Tu amor es malo para mi salud
Cada vez m¨¢s personas desarrollan formas de relacionarse que pueden llegar a ser da?inas
Como los medicamentos, existen relaciones amorosas contraindicadas. Algunas personas se embarcan, muchas veces sin saberlo, con parejas que van a darles m¨¢s que quebraderos de cabeza. Son los amores t¨®xicos, estilos afectivos que se establecen con personas con rasgos de personalidad que generan en el otro mucho padecimiento y alteraciones psicol¨®gicas.
Las personas con trastornos de la personalidad tambi¨¦n aman
Muchos se enredan en enlaces t¨®xicos sin saber a lo que se arriesgan
?Por qu¨¦ nos enganchamos tanto a relaciones dolorosas?
"Me hizo sentirme afectivamente secuestrada y entr¨¦ en una depresi¨®n"
El trastorno l¨ªmite tiene el peor pron¨®stico sentimental
El amor paranoide cree que la pareja le da?ar¨¢ de forma intencionada
"Las personas con trastornos de la personalidad tambi¨¦n se enamoran, se casan y tienen hijos o amantes", dice Walter Riso, psic¨®logo cl¨ªnico experto en relaciones amorosas. Nadie lleva un cartel en la frente indic¨¢ndolo y quien se enreda con ellos se arriesga, sin saberlo, a las consecuencias. Existen muchas personas con rasgos de personalidad marcados sin llegar al extremo de la patolog¨ªa y que suelen dispararse en situaciones cr¨ªticas o estresantes. "Una personalidad paranoide es desconfiada y cree que todo el mundo le va a hacer da?o. Cuando una posible pareja le pregunta en qu¨¦ trabaja o cu¨¢nto gana se le dispara el gui¨®n de desconfianza y desaparece", a?ade Riso.
El calvario amoroso de Lola (prefiere no identificarse), ahora con 47 a?os, comenz¨® en plena adolescencia. A los 19 a?os, con la carrera de Medicina en mente y un buen dominio del franc¨¦s, la emplearon en una entidad financiera barcelonesa. Un directivo, amigo de sus padres, tambi¨¦n hizo de puente. A su novio se le atragantaron tantos ¨¦xitos y, celoso, la martiriz¨® hasta que la abandon¨®. "Fue un respiro", dice Lola. A¨²n no sabe que en esa oficina iba a protagonizar su propio culebr¨®n venezolano. Al cabo de un tiempo, ese directivo (pongamos Pedro) "me propuso convertirme en su amante". Lola se lo piensa mucho, hasta que un mal d¨ªa, acepta.
"Era un conquistador y un posesivo, le gustaba coleccionar antig¨¹edades para tenerlas s¨®lo ¨¦l", cuenta Lola. A¨²n ignora qu¨¦ le enamor¨®. Parec¨ªa siempre atento, "pero en el fondo siempre quer¨ªa ganar en todo y pasaba por encima de los dem¨¢s para conseguirlo". O daba una imagen de rectitud: "Un d¨ªa arrambl¨® con un objeto de una ermita", dice Lola. A?os m¨¢s tarde, Pedro se separ¨® de su mujer y Lola pas¨® a ser la oficial. Su relaci¨®n empeor¨®. "Me sent¨ªa secuestrada, me hac¨ªa el vac¨ªo y hasta en las decisiones dom¨¦sticas pas¨¦ a un segundo plano, porque s¨®lo ten¨ªa en cuenta las opiniones de una amiga suya que nos invadi¨® la casa. ?l tambi¨¦n ejerc¨ªa el poder en la empresa para rodearse de una cohorte de mujeres. Mi autoestima cay¨®, no sab¨ªa cu¨¢l era mi papel en la relaci¨®n y, cuando me quej¨¦ de su comportamiento, me trat¨® de loca, me deprim¨ª y empec¨¦ a tomar pastillas". Al final, Lola estall¨® y decidi¨® acabar con la relaci¨®n. Pero ¨¦l la reemplaz¨® r¨¢pidamente li¨¢ndose con otra empleada. Para evitar m¨¢s dolor, Lola decidi¨® pagar un alto precio: perder su seguridad econ¨®mica y estatus conseguido en la empresa tras 20 a?os. "Estaba en juego mi salud".
