El gran viaje de la cultura
El tema de la inmigraci¨®n, tratado habitualmente en el cine y la m¨²sica, se hace cada vez m¨¢s visible en el teatro y las artes pl¨¢sticas y coge fuerza en la literatura
De la calle del Desenga?o a la calle Mayor hay siete a?os culebreros: trabajos insospechados, una escuela de mentiras, una ligera transformaci¨®n f¨ªsica y los sue?os sordos de Lili¨¢n Pallares ante el zumbido de preguntas mutantes venidas de: "?Qui¨¦n diablos me mand¨® a m¨ª aqu¨ª?". Hasta que tres a?os despu¨¦s de llegar a Madrid mand¨® al carajo esas preguntas, cuando una noche se vio contando el dinero de una de las tiendas de piercings y tatuajes donde trabajaba y la asalt¨® su propia voz: "?Yo no quiero contar billetes!, ?yo lo que quiero es contar historias!".
Y mientras ella intentaba reconducir su destino, el tema de la inmigraci¨®n entraba sigiloso en el imaginario y la inspiraci¨®n de las artes espa?olas. Un desembarco tem¨¢tico m¨¢s antiguo y visible en el cine, que ha ido aumentando su volumen en la m¨²sica y ganando imagen en la pintura, la fotograf¨ªa y el teatro, y m¨¢s p¨¢ginas en la literatura, donde a¨²n tiene una presencia discreta.
Guirao: "No siempre arte y problema social van aparejados. El arte digiere mal los temas masivos con una presencia tan fuerte"
Jim¨¦nez: "Me gusta la diversidad en el arte. Ojal¨¢ veamos tambi¨¦n obras que incorporen otras visiones de nuestra sociedad hoy"
Ndongo: "Es un fen¨®meno reciente comparado con Inglaterra y Francia, donde hay inmigrantes de tercera y cuarta generaci¨®n"
Obras que recuerdan que Espa?a es una tierra de cruce de caminos desde que se hiciera tierra. Un territorio que tambi¨¦n ha pasado a la historia por ir en busca de Eldorado y que ahora muchos ven como el mismo Eldorado.
Mezcla de colores y culturas de inmigrantes que a¨²n no se ha trasladado a las artes en proporci¨®n a lo que significa como fen¨®meno en Espa?a, reconoce Jos¨¦ Guirao, director del centro social y cultural La Casa Encendida, de Madrid. ?D¨®nde queda, entonces, la funci¨®n oteadora de las artes frente a la realidad? "Un tema importante no tiene necesariamente por qu¨¦ ser motivo de inspiraci¨®n art¨ªstica. La creaci¨®n tiene sus propios c¨®digos y la sociedad otros. No siempre arte y problema social tienen que ir aparejados", explica Guirao. Al contrario, aclara que la creaci¨®n lo que hace es descubrir fen¨®menos que no est¨¢n a la vista, o que pasan desapercibidos. "El arte tiene m¨¢s capacidad de sacar a la luz lo que no es obvio ni est¨¢ claramente identificado, pero digiere mal los temas masivos con una presencia tan fuerte como el de la inmigraci¨®n".
Cinco a?os hab¨ªan pasado desde esa ma?ana del 8 de enero de 2001 cuando Lili¨¢n Pallares lleg¨® al aeropuerto Barajas, de Madrid, con 24 a?os c¨®modamente vividos en Barranquilla (Colombia) y la sola compa?¨ªa de las palabras de su padre: "S¨®lo te pago el pasaje y la escuela, pero all¨ª te buscas t¨² la vida". Era el precio que hab¨ªa aceptado por no estudiar el m¨¢ster de Producci¨®n Audiovisual que ¨¦l quer¨ªa y empecinarse en ser escritora, porque estaba convencida de que s¨ª era un sue?o valioso y no como esos de pipiripao. Entonces ya aumentaban los inmigrantes que llegaban a Espa?a. Hoy son la d¨¦cima parte de sus 45 millones de habitantes, y en algunas comunidades, como Madrid, representan el 13%. En total, son 4,5 millones de personas, la mayor¨ªa latinoamericanas (36%), que han sido necesarias para el impulso del pa¨ªs, pero casi invisibles para muchos y convertidas en mercanc¨ªa pol¨ªtica en los ¨²ltimos meses.
Menos por artistas y escritores como Lili¨¢n Pallares. Pese a que a ella nunca se le pas¨® por la cabeza que escribir¨ªa sobre la inmigraci¨®n. Menos a¨²n cuando viv¨ªa en la madrile?a y c¨¦ntrica calle del Desenga?o donde estuvo los primeros meses tras su llegada, mientras estudiaba creaci¨®n literaria en la Escuela de Letras y hac¨ªa un m¨¢ster de castings para entrevistas de trabajo corriendo por toda la ciudad. Lo empez¨® tras leer un anuncio en Segundamano: "Se necesita bailarina para una orquesta". Fue el comienzo de una serie de trabajos tras el cual siguieron el de cuidadora de un tetrapl¨¦jico, profesora de baile tropical para prostitutas, cajera en una tienda donde hac¨ªan tatuajes y piercings, instructora de aer¨®bic, guionista de mon¨®logos, cronista de una revista latina, metida a peque?a empresaria y escritora y ganadora de dos concursos de cuentos en sus ratos felices.
Un tropel de cambios que embolataron su futuro y que tambi¨¦n llegaron de s¨²bito a Espa?a a finales de los a?os noventa. La inmigraci¨®n empez¨® a ser tenida m¨¢s en cuenta por los artistas que quer¨ªan contar, inspirarse o denunciar la nueva realidad, sobre todo la de aquellos inmigrantes cuyo camino est¨¢ lleno de trampas, tramposos y trampantojos.
Mientras las artes pl¨¢sticas y el teatro recibieron el siglo XXI con el tema in crescendo y la cartelera de teatros lo anuncia cada vez m¨¢s, la literatura ha empezado a mirarlo de frente, tanto por parte de autores espa?oles como extranjeros. Las razones de esa d¨¦bil presencia son m¨²ltiples, seg¨²n Jos¨¦ Ovejero, que aborda el tema en Nunca pasa nada (Alfaguara). Y cita cuatro razones: que la inmigraci¨®n masiva es reciente en Espa?a y la literatura suele reaccionar con lentitud a los cambios sociales; que en Espa?a, al menos en los medios intelectuales, el realismo social est¨¢ muy desprestigiado; que muy pocos escritores tienen trato con inmigrantes ("es verdad que tampoco tienen trato con asesinos a sueldo y, sin embargo, se cultiva la novela negra: pero hay muchos referentes literarios que te permiten hacer esto ¨²ltimo sin salir de tu casa"). Y, por ¨²ltimo, que al ser un fen¨®meno nuevo tampoco hay una literatura escrita por la segunda generaci¨®n como en Francia o Inglaterra.
"Uno de los secretos mejor guardado de la literatura es el de la importancia que tiene el hecho de no pertenecer para escribir bien. No pertenecer a lo que sea (la lengua literaria, el pa¨ªs, la clase dominante, la religi¨®n, las costumbres aceptadas) de manera radical, frontal, sostenida", afirma Jes¨²s Aguado. Para el poeta y traductor se trata de "un acto de ruptura mental y f¨ªsica que define la vida y la obra de la inmensa mayor¨ªa de los grandes escritores, que lo fueron por su talento para las palabras y las historias tanto como para la distancia, la cr¨ªtica y la duda. Escribir es, o deber¨ªa ser, negarse a aceptar las directrices del centro, exiliarse del centro, borrar el centro. En este sentido, cualquier escritor de verdad es una suerte de inmigrante: un mestizo que extrae de los sufrimientos que le provoca esa impertinencia a cualquier centro su fuerza expresiva, sus im¨¢genes, sus ideas, sus temas o sus personajes. Algo que, pasando de la explicaci¨®n te¨®rica a la sociolog¨ªa en acto, se comprueba en las naciones en las que la inmigraci¨®n real ha acabado haci¨¦ndose un hueco, quiz¨¢s por las buenas pero en m¨¢s ocasiones a gritos y a codazos, en las culturas de acogida, en las literaturas de llegada".
Cuando Lili¨¢n se plant¨® en Espa?a en 2001 esa presencia de la inmigraci¨®n en la literatura era testimonial. Ella se preocupaba por adaptarse, estudiar creaci¨®n literaria y sobrevivir. Buscar trabajo. Cada d¨ªa hac¨ªa colas para los castings. El primero que le dio resultado fue el de bailarina para el Tr¨ªo Bravo. Un trabajo en el que dur¨® menos que una fiesta de boda en el Hotel Palace. Fue el debut laboral en Espa?a de una caribe?a morena, de melena larga y ensortijada y no muy alta, encaramada en unos tacones, mientras sus brazos y manos improvisaban sevillanas por aqu¨ª y naturales movimientos de caderas y hombros salseros por all¨¢. Y fue el final de su estrellato cuando en medio del ritmo se desliz¨®, y adi¨®s vestido...
Vuelta a los castings. Vuelta a enterarse de otras experiencias en las horas de espera y comprobar que su situaci¨®n era privilegiada comparada con la de ellos. "Vivimos rodeados de personas de otros pa¨ªses. Compartimos con ellos un banco en el parque... Pero ?qu¨¦ sabemos de ellos, de su situaci¨®n, de sus pa¨ªses, de su cultura? Nada o casi nada", reflexiona la autora jienense Carmen Jim¨¦nez, ganadora del Premio de Novela Caf¨¦ Gij¨®n 2007 por Madre m¨ªa que est¨¢s en los infiernos (Siruela), cuya protagonista es una inmigrante a trav¨¦s de la cual narra c¨®mo los afectos y lazos familiares pueden convertirse en una atadura mortal. Para ella, esa desinformaci¨®n sobre esa nueva realidad y su falta de mezcla en Espa?a es una de las claves de su poca presencia en la literatura.
Cinco a?os despu¨¦s de su llegada empezar¨ªa a hacerlo Lili¨¢n. Pero al principio andaba a la brega por sobrevivir. En esas b¨²squedas, aprendi¨® a acomodar mentiras para conseguir trabajos; como decir que en Colombia hab¨ªa hecho de enfermera de su abuela y as¨ª poder atender a un tetrapl¨¦jico. El primer d¨ªa pens¨® que no aguantar¨ªa cuando tuvo que llevarlo al cuarto de ba?o y luego ducharlo y ver que ¨¦l parec¨ªa sobrepasarse con un besemaniculitanteo amparado en su invalidez. Aguant¨® una semana. Pero ¨¦l se convirti¨® en su primer lector de relatos surgidos del desvelo.
"Es que escribir un libro requiere, fundamentalmente, tres cosas: capacidad, capacitaci¨®n y tiempo. La inmensa mayor¨ªa de los inmigrantes que llegan a Espa?a carecen de las dos primeras, y el proceso de escritura de un libro puede durar a?os", reconoce el escritor de Guinea Ecuatorial Donato Ndongo, que en la novela El metro (El Cobre) describe las razones que llevan a los africanos a dejar sus tierras y viajar a Europa. Y sentencia: "Por desgracia para escribir hay que tener dinero".
Justo lo que no ten¨ªa Lili¨¢n y que la llev¨® a una entrevista para dar clases de baile a domicilio en un tal Kinder Garden. Apunt¨® la direcci¨®n del peri¨®dico, y cuando se dio cuenta estaba timbrando en un chalet de lujo. Una vez abierta la puerta se percat¨® de lo que era. La mujer que la recibi¨® le dijo que s¨®lo ten¨ªa que ense?ar a bailar a sus chicas. Dud¨®. Pero la paga no era cualquier chichigua por dos ma?anas a la semana. Con eso se las apa?¨® unos cuantos meses. Para entonces, ya hab¨ªa cambiado Desenga?o por Lavapi¨¦s.
Por esa misma ¨¦poca, hacia 2003, los inmigrantes empezaron a interesar m¨¢s a los escritores. No es para menos, asegura Jos¨¦ Ovejero: "Se trata del fen¨®meno que m¨¢s est¨¢ alterando las sociedades europeas -desde un punto de vista social, pol¨ªtico y cultural-. Ya no se trata s¨®lo de la criada filipina que aparec¨ªa en un segundo plano en novelas de los a?os ochenta. Hoy esa presencia es tan fuerte que empieza a reclamar cierto protagonismo". Destaca que, adem¨¢s, aportan a la imaginaci¨®n colectiva nuevas historias, lo ex¨®tico, "que no debe entenderse como lo pintoresco ni lo t¨ªpico sino aquello que trae lenguajes, significados y experiencias de fuera, a menudo distintas de las nuestras. Y el escritor, por mucho que se base en su propia experiencia para escribir, tiende a absorber las de los dem¨¢s".
Sin darse cuenta, Lili¨¢n tambi¨¦n lo hac¨ªa. Sobre todo cuando en sus clases de baile a la veintena de chicas de diferentes nacionalidades del Kinder Garden descubri¨® que ellas, m¨¢s que bailar, quer¨ªan hablar. De sus vidas y sus planes.
Pliegues emocionales que un autor no debe olvidar y que cuentan en sus libros escritores como Donato Ndongo. "En El metro sent¨ª la necesidad de recordar que los inmigrantes somos personas como las dem¨¢s, con una historia, una cultura, una familia, unos paisajes, que tenemos que abandonar en busca de nuevos horizontes. A menudo, en nombre de una integraci¨®n que no es sino una extensi¨®n del dominio, se nos obliga a arrojar toda esa vida por el borde del cayuco al desembarcar. Hab¨ªa que dotar de personalidad, de humanidad, a ese vendedor ambulante para que no sea una sombra que pasa a nuestro lado. Llegar a las costas europeas no es el problema; la cuesti¨®n principal es por qu¨¦ se emigra", afirma.
?Pero por qu¨¦ una realidad tan transformadora no saltaba a las p¨¢ginas de la literatura espa?ola? Ndongo no duda en reconocer que para Espa?a es un fen¨®meno reciente comparado con pa¨ªses como Inglaterra o Francia donde ya hay inmigrantes de tercera o cuarta generaci¨®n y el tema se ha incorporado a la literatura, tanto por personas que vienen por necesidades econ¨®micas como por quienes lo hacen en busca de conocer y aprender. Por eso prev¨¦ que en Espa?a tambi¨¦n ser¨¢ cada vez m¨¢s notorio el tema de la inmigraci¨®n en los libros.
Ya se empieza a notar con inmigrantes como Lili¨¢n. Ella se gradu¨® en Colombia en periodismo y producci¨®n y aqu¨ª ha tenido que trabajar en todo. Un d¨ªa dej¨® la ense?anza en el Kinder Garden y trabaj¨® como secretaria y consigui¨® regularizar su situaci¨®n. Despu¨¦s, para poder trabajar en una tienda de tatuajes y piercings debi¨® cambiar de estilo: te?irse el pelo, modernizar el vestuario y ponerse a tono para que los clientes se creyeran lo que ella estaba vendiendo. Y escribiendo en sus recreos laborales. Comprob¨® que el tema de la inmigraci¨®n lo abordaban los escritores espa?oles. "Aqu¨ª es pronto para que surja una literatura hecha por inmigrantes y, sobre todo, descendientes de inmigrantes", dice el gallego Suso Mourelo, autor de La frontera Oeste (Caballo de Troya), libro sobre la inmigraci¨®n de Europa oriental en Espa?a. Recuerda que los emigrantes siempre han existido y siempre se ha hecho literatura con ellos, "lo novedoso es que en pocos a?os han llegado millones de ellos, de gente en busca de una nueva vida". Y un futuro.
El que ten¨ªa extraviado Lili¨¢n despu¨¦s de cuatro a?os y que reencontr¨® una noche cuando en la tienda de tatuajes y piercings hac¨ªa caja y se escuch¨® exclamando: "?Yo no quiero contar billetes!, ?yo lo que quiero es contar historias!". Al poco tiempo, en 2004, se enter¨® de un concurso de mon¨®logos y se present¨®. Escrib¨ªa pero no actuaba, as¨ª es que le dijo a un estudiante a actor que leyera sus mon¨®logos. Era en el Palacio de Gaviria. El jurado no los eligi¨®, pero el administrador del local se dio cuenta de que hab¨ªa gustado al p¨²blico y la contrat¨® para los Mi¨¦rcoles de Cabaret. Un compatriota suyo dice ignorar el motivo de por qu¨¦ en Espa?a no se ha desarrollado una literatura de la inmigraci¨®n escrita por inmigrantes. "Pero puestos a buscar motivos, podr¨ªa estar relacionado con el hecho de que no existe una tendencia clara hacia la literatura de compromiso social", reflexiona Mauricio Bernal, que tambi¨¦n ha tenido su traves¨ªa y ahora trabaja en El Peri¨®dico de Catalunya y ha escrito La dificultad de las cosas (Villegas Editores). Seg¨²n Bernal, esto no quiere decir que a los escritores inmigrantes no les importe el drama de la inmigraci¨®n; "les importa, pero utilizan otras tribunas, como la prensa, para expresarse o denunciar. No hay indicios de que haya un escritor dedicado hoy a dejar constancia de las miserias de los extranjeros en una especie de Germinal moderno, pero tambi¨¦n es cierto que, sin ser la columna vertebral de sus novelas, algunos autores tocan el tema de soslayo. O escriben de Espa?a. En ese sentido son identificables como novelas de la inmigraci¨®n, o novelas de inmigrantes".
O de literatura oral, como la de Los mon¨®logos de Biocomicoides, nombre que Lili¨¢n puso a su primer intento de compa?¨ªa de monologuistas. Pero insuficiente para vivir. Y pronto estuvo dando saltos en un gimnasio como monitora de aer¨®bicos. Ocho meses despu¨¦s empez¨® a trabajar en la revista latina Mas in que cerr¨® a los siete meses. Tuvo claro que no quer¨ªa volver a ser empleada tras haber tenido cerca de una quincena de jefes en cinco a?os. En 2006 mont¨® la agencia de eventos Twenty Four Seven.
Toda esta presencia de los inmigrantes, se?ala Carmen Jim¨¦nez, "es una inyecci¨®n de vitalidad para nuestra narrativa. Nuevas voces, nuevas miradas, nuevas culturas. ?Refrescante, no? A veces mis amigos y yo hemos compartido la misma sensaci¨®n de cansancio ante los temas recurrentes de nuestra literatura: Guerra Civil o novela hist¨®rica. Me gusta la diversidad en el arte y en la literatura. Ojal¨¢ veamos, tambi¨¦n, m¨¢s novelas que incorporen visiones de nuestra sociedad de hoy". Se refiere a los mileuristas, las parejas homosexuales o a los problemas del medioambiente.
Sentada en la orilla de ese tiempo que la misma Lili¨¢n ha ayudado a forjar, empieza una nueva y renovada concepci¨®n est¨¦tica en Espa?a. "Una que hace visible todo lo que est¨¢ oculto y la gente no quiere ver. El arte borra las cifras y vuelve a los inmigrantes humanos", afirma Luz ?ngela Lizarazo que ha inaugurado la exposici¨®n elDorado, en la galer¨ªa Magda Belloti, de Madrid.
Cambios est¨¦ticos que se aprecian en concursos literarios donde el tema es la inmigraci¨®n. Dos de ellos los ha ganado Lili¨¢n Pallares, el ¨²ltimo en noviembre pasado. Lo convoc¨® la revista Fusi¨®n Latina, con jurados como Santiago Gamboa, Santiago Roncagliolo y Antonio Caballero, todos reconocidos escritores latinoamericanos e inmigrantes. Servicio an¨®nimo, t¨ªtulo con el que gan¨®, narra la persecuci¨®n a un inmigrante del top manta en el centro de Madrid. Una carrera diferente que ha vivido la propia Lili¨¢n. Ahora, siete a?os separan la calle del Desenga?o de la calle Mayor donde hoy vive y escribe convencida de que su ilusi¨®n no era un sue?o de pipiripao.
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