Entre la espada y la pared
El resultado de las elecciones del 9 de marzo plantea m¨¢s interrogantes de los que resuelve. Tras su ajustada victoria, los socialistas se encuentran entre la espada y la pared. Zapatero no puede recurrir a los partidos de izquierda a fin de formar la mayor¨ªa parlamentaria necesaria, porque el electorado de estos partidos opt¨® por dar su voto al PSOE para evitar una victoria del PP. La bipolarizaci¨®n de los votos entre el PSOE y el PP ha situado al PNV y a CiU en una posici¨®n de fuerza para exigir que se les transfieran m¨¢s competencias y recursos a cambio de su apoyo al nuevo Gobierno socialista.
Los problemas a los que se enfrenta el nuevo Ejecutivo, sin embargo, son m¨¢s profundos que la simple geometr¨ªa parlamentaria o el hecho de que tendr¨¢ que salvar el bache que atraviesa en la actualidad la econom¨ªa internacional. El primero de esos problemas reside en el car¨¢cter de la oposici¨®n conservadora. Desde las elecciones de 2004, el PP adopt¨® una estrategia de desgaste del Gobierno socialista, estrategia que no respet¨® las reglas de la oposici¨®n democr¨¢tica, y una ret¨®rica que sobrepas¨® los l¨ªmites del debate parlamentario. En lo que se puede considerar una campa?a electoral casi permanente, el PP pas¨® del Parlamento y, en su lugar, sac¨® a sus huestes a la calle para manifestar su disconformidad con respecto a la pol¨ªtica antiterrorista, la pol¨ªtica territorial y las nuevas leyes sociales introducidas por el Gobierno socialista. El PP se opuso e hizo campa?a en contra de la negociaci¨®n del Gobierno con ETA, algo que romp¨ªa con una tradici¨®n pol¨ªtica bien asentada; se uni¨® a la Iglesia en contra de las progresistas reformas sociales llevadas a cabo por el Gobierno de Zapatero, y obstaculiz¨® toda nueva transferencia de competencias que rebasara el principio de subsidiariedad administrativa, de ah¨ª su cruzada en contra del Estatuto catal¨¢n.
El primer problema del nuevo Gobierno de Zapatero volver¨¢ a ser la oposici¨®n del PP
La fuerza del voto del PP el 9-M puede animarle a no efectuar cambios
El PP recab¨® ayuda para su campa?a en contra del Gobierno de Zapatero en el seno del propio Estado y de sus organismos, con lo que politiz¨® unas instituciones de las que se espera que permanezcan al margen de las pol¨ªticas de partido. En muchas cuestiones, el PP no ocup¨® el espacio del centro-derecha en el espectro pol¨ªtico, sino que se situ¨® a la derecha del mismo, reduciendo as¨ª sus posibilidades de una victoria electoral. La polarizaci¨®n pol¨ªtica consiguiente ha supuesto un deterioro de la democracia espa?ola.
En realidad, la conducta del PP parece sugerir que el partido no ha interiorizado las normas b¨¢sicas de la democracia parlamentaria ni el discurso centrista que dice representar. Asimismo, da a entender que el PP no se ha enfrentado a su pasado a fin de poner al descubierto cier-tas culturas y mentalidades residuales del franquismo y deshacerse de ellas. Un fallo ¨¦ste que no es sino una consecuencia del elitismo que gui¨® la transici¨®n a la democracia y que permiti¨® que la derecha eludiera su pasado. La ausencia de democracia interna, vital para la articulaci¨®n de unas estrategias basadas en unos contextos pol¨ªticos en cambio constante, dificulta la renovaci¨®n del PP. La escasa ventaja electoral alcanzada por el PSOE y la fuerza del voto del PP en sus bastiones puede anular toda tentaci¨®n por parte de su directiva de cambiar de estrategia o de formar un equipo directivo m¨¢s moderado.
La renuencia del PP a todo consenso dificultar¨¢ que Zapatero pueda llevar a cabo su programa progresista. Si concede mayores competencias y recursos a una o m¨¢s de las comunidades hist¨®ricas a fin de ganarse el apoyo parlamentario de los partidos nacionalistas, ahondar¨¢ a¨²n m¨¢s la polarizaci¨®n cultivada por el PP. Por encima de esto, la propia arquitectura del Estado espa?ol constituye el segundo de los problemas de fondo que limitar¨¢n a su nuevo Gobierno. La naci¨®n se ha convertido en el campo de batalla de los partidos pol¨ªticos. Conforme al discurso que el PP lanza a los medios, Espa?a se est¨¢ desintegrando; cunde el separatismo y el Gobierno es c¨®mplice del suicidio colectivo del pa¨ªs. En unos tiempos de inmigraci¨®n masiva y de globalizaci¨®n -o "glocalizaci¨®n", t¨¦rmino utilizado por Alvin Tofler para referirse a la necesidad de los pueblos de afirmar sus identidades locales-, este tipo de pol¨¦mica no se circunscribe al caso espa?ol. El terreno sobre el que se asientan los conceptos de naci¨®n y de identidad no deja de moverse. Basta con fijarse en el Reino (Des)Unido, en B¨¦lgica o en Italia.
