¨ªs Vasco.
Quiz¨¢ por todo ello ha bastado que el Gobierno socialista mostrara su voluntad de entablar un di¨¢logo con el PNV para que en el entorno nacionalista tome fuerza la idea de que "algo se mueve". Ahora bien, ?cu¨¢nto? En la respuesta es imposible encontrar unanimidad. Los m¨¢s descre¨ªdos defienden que "no puede existir una voluntad real de hablar cuando desde el lado de los socialistas vascos no se quiere avanzar porque toda su estrategia se basa ahora en desgastar al lehendakari y pensar en el adelanto de las auton¨®micas". Sin embargo, hay quien sostiene en la ¨®rbita de la direcci¨®n nacionalista "que es una oportunidad para resolver un problema pendiente".
Los nacionalistas admiten que "algo se mueve" en su relaci¨®n con el PSOE
Unos y otros coinciden en acoger con "extraordinaria cautela" este escenario que se empieza a dibujar a la vista de la decepcionante experiencia vivida durante la tregua, y conscientes de que, en todo caso, "el partido ni siquiera ha empezado y, si empieza, ser¨¢ largo". Las cartas, no obstante, se van a descubrir muy r¨¢pido. Tan pronto como Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero reciba a I?igo Urkullu para conocer cu¨¢l ser¨¢ el signo del voto del PNV en la sesi¨®n de investidura. Entonces, el presidente peneuvista le reclamar¨¢ que "no se pongan l¨ªmites por ninguna de las partes".
Durante las dos intensas reuniones de esta semana, el Euzkadi buru batzar, el ¨®rgano de direcci¨®n del PNV, ha convenido que la posici¨®n de salida de su grupo parlamentario ante la nueva legislatura "es alentadora". Los peneuvistas trabajan sobre el dibujo de que a Zapatero "no le interesar¨¢ profundizar en acuerdos con CiU y eso nos coloca en mejor posici¨®n". En cambio, hay quienes no se f¨ªan de la aut¨¦ntica voluntad del presidente socialista en base, precisamente, "a su actitud en Catalu?a y tambi¨¦n a lo que hizo con los socialistas navarros en la formaci¨®n del Gobierno de UPN".
En su reuni¨®n, el l¨ªder peneuvista recordar¨¢ al presidente en funciones un mensaje que el lehendakari gusta de repetir para sustentar sus reivindicaciones: "Todo lo que el PSE negoci¨® con el PNV y Batasuna en Loiola, que se vuelva a poner ahora sobre la mesa". La respuesta de Zapatero es f¨¢cil de imaginar: "El l¨ªmite est¨¢ en la Constituci¨®n y nada de consulta". Entonces, Urkullu le recordar¨¢ que ya ayer esboz¨® un proyecto de futuro para el PNV donde no aparece ni la consulta ni el derecho a decidir. Todo sea por acercar posturas.
?Ser¨¢ por tanto la consulta un obst¨¢culo insalvable en el nuevo proceso? En sectores identificados con la reivindicaci¨®n del derecho a decidir no se oculta, siempre a modo individual, que "ahora que parece que algo se mueve, no estar¨ªa de m¨¢s reflexionar sobre si la consulta tiene que ser la reivindicaci¨®n que marque el todo o nada". Pero todav¨ªa es demasiado pronto para conjeturas de tanta enjundia. Es evidente, en cambio, que si se produjeran pronunciamientos expresos desde estos sectores de marcado acento nacionalista que centraran el objetivo de la negociaci¨®n, el efecto provocador que conlleva en ciertos c¨ªrculos la consulta quedar¨ªa muy diluido.
En el tripartito hay quienes reconocen que "no se ha sabido explicar debidamente cu¨¢l es en realidad el proceso a seguir que ha marcado el lehendakari y que parece que no hay otra cosa que la consulta cuando la gran reclamaci¨®n es que nos pongamos a dialogar". As¨ª las cosas, si se acordara el inicio de un di¨¢logo de amplio recorrido, ser¨ªa muy dif¨ªcil de sostener por cualquiera de las dos partes que la consulta es condici¨®n excluyente. Si es as¨ª, a partir de entonces empezar¨ªa de verdad el partido.
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