Mugabe acab¨® con Mugabe
El s¨ªmbolo del despertar de ?frica se ha convertido en tirano de Zimbabue
En Borrowdale Brook, un elegante barrio de Harare de ¨¢rboles robustos y habitantes acaudalados, hay una finca inmensa que destaca sobre las dem¨¢s. No hay otro sitio en Zimbabue tan protegido de la realidad: un ret¨¦n policial dificulta el acceso ya a un kil¨®metro; luego hay otro filtro de soldados que exhiben ametralladoras, seguido de un alto muro y un portal¨®n extravagante de arquitectura china. Detr¨¢s se avista todav¨ªa un tupido bosque de altos abetos. En su interior vive Robert Mugabe, de 84 a?os, el h¨¦roe de la liberaci¨®n de Zimbabue, que afronta ahora una de sus batallas m¨¢s dif¨ªciles: mantenerse en el poder mientras su pa¨ªs se derrumba.
"Su principal problema es que se cree Dios", dice un general retirado
S¨®lo en lugar tan aislado como Borrowdale Brook puede Mugabe creerse a¨²n que su mito, forjado durante a?os de lucha contra el colonialismo racista de Rodesia, sigue vigente y acendrado. Pero si el h¨¦roe convertido hoga?o en tirano saliera de su burbuja y mirara a su alrededor -la vista no le falla, tras operarse dos veces en la cl¨ªnica Barraquer de Barcelona-, se topar¨ªa con una realidad atroz: desde 1980, el a?o en que alcanz¨® el poder entre v¨ªtores del pueblo, la esperanza de vida en Zimbabue ha ca¨ªdo desde los 61 a?os hasta los 37; el paro alcanza el 80%; los sistemas de educaci¨®n y salud -otrora ejemplares- se han desmoronado; la inflaci¨®n supera el 100.000%, y los derechos m¨¢s elementales se pisotean sin contemplaciones. Por esto a Mugabe le gusta tanto Borrowdale Brook: aqu¨ª sigue siendo simplemente el h¨¦roe.
"El principal problema de Mugabe es que se cree Dios; incluso ahora", afirma Kudzai Mbudzi, ex guerrillero y general retirado. "En todas las reuniones, siempre, tomaba ¨¦l solo todas las decisiones porque est¨¢ convencido de saberlo todo", a?ade.
No siempre fue as¨ª. Mugabe naci¨® a 100 kil¨®metros de Borrowdale Brook, en Kutama, una llanura poblada de maizales y falto de esperanzas, sobre todo en 1924, cuando los negros no eran ni siquiera ciudadanos. Su familia era pobre, como todas las dem¨¢s, y su situaci¨®n todav¨ªa empeor¨® cuando el padre les abandon¨®. Robert Mugabe ten¨ªa entonces 10 a?os, y su hermano mayor acababa de fallecer. Le tocaba crecer a marchas forzadas, y lo hizo con la ayuda de los maristas, que se encargaron de convertir en maestro a aquel chico solitario, apegado a su madre y a los libros, y con fuertes convicciones cat¨®licas que conservar¨ªa toda la vida.
El maestro de Kutama se uni¨® en 1960 a la lucha contra el Gobierno racista de Ian Smith. Era s¨®lo uno m¨¢s, aunque lo suficientemente astuto como para ir ganando posiciones en el escalaf¨®n revolucionario, sometido a una brutal represi¨®n que le mand¨® 11 a?os a prisi¨®n. Pero lleg¨® a lo m¨¢s alto en el momento clave, en 1979, cuando al r¨¦gimen no le quedaba otra opci¨®n que claudicar, y su partido -el m¨¢s a la izquierda, influido por el mao¨ªsmo- barri¨® no s¨®lo a blancos y reformistas, sino tambi¨¦n a los rebeldes rivales que hab¨ªan empu?ado las armas como ¨¦l.
Hab¨ªa nacido un h¨¦roe y un s¨ªmbolo del despertar del continente negro y de todo el Tercer Mundo, agasajado incluso por un Occidente incr¨¦dulo ante su pol¨ªtica de reconciliaci¨®n. Aunque hay cap¨ªtulos oscuros -como la matanza con ayuda norcoreana de miles de opositores en Matabeleland-, son a?os refulgentes: la joya de ?frica brilla, y sus Gobiernos multirraciales dirigidos por Mugabe impulsan ambiciosos programas sociales que universalizan la educaci¨®n y la sanidad.
Y de pronto algo se torci¨®. "A mediados de los a?os noventa el pa¨ªs necesitaba un impulso, cambios urgentes, y el l¨ªder no estaba preparado para entender los nuevos tiempos", reflexiona en Harare Godfrey Chanetsa, ex portavoz de Mugabe en aquellos a?os. Mil novecientos noventa y siete fue un a?o clave en el anochecer de Zimbabue. El Reino Unido -la antigua metr¨®poli- se neg¨® a aportar los fondos para la reforma agraria tras asumir Tony Blair el Gobierno. "Mugabe se sinti¨® incomprendido y humillado, y nada volvi¨® a ser ya igual", apunta Heidi Holland, bi¨®grafa del presidente.
Aqu¨ª empieza la pendiente, cada vez m¨¢s pronunciada: env¨ªo de tropas a la guerra de la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo -un lucrativo negocio para la c¨²pula militar, una ruina para Zimbabue- (1998), nacimiento de la oposici¨®n democr¨¢tica con riadas de fondos brit¨¢nicos (1999), y derrota en el refer¨¦ndum para cambiar la Constituci¨®n (2000).
La respuesta del l¨ªder a los problemas fue una continua huida hacia delante: fraudes electorales, cierre de peri¨®dicos, reparto de tierras entre su c¨ªrculo cada vez m¨¢s rico e impresi¨®n alocada de dinero, que ha disparado la inflaci¨®n como nunca se hab¨ªa visto antes en ning¨²n lugar.
Tras el rev¨¦s en las elecciones del pasado 29 de marzo, el le¨®n est¨¢ herido, pero sus aduladores le jalean para que ruja. El h¨¦roe de Borrowdale Brook se prepara para salir a la calle y propinarle una buena paliza a la realidad.
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