Parada en la ruta del vino

Clara Mart¨ªnez de Salinas naci¨® en San Sebasti¨¢n, pero nunca abandon¨® la idea de recalar en otro lugar no menos atractivo, La Rioja, de donde procede su familia. Mercedes Larrea naci¨® ah¨ª, en Logro?o. Sus padres se conoc¨ªan de siempre, as¨ª que las dos son amigas "desde hace mil a?os", dice Larrea. Una estudi¨® turismo (Clara); la otra, psicolog¨ªa aplicada a la empresa.

Antes de montar el hotel La Capellan¨ªa, ambas ten¨ªan una experiencia laboral que les iba a venir muy bien. Mart¨ªnez de Salinas lleg¨® a tener una mayorista de viajes en Madrid, y Larrea trabaj¨® en un puesto ejecutivo en supermercados Alcampo que ahora le sirve para la gesti¨®n de este peque?o hotel y para el trato con los clientes: "Conocer qu¨¦ le puede gustar a cada uno es muy importante", dice.

Cuando tuvieron claro lo que quer¨ªan se pusieron a buscar. Y encontraron en San Asensio una casa de piedra solariega del siglo XVIII que en origen fue del capell¨¢n. Cuando la compraron llevaba 15 a?os sin habitar. Contactaron con un arquitecto y contrataron a un constructor especializado en rehabilitar casas de este tipo. La obra dur¨® dos a?os. Ambas quer¨ªan una decoraci¨®n relajada y espacios abiertos. Y que la piedra sillar y las vigas originales de madera fueran predominantes, lo mismo que el color blanco que envuelve todas las estancias.

?Y por qu¨¦ precisamente en La Rioja Alta? Larrea explica que "es la zona que ahora m¨¢s turismo mueve, por dos razones: por las bodegas y por el Museo Vivanco del Vino, que tiene 900 visitas diarias". Hay otras razones poderosas. En un radio de 33 kil¨®metros est¨¢ la capital, Logro?o; San Mill¨¢n de la Cogolla, cuna del castellano; Santo Domingo de la Calzada, en el Camino de Santiago; dos campos de golf y la otra mitad de La Rioja Alta, La Rioja alavesa, que no tiene nada que envidiar.

La Capellan¨ªa cuenta con ocho habitaciones dobles de 20 metros cuadrados con posibilidad de cama supletoria, distribuidas en dos plantas, y dispone de una biblioteca y acceso a Internet por wi-fi, sal¨®n con chimenea y terraza. Seg¨²n cuentan las propietarias, la clientela se concentra en parejas de entre 30 y 50 a?os, tambi¨¦n gente mayor; incluso pandillas enteras que alquilan las ocho habitaciones. B¨¢sicamente, todos son turistas espa?oles atra¨ªdos por la ruta de las bodegas. "Cuando la gente viene un poco despistada les hacemos un plan adaptado a lo que les interesa. La bodega Marqu¨¦s de Riscal, de Frank Gehry, tiene mucho tir¨®n, pero alrededor hay decenas, antiguas y modernas", explica Clara Mart¨ªnez de Salinas.