Decr¨¦pito Zaragoza
El Betis resuelve desde los costados y la afici¨®n blanquilla reacciona con una pa?olada
Se descuajeringa el Zaragoza sin que nadie le ponga remedio. Acuciado por la necesidad, sufre ataques de p¨¢nico y no encuentra un remedio reparador a sus quebraderos de cabeza. Lo atestigu¨® el Betis, que tir¨® de Mark Gonz¨¢lez para ganar el partido y retorcer a un rival tan pusil¨¢nime como rampl¨®n. Lo padeci¨® la afici¨®n, que acab¨® por hacer la pa?olada a la directiva y tildar a los futbolistas de mercenarios e ingratos.
Con Chaparro en el banquillo, el Betis ha pasado de ser un equipo desencajado, sin otra pauta que el orden defensivo, a un conjunto pragm¨¢tico que entiende el juego como un intercambio de golpes en el que gana quien ensancha el campo. Ante el Bar?a le sali¨® de rechupete, tras recibir dos goles y marcar tres; frente al Zaragoza, con la misma receta, la que mezcla el juego interior con el exterior, le sobraron dos.
ZARAGOZA 0 - BETIS 3
Zaragoza: C¨¦sar; Diogo, Ayala, Paredes, Zapater; Luccin (Aimar, m. 35); Sergio Garc¨ªa, Gabi (Celades, m. 62), Matuzalem, ?scar (Oliveira, m. 60); y Diego Milito. No utilizados: L¨®pez Vallejo; Pav¨®n, Sergio y Chus Herrero.
Betis: Casto; Melli, Juanito, Ilic, Fernando Vega; Arzu (Juande, m. 60), Capi; Edu, Sobis (Lima, m. 76), Mark Gonz¨¢lez (Odonkor, m. 46); y Pavone. No utilizados: Ricardo; Fernando, Nano y Xisco.
Goles: 0-1. M. 8. Mark Gonz¨¢lez remata un centro de Sobis. 0-2. M. 16. Mark Gonz¨¢lez define tras regatear a tres jugadores. 0-3. M. 63. Pavone.
?rbitro: Ontanaya L¨®pez. Amonest¨® a Gabi, Aimar, Diogo y Juande.
27.000 espectadores en La Romareda.
Apocado y retra¨ªdo, el Zaragoza se desentiende de Oliveira sin rubor alguno. Pecado capital porque es el ¨²nico capaz de romper a las zagas con una carrera o un movimiento de cintura. Villanova, que antepone los galones a los m¨¦ritos presentes, opta por un sistema con un solo punta, un 4-1-4-1. La idea consiste en reforzar los costados, zonas hu¨¦rfanas durante el curso porque el equipo carece de extremos o interiores. Pero es un fracaso porque los volantes s¨®lo trazan diagonales y buscan el perfil para el disparo o el pase interior. Ni un solo centro. De ah¨ª, que Diego Milito, futbolista de olfato remojado desde hace tiempo, no atine. A escasos metros, ocurri¨® lo contrario.
Sostenido por Casto, el Betis lanza el bal¨®n al costado y se aplica en los toques din¨¢micos pero seguros. Edu, en la derecha, tiene desborde y llegada. Speedy Gonz¨¢lez, en la izquierda, tiene cohetes por piernas y el don del oportunismo. As¨ª, Pavone centr¨® un bal¨®n al punto de penalti y Mark Gonz¨¢lez se anticip¨® a la defensa para meter la cabeza. Luego, dribl¨® a tres futbolistas y la col¨® por debajo de C¨¦sar. Todo eso, claro, ante otro ejercicio de insolidaridad defensiva del Zaragoza, que prefiere enfilar el marco adversario a cerrar el suyo. L¨®gico que Pavone pusiera la puntilla en el segundo acto. La afici¨®n, encolerizada, no se content¨® con la pa?olada y aguard¨® a los futbolistas a la salida de los vestuarios para proseguir con los insultos. Respira aliviado el Betis tras humillar al Zaragoza, equipo tan mal configurado como ego¨ªsta, que sufre una tortura y se mortifica pensando en lo que pudo ser, pero no es.
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