Recuerdos de Kosovo
Los soldados que regresan a Espa?a cuentan sus experiencias en el nuevo pa¨ªs
A lo largo de esta semana vuelven a casa 585 soldados espa?oles. Cuando el primer centenar pis¨® el s¨¢bado Ceuta, Comandancia a la que pertenecen, ya hac¨ªa horas que Kosovo formaba ya parte de su recuerdo y de su hoja de servicios. En el pa¨ªs m¨¢s joven del mundo han pasado cuatro meses, las Navidades, Semana Santa, Carnaval y mucho fr¨ªo. Los term¨®metros se han precipitado hasta alcanzar los 20 grados bajo cero. Tambi¨¦n han sido testigos, el 17 de febrero, de la declaraci¨®n unilateral de independencia de la ex provincia serbia, donde el 88% de la poblaci¨®n es albanokosovar. En el paisaje, las heridas de la guerra a¨²n perviven. Las retratan edificios destruidos, pueblos fantasma y la miseria de la mayor¨ªa de la poblaci¨®n. La minor¨ªa serbia, sobre todo los j¨®venes, no ha podido soportar la presi¨®n y ha buscado nuevos horizontes al otro lado de la frontera. Los soldados, la mayor¨ªa muy j¨®venes, cuentan todo esto con pasi¨®n, aunque tambi¨¦n con la cautela de quien pertenece a una instituci¨®n herm¨¦tica como el Ej¨¦rcito. El pa¨ªs que han vivido, cuentan, poco tiene que ver con lo que se ha visto en los medios de comunicaci¨®n, porque ellos no han percibido tensi¨®n ni situaci¨®n comprometida alguna. Para muchos ha supuesto su primera misi¨®n de paz; otros, a pesar de su juventud, saben ya qu¨¦ es la guerra. Comenzaron patrullando una provincia y 120 d¨ªas despu¨¦s dejaron atr¨¢s un pa¨ªs al que Espa?a se ha negado a reconocer. ?ste es el retrato de cuatro de ellos y el relato de sus vivencias.
MANAR BENKALIFA MILUDI. Legionaria y musulmana
La legionaria Manar, de sonrisa grande e inteligente, llega a la Comandancia de Ceuta un cuarto de hora antes de la cita. Cinco de sus 23 a?os han estado marcados por una vocaci¨®n contagiada de su abuelo, militar marroqu¨ª. Su padre, tambi¨¦n nacido en Marruecos, se enamor¨® de una ceut¨ª y decidi¨® irse a vivir a Figueres (Girona), donde nacieron sus tres hijos. Miludi ha conseguido abrirse camino a pesar de sufrir una doble discriminaci¨®n: la de los cuarteles y la de su propia religi¨®n.
"El primer a?o me cost¨® much¨ªsimo. Era la ¨²nica chica legionaria de tropa", cuenta con la agilidad con la que se mueve un felino. "Mucha gente de mi religi¨®n que estaba dentro del cuartel me dec¨ªa que c¨®mo mi padre me hab¨ªa dejado entrar, y yo pensaba: A ver, ?t¨² qui¨¦n eres para decirme a m¨ª donde tengo que estar? Y ellos: que una chica musulmana tiene que estar en casa, no en el Ej¨¦rcito. Y yo: ?pues vaya tela! Y segu¨ªa con mi trabajo".
En Kosovo, una mujer de uniforme tambi¨¦n era todo un evento. Los ni?os se aprendieron su nombre y le dec¨ªan: "Espa?ola, chica guapa".
En 2004 estuvo en otra