"Lloro de pena, pero tambi¨¦n de rabia"
La viuda de un fallecido en accidente denuncia que la obra carec¨ªa de seguridad
Mar¨ªa Armenta se indigna cuando pasa junto a una obra y ve a un trabajador sin arn¨¦s. Se indigna cuando se cruza por la calle con alguno de los imputados por la muerte de su marido, cuando se entera de que siguen adelante con sus negocios inmobiliarios, cuando recuerda que contin¨²an sus vidas mientras que la suya ha quedado destrozada. Mar¨ªa Armenta se indigna, se subleva, pero esa misma rabia es la que le permite mirar al futuro: "El coraje te da fuerzas para no hundirte".
Perdi¨® a su marido hace ocho meses. Jes¨²s Mera, que trabajaba como fontanero en la rehabilitaci¨®n de una finca en el barrio de Santa Mar¨ªa de C¨¢diz, cay¨® de un tercer piso al que nunca tendr¨ªa que haberse subido, porque no era su funci¨®n. El auto del juez ha determinado que las obras no contaban con un plan de seguridad, no respetaban las normas de prevenci¨®n, no ten¨ªan proyecto y que, adem¨¢s, la v¨ªctima no estaba dada de alta en la Seguridad Social, pese a llevar un mes y medio empleado. El promotor, los dos constructores, el aparejador y el encargado de obra han sido imputados por dos presuntos delitos contra la salud de los trabajadores y de homicidio involuntario.
Si los tr¨¢mites no se dilatan, el juicio podr¨ªa celebrarse antes de finalizar el a?o. Hasta entonces, la viuda tendr¨¢ que resignarse a ver de vez en cuando a quienes han sido se?alados como responsables de su p¨¦rdida. "No entiendo que est¨¦n en la calle, pero me aguanto". Se aguanta, dice, pero s¨®lo de momento. Armenta est¨¢ dispuesta "a llegar hasta el final". Sabe que pueden hacerle una oferta econ¨®mica suculenta para llegar a un acuerdo, pero no quiere ni o¨ªr hablar de compensaciones: "Me han quitado al amor de mi vida y al padre de mis hijos, y eso no tiene precio".
Mar¨ªa Armenta se lleva las manos a la cara, se frota con disimulo los ojos cuando recuerda las condiciones en las que trabajaba su esposo, "porque era lo que hab¨ªa, y si dices que no hay siete esperando para hacer su trabajo". Pero se recompone antes de venirse abajo porque sabe que es su arma para seguir luchando, "para conseguir justicia". Su hijo, Jos¨¦ Luis Mera, de 19 a?os, sigue su ejemplo. ?l tambi¨¦n estaba empleado en la misma obra, como ayudante de fontaner¨ªa, y sabe lo que es trabajar sin condiciones de seguridad. "En C¨¢diz la mayor¨ªa de las obras son as¨ª, no tienen permiso, no hay equipos...". Ahora ha dejado las reformas para pasarse a la m¨²sica, y est¨¢ a punto de sacar un disco. Volver a la obra no est¨¢ en sus planes. "Ni yo le dejo", apostilla su madre. "Bueno, como mucho, ir¨¦ a pintar un piso, pero sobre el suelo firme". La viuda de Mera quiere a sus hijos cerca. A la peque?a, de 13 a?os, "que es la que peor lo est¨¢ llevando, estaba muy apegada a su padre", y al mayor, a quien no va a permitir que se exponga a los mismos peligros que su padre.
"Lloro de pena, pero tambi¨¦n de rabia", cuenta. Un mes y medio antes del accidente, una vecina hab¨ªa denunciado ante la Inspecci¨®n de Trabajo las condiciones en que se desarrollaba la obra. Tras el fallecimiento de Mera los inspectores reconocieron que, de haber visitado la finca, habr¨ªan parado los trabajos. "Y mi marido seguir¨ªa vivo".
Ahora, Mar¨ªa Armenta s¨®lo espera que los imputados en este caso cumplan condena en prisi¨®n. Por justicia, "y para que no se repita, para que otras empresas tomen ejemplo".
Los retrasos causan rebajas en las penas, seg¨²n Fiscal¨ªa
Algunos casos de siniestralidad laboral quedan atascados en los juzgados durante m¨¢s de dos a?os. La fiscal jefe de la Audiencia de C¨¢diz, ?ngeles Ayuso, se ha quejado de que algunos accidentes laborales ocurridos en el a?o 2005 en la provincia siguen tres a?os despu¨¦s pendientes de juicio, pese a que la instrucci¨®n concluy¨® hace meses.
Estos retrasos provocan que las penas se vean rebajadas cuando se dictan las sentencias. Los acusados aprovechan estas demoras para solicitar atenuantes: "Si ya de por s¨ª las penas son bajas y, adem¨¢s, se concede el atenuante de dilaci¨®n indebida, quedan a¨²n m¨¢s reducidas", explica la fiscal ?ngeles Ayuso.
El proceso se complica tambi¨¦n porque las pruebas pierden vigencia. "Van decayendo, los testigos pierden la memoria, quieren olvidar el hecho, son renuentes a declarar o incluso no se encuentran", apunta la fiscal jefe de C¨¢diz.
Los tr¨¢mites se ralentizan una vez concluida la instrucci¨®n: "Desde que el fiscal acusa hasta que el caso llega al juzgado de lo penal es cuando se produce el retraso".
A veces son los recursos de las partes al auto los que alargan el proceso, "pero en otras ocasiones es simplemente una lentitud en la tramitaci¨®n". La situaci¨®n, seg¨²n ?ngeles Ayuso, es generalizada en las ocho provincias andaluzas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.