Inundados por las olas
La primera fase de la crisis que agita a los mercados de cr¨¦dito se inici¨® hace diez meses con el anuncio de la liquidaci¨®n por remate de dos fondos de inversi¨®n libre (hedge funds) promovidos por el banco de negocios norteamericano Bear Stearns y se ha cerrado el mes pasado con el rescate, al borde de la quiebra, del propio banco.
Los mercados financieros y de cr¨¦dito est¨¢n inmersos en el movimiento inverso al que realizaron entre 2003 y 2007. Entonces, gracias a la bajada dr¨¢stica de los tipos de inter¨¦s, se inici¨® una carrera hacia el endeudamiento que hac¨ªa subir la cotizaci¨®n de todo tipo de activos: acciones, bonos, inmuebles, materias primas... Ese endeudamiento masivo lo mismo que proporcionaba el combustible necesario para el crecimiento econ¨®mico permit¨ªa incrementar el beneficio total de las operaciones financieras por la v¨ªa de hacerlas desmesuradas. Uno de tantos ejemplos es el del fondo de inversi¨®n de Carlyle, liquidado hace unas semanas, que hab¨ªa llegado a contraer una deuda equivalente a 30 veces la cantidad inicial aportada por los part¨ªcipes. Ni que decir tiene que la ventaja de esa operativa era, cuando las cosas iban bien, multiplicar el beneficio por 30, y el inconveniente que, cuando lleg¨® el momento de las p¨¦rdidas..., ¨¦stas tambi¨¦n se multiplicaron por 30.
La actual crisis financiera no tiene mucho que ver con el 'crash' de 1929-1932, aunque no deja de ser inquietante
Pues bien, esa fase de ida en la que bancos, fondos de inversi¨®n libre, veh¨ªculos de inversi¨®n estructurada, etc¨¦tera, se apalancaban (es decir, se endeudaban) se ha convertido ya en su contrario: ahora se desapalancan, reducen deuda. Para ello venden los activos financiados con ella, lo que no augura nada bueno para los diferentes mercados financieros, de cr¨¦dito o inmobiliarios y, con el tiempo, de materias primas.
?D¨®nde ir¨¢ a parar todo esto? Recientemente el anterior director del Fondo Monetario Internacional comparaba la situaci¨®n actual con la de los a?os treinta. La comparaci¨®n parece un tanto exagerada. Entre 1929 y 1932 el producto interior bruto norteamericano se redujo en un 34%. Quebraron, aunque aqu¨ª las cifras difieren, 15.000 bancos, y la oferta monetaria se redujo tambi¨¦n en un 40%. Las autoridades monetarias de Estados Unidos cometieron graves errores de gesti¨®n de la crisis (repetidos en Jap¨®n en los a?os noventa) que nadie est¨¢ cometiendo en este momento (s¨®lo el Banco de Inglaterra borde¨® el verano pasado ese tipo de errores).
?Quiere decir esto que no habr¨¢ sectores econ¨®micos que pasar¨¢n por algo parecido a una gran depresi¨®n? No. De hecho, el sector de las nuevas tecnolog¨ªas pas¨® por esa situaci¨®n a comienzos de esta d¨¦cada y el de construcci¨®n e inmobiliario han iniciado una fase parecida. Si los ¨ªndices de Bolsa son un indicador adecuado, la ca¨ªda del ¨ªndice Dow Jones en los a?os 1929-1932 fue del mismo orden que la que hace cinco a?os acumul¨® el Nasdaq (tecnol¨®gico) y de lo que en alg¨²n momento ha llegado ya a perder el ¨ªndice sectorial de las constructoras de viviendas de Estados Unidos: del orden del 80%. Algo que no tiene por qu¨¦ sucederle al resto de los sectores econ¨®micos, si exceptuamos el financiero.
Todo esto no quiere decir que la crisis no sea inquietante. Aunque la verdadera comparaci¨®n deber¨ªa llevarnos a los a?os 1973-1974, cuando se produjo una situaci¨®n in¨¦dita en la historia: una fuerte recesi¨®n econ¨®mica acompa?ada de un incremento del precio de las materias primas (ahora las materias primas siguen en precios m¨¢ximos). Si a eso se suma la fuerte depreciaci¨®n del d¨®lar entonces y ahora, la competencia emergente de Jap¨®n y Alemania (ahora China), y las dificultades que atraves¨® el sector financiero, tan ayudado por los petrod¨®lares entonces como por los fondos soberanos ahora, las grandes l¨ªneas de la comparaci¨®n est¨¢n servidas.
Pero, con todo y con eso, la similitud no debe asustar m¨¢s de la cuenta. Hay que recordar que en Espa?a, durante aquella crisis, la programaci¨®n de televisi¨®n terminaba anticipadamente y los escaparates apagaban sus luces a las diez de la noche. Parece que a¨²n estamos muy lejos de situaciones tan dram¨¢ticas, aunque eso no quiera decir que vaya a pasar un solo d¨ªa de los dos pr¨®ximos a?os en que no vayamos a estar amenazados por las olas.
Juan Ignacio Crespo es director europeo en Reuters Gesti¨®n de Activos.
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