Si ahondamos en la identidad plural de Espa?a, encontramos una especie de "empate" entre la identidad espa?ola y las otras identidades, la catalana y la vasca en particular. La dictadura de Franco intent¨® destruir esta dualidad, imponiendo una sola identidad. Por eso en la nueva democracia fue a¨²n m¨¢s intensa la expresi¨®n de la diferencia. Y la celebraci¨®n de la pluralidad ha sido una fuente de vitalidad cultural. El problema surge cuando algunas ¨¦lites pol¨ªticas pretenden imponer no s¨®lo una jerarqu¨ªa de identidades, sino casi una identidad exclusiva, ya sea espa?ola o regional. Sin embargo, la inmensa mayor¨ªa de los espa?oles se siente c¨®moda con la coexistencia de dos, tres y hasta cuatro identidades.
El sistema de comunidades aut¨®nomas establecido en la Constituci¨®n, todav¨ªa a la sombra de la dictadura franquista, exacerb¨® el problema. Las autonom¨ªas han obtenido una serie extraordinaria de recursos y de competencias a lo largo de los ¨²ltimos treinta a?os. Se reconoci¨® el car¨¢cter especial de las comunidades hist¨®ricas, pero esto dio lugar a una asimetr¨ªa entre ellas que lleg¨® a convertirse en un motivo de resentimiento, en especial con respecto a los catalanes. La ampliaci¨®n de las transferencias a todas las comunidades dio origen a una din¨¢mica competitiva alimentada por el agravio comparativo. Las ¨¦lites pol¨ªticas regionales no pod¨ªan pasar por alto ese af¨¢n de ponerse al mismo nivel de las otras o de aventajarlas, porque surgieron redes de intereses financieros, comerciales, sociales y culturales que no s¨®lo las presionaron a diferenciar su identidad y su historia de las de las otras regiones, sino tambi¨¦n a arrancar m¨¢s recursos y competencias al Estado, un proceso que corre el riesgo de terminar convirti¨¦ndose en una causa perdida.
Se trata de un federalismo competitivo, m¨¢s que cooperativo. Se echan en falta los mecanismos de responsabilidad conjunta que caracterizan a los Estados federales. No se toman decisiones conjuntas a nivel nacional, de modo que no se fomenta que los Gobiernos regionales piensen en t¨¦rminos nacionales. En el Senado espa?ol apenas hay representaci¨®n auton¨®mica, y, sin embargo, el deseo de Zapatero de reformarlo para que refleje la importancia de las autonom¨ªas se topa con la oposici¨®n del PP. Con el actual equilibrio de fuerzas en el Congreso, esta reforma sigue siendo imposible.
El Gobierno de Zapatero se enfrenta as¨ª a unos retos a¨²n mayores que los de los ¨²ltimos cuatro a?os. No obstante, y pese al PP, si lleva a cabo la ¨²ltima tanda de transferencias posibles en el marco de la Constituci¨®n, puede crear una mayor¨ªa parlamentaria funcional.
Parece que el PNV se muestra m¨¢s proclive a cooperar, escarmentado tras la p¨¦rdida de votos sufrida en las ¨²ltimas elecciones, unos votos de los que se beneficiaron los socialistas vascos. Tanto es as¨ª que Ibarretxe podr¨ªa acabar cediendo a las presiones de su propio partido para que retrase el refer¨¦ndum de autodeterminaci¨®n a cambio de m¨¢s competencias. Y por encima de todo esto, el nuevo Gobierno socialista tiene a su alcance el premio m¨¢s codiciado de la Espa?a democr¨¢tica: el desmantelamiento de ETA mediante mecanismos legales y de seguridad.
Sebastian Balfour, catedr¨¢tico em¨¦rito en la London School of Economics and Political Science, es autor (con Alejandro Quiroga) de Espa?a reinventada. Naci¨®n e identidad desde la transici¨®n (2007). Una versi¨®n de este art¨ªculo se publica en ingl¨¦s en www.openDemocracy.net. Traducci¨®n de Pilar V¨¢zquez
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