Los psic¨®logos consideran que cada vez es m¨¢s frecuente encontrarse dentro de este tipo de relaciones problem¨¢ticas, que en algunos casos pueden llegar a ser muy peligrosas. ?Por qu¨¦ nos equivocamos tanto al escoger pareja? ?Por qu¨¦ nos resignamos a relaciones dolorosas? ?Por qu¨¦ nos enganchamos a estas relaciones y no sabemos salir de ellas? ?Podemos reconocerlas antes de involucrarnos? "El estilo afectivo es una manera de amar espec¨ªfica que depende de c¨®mo te ves a ti mismo y a los otros. En un gran porcentaje, el estilo afectivo se aprende; pero cuando el estilo se asienta durante muchos a?os se autoalimenta y perpet¨²a", dice Walter Riso.
Para la psic¨®loga y psicoterapeuta Montserrat Forn¨®s, las relaciones t¨®xicas se crean desde unas condiciones vinculares de mutua dependencia y circularidad, llenas de alianzas inconscientes, donde hay un estado mental y emocional de expectativa de un individuo sobre el otro y viceversa y que llega a convertirse en indispensable al mismo tiempo que insoportable.
Algunas personas parecen enredarse continuamente en relaciones dif¨ªciles. Lo sabe Mei, de 50 a?os. El primer novio, a los 15 a?os, era muy agresivo. "Estuve asfixiada hasta que lo dej¨¦, a los 19, cuando entr¨¦ al mundo laboral", cuenta. A los seis meses de relaci¨®n, el padre de su hija la empez¨® a pegar; ella consigui¨® dejar la droga; ¨¦l no. "Era encantador, pero no en casa. Creo que me atrajo su capacidad de maltrato, porque mis padres se maltrataban verbalmente", dice Mei. Lo ech¨®. La siguiente pareja fue muy tranquila y gratificante: "Vi que yo era la que estaba bien y se me fue el sentimiento de culpa". Dice que la terapia le ayud¨® a ser consciente de su situaci¨®n y ahora va "con la antena puesta", a?ade. "Ayudar al sujeto a descubrir cu¨¢les son estas alianzas es el paso primordial en psicoterapia para comenzar a abrir estos circuitos t¨®xicos y evitar su retroalimentaci¨®n", sostiene Montserrat Forn¨®s.
Entre los hombres tambi¨¦n se encuentran damnificados amorosos. Luis, un autor en la cuarentena, sali¨® por pies de "un intento" de relaci¨®n que ahora considera extra?a. "Creo que ella era una mujer histri¨®nica que tambi¨¦n viv¨ªa una eterna adolescencia. Era para volverte loco: aunque hab¨ªa echado a su ex porque dec¨ªa que la maltrataba, no paraba de llorar por ¨¦l; luego dec¨ªa que estaba enamorada de otro hombre que todav¨ªa no le hac¨ªa caso, seg¨²n ella; y a m¨ª me dijo que s¨ª y luego dudaba. Yo me apartaba, ella montaba un teatro para que volviera". El vaso se colm¨® cuando al chico del cual estuvo enamorada le busc¨® piso enfrente de su puerta, "sin tener en cuenta mis sentimientos".
"Si estar con alguien implica la destrucci¨®n del yo, entonces mejor estar solo", dice Walter Riso, que publicar¨¢ pr¨®ximamente el libro Amores altamente peligrosos (Planeta / Zenith), en el que recoge 10 estilos afectivos de cuyos propietarios es mejor no enamorarse porque pueden ser altamente lesivos y peligrosos para el bienestar emocional. Una relaci¨®n con un trastorno l¨ªmite de personalidad tiene el peor de los pron¨®sticos. Estas personas no saben qui¨¦nes son, ni lo que quieren, "tienen una sensaci¨®n de vac¨ªo infinito y se pueden presentar de m¨²ltiples formas", se?ala Walter Riso. Los lim¨ªtrofes son personas ca¨®ticas, que lo mismo te aman como al minuto siguiente te odian. Encima, pueden ser atractivas y tienen una energ¨ªa que puede convertirlos en un im¨¢n para incautos.
