Alan Moore se pasa al c¨®mic 'X'
La estrella brit¨¢nica de la historieta y su esposa, la ilustradora Melinda Gebbie, publican 'Las chicas perdidas'
El lugar, un encantador hotel en un id¨ªlico escenario centroeuropeo. El cu¨¢ndo, alg¨²n momento a principios del siglo XX, justo antes de la primera gran guerra. Son las condiciones perfectas para un encuentro casual entre tres mujeres: Dorothy, Wendy y Alice. Tres personalidades muy diferentes que coinciden en una circunstancia: de ni?as, algo m¨¢gico cambi¨® sus vidas.
El autor del cl¨¢sico 'Watchmen' y su mujer defienden el porno como g¨¦nero
As¨ª comienza Las chicas perdidas, la ¨²ltima obra de Alan Moore, que por fin ve la luz en Espa?a (Norma). Veinte a?os despu¨¦s de revolucionar el g¨¦nero de superh¨¦roes -y, por extensi¨®n, todo el c¨®mic- con la magistral Watchmen, el guionista brit¨¢nico ha conseguido que una de sus obras m¨¢s ambiciosas llegue por fin a las librer¨ªas tras casi dos d¨¦cadas de trabajo.
Si en sus ¨²ltimas obras (La liga de los hombres extraordinarios, Promethea...) analizaba el mundo de la cultura popular, ahora se adentra de nuevo en el mundo de la imaginaci¨®n y de los cuentos, para usarlos esta vez como medio de exploraci¨®n de la sexualidad. Las ni?as que surcaron el mundo m¨¢gico de Oz, el maravilloso pa¨ªs de Nunca Jam¨¢s o que cruzaron el espejo para encontrar surrealistas mundos, se sientan en una mesa para reflexionar sobre esos sucesos de infancia y hablar de aquello que nunca contaron. Los argumentos de los sesudos tratados que han visto en las obras de Barrie, Carroll o Baum fuertes simbolismos sexuales, son ahora analizados por las propias protagonistas de las ficciones, reescribiendo sus propias historias como ritos inici¨¢ticos que no comprendieron y que ahora deben clarificar para encontrar el camino que les permita disfrutar del sexo con total libertad.
Alan Moore y Melinda Gebbie, su mujer y dibujante de la obra, encontraron en estos tres personajes el veh¨ªculo perfecto para su historia. En unas declaraciones recientes a Newsarama, el guionista afirmaba: "Son una met¨¢fora de todos nosotros, de la propia naturaleza del sexo. Cuando entramos en ¨¦l, no somos maduros, da igual a qu¨¦ edad sea. Nuestro proceso de maduraci¨®n siempre estar¨¢ incompleto hasta que hayamos entrado en ese peculiar reino".
Una obra que los autores insisten en calificar como "pornogr¨¢fica", pero reclamando como tal aquella que est¨¢ ligada no a fotograf¨ªas y v¨ªdeos, sino a escritos y dibujos, la que es fruto puro de la imaginaci¨®n. Sexo tratado de forma espont¨¢nea y alegre, no como algo oscuro y pecaminoso, sino como una celebraci¨®n de la propia humanidad.
En los tres vol¨²menes de la obra, Moore y Gebbie exploran de la mano de sus chicas la importancia del sexo en el ser humano a trav¨¦s de su representaci¨®n cultural, con referencias continuadas a todas las formas art¨ªsticas que han tratado el erotismo, desde las pinturas o ilustraciones de Beardsley, Klimt o Ingres a la literatura de D. H. Lawrence o Pierre Louys, creando un complejo y frondoso caleidoscopio de influencias que ha obligado a la dibujante a soberbias piruetas gr¨¢ficas. Una vez m¨¢s, Moore demuestra que no hay g¨¦nero menor y que la pornograf¨ªa puede ser perfectamente un veh¨ªculo no s¨®lo de pulsiones y de pasiones, sino de ideas y conceptos, consiguiendo una obra que sabe aunar la provocaci¨®n sensual con la intelectual.
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