Baraja deja temblando al Bar?a

Al acabar un partido electrizante, lleno de toda la pasi¨®n que s¨®lo desprende la Copa, los chicos de Koeman corrieron a fundirse en un abrazo con su capit¨¢n. Formaron un corro que saltaba y gritaban de pura euforia. Rodeaban al que consideraban, sin duda, el hombre del partido: Baraja. El que abri¨® el marcador y que marc¨® las pautas a seguir por sus j¨®venes e inseguros compa?eros hasta el final. El Valencia sufri¨® m¨¢s de la cuenta porque se defendi¨® sin la pelota en el ¨²ltimo cuarto. Muy mal, por cierto. Pero ni a¨²n as¨ª pudo empatar un Bar?a lamentable, sin m¨¢s nervio que el que le dio el formidable Bojan.

De nada sirvi¨® la prima prometida por Laporta. No se trataba de dinero, sino m¨¢s profundo. Lo que supuso un nuevo fracaso de sus cuatro fant¨¢sticos. Dos de ellos ausentes. Y los dos presentes, como si no, a pesar de que fueron ellos los que marcaron. Fuera de los goles, apenas nada. Lo contrario que Villa, que dio la vida en cada carrera desmelenada con Puyol. O Mata, que se atrevi¨® con dos goles y una rabona para confirmar que viene al f¨²tbol de ¨¦lite para quedarse.

Ah¨ª estaba ¨¦l, en el c¨ªrculo central, con los brazos alzados, sinti¨¦ndose otra vez grande, dirigiendo esa especie de rondo que Koeman organiz¨® a costa del confundido Bar?a. Ah¨ª estaba Baraja, sacando ese jugadorazo que lleva dentro, no suficientemente valorado fuera de Mestalla a lo largo de una trayectoria muy perjudicada por un sinf¨ªn de lesiones musculares. Pero ah¨ª estaba otra vez, de vuelta, y oliendo a f¨²tbol por todas partes. A su lado, los j¨®venes se sintieron liberados. Alguien que, adem¨¢s, se gan¨® el respeto definitivo cuando solt¨® ese latigazo que convirti¨® el vuelo de Vald¨¦s en un escorzo in¨²til. Un golazo memorable. Tapado por un batall¨®n de defensas en el pico derecho del ¨¢rea, El Pipo condujo el cuero con la diestra pensando qu¨¦ podr¨ªa hacer con ¨¦l. Hizo lo m¨¢s inesperado: armar la zurda y soltar un misil que entr¨® por la escuadra contraria.

Mestalla se olvid¨® por un d¨ªa de lo pelmazo que ha sido su equipo durante el curso y se puso a celebrar la fiesta de una semifinal tan engalanada. Esta vez s¨ª, la apuesta de Koeman fue tan valiente como efectiva. Prescindi¨® de los extremos y ubic¨® a Joaqu¨ªn de falso delantero centro. ?ste se asoci¨® con los tres peque?os: Villa, Silva y Mata, que mataron a paredes a la pesada defensa azulgrana. Y cuando Villa vio solo a Mata a su costado izquierdo, ya sab¨ªa que el zurdo no iba a perdonar ante Vald¨¦s. En los mano a mano con el portero, Mata coloca la pelota y marca. Es infalible.

El Bar?a abus¨® de buscar la cintura y la velocidad de Bojan. Sab¨ªa que era su mejor recurso. Pr¨¢cticamente el ¨²nico, puesto que Eto'o estuvo neutralizado por su propio estado de forma y por los centrales. Y puesto que la labor defensiva de Tour¨¦ hab¨ªa resultado irrelevante, Rijkaard lo retir¨® al iniciarse la segunda parte para que entrara Henry.

Villa corr¨ªa hacia atr¨¢s para defender como un le¨®n. S¨®lo Bojan inquietaba a Mestalla. Xavi envi¨® un pase en profundidad a Henry y ¨¦ste sigui¨® al trote. Y eso que acababa de entrar. Cosas de la vida, no pasar¨ªan ni cinco minutos para que Henry se elevara por encima de los centrales y cabeceara a gol un centro de Silvinho desde la izquierda. El Valencia ten¨ªa dos opciones: morirse de miedo o responder de inmediato. Opt¨® por la segunda. Silva coron¨® su excelente encuentro con un centro que Mata empalm¨® como le ven¨ªa. La eliminatoria parec¨ªa cerrada, pero nunca se sabe con la defensa valencianista, la m¨¢s goleada en Mestalla de toda la historia. Los zagueros le hicieron la pared a Eto'o para que el camerun¨¦s convirtiera los ¨²ltimos 10 minutos en un infarto. Koeman gesti¨®n fatal la resistencia, s¨®lo Baraja y Villa sab¨ªan lo que deb¨ªan hacer (preservar el bal¨®n), pero ni a¨²n as¨ª pudo el Bar?a ara?ar la final de Copa.

Valencia 3 - Barcelona 2