Alguien con rasgos paranoides, en cambio, desconf¨ªa de todo, incluso de su pareja; el histri¨®nico quiere ser el centro y no concibe, por ejemplo, que el otro se lo pueda pasar bien sin ¨¦l; el antisocial es violento; el pasivo-agresivo necesita al mismo tiempo una pareja autoritaria y sentirse libre de control, mientras que el narcisista-egoc¨¦ntrico, que puede ser un triunfador en el mundo de la empresa, suele decir a su pareja: "?Qu¨¦ suerte tienes de estar conmigo!" y se muestra con ella indiferente y arrogante.
Seg¨²n la psiquiatra Iris Luna, aumentan los indicadores del narcisismo porque en la cultura posmoderna la lucha por el poder, por el prestigio, la posici¨®n como valores sociales, la competitividad, hace que ciertas personas vayan adquiriendo la necesidad de grandiosidad, de buscar siempre ser el mejor. "Una multinacional no buscar¨¢ un directivo obsesivo, lento en sus decisiones, y s¨ª a un narcisista, que pasa por encima de todo el mundo", dice Luna.
En opini¨®n de la antrop¨®loga y escritora D¨¦borah Puig-Pey, ha aumentado el desajuste entre el ideal de pareja y la realidad. "La educaci¨®n sentimental se basa en un modelo rom¨¢ntico, contradictorio con otros modos de pensar la vida social. La relaci¨®n de pareja es tambi¨¦n una relaci¨®n social, se sigue esperando de ella reciprocidad, sentido, duraci¨®n, gratuidad. Sin embargo, estas caracter¨ªsticas, que no se esperan del mundo del trabajo o de la pol¨ªtica, en la pareja quedan aisladas fuera de contexto, y parecen heredar los mecanismos contrarios: se desarrollan como relaciones de dominio en privado". Estos enlaces t¨®xicos se producen "porque son un espejo de todo lo que hemos aprendido de nosotros mismos a trav¨¦s de nuestras relaciones humanas", a?ade Puig-Pey.
A pesar de los cambios sociales que se han producido en los ¨²ltimos a?os, entre ellos los matrimonios entre personas del mismo sexo o la tendencia hacia una sociedad erotizada, "contin¨²a existiendo un ideal de pareja estable y la exigencia de fidelidad sexual ligada a la fidelidad amorosa sigue siendo igual de fuerte", dice Gerardo Meil, catedr¨¢tico de Sociolog¨ªa de la Universidad Aut¨®noma de Madrid.
Uno de los problemas en el mundo del amor, sigue la antrop¨®loga, es que se ha caricaturizado el ideal electivo o el derecho a elegir libremente la pareja, increment¨¢ndose las razones de mercado: "La relaci¨®n es m¨¢s t¨®xica si la pareja se ha formado por una cuesti¨®n de prestigio (el dinero, el estatus, el f¨ªsico) porque es una relaci¨®n sometida a elementos altamente variables, consumibles e incontrolables".
Elena Crespi, psic¨®loga del Instituto de Estudios de la Sexualidad y la Pareja, cree que "vivimos en una sociedad en la que el hecho de tener celos significa que tu pareja te quiere, cuando es todo lo contrario, que hay inseguridad". Los medios de comunicaci¨®n muestran relaciones de pareja perfectas, que no existen en la vida real. Cuando una persona tiene m¨¢s o menos claro qu¨¦ espera de una relaci¨®n de pareja y sabe lo que puede ofrecer es m¨¢s f¨¢cil encontrar la persona adecuada, concluye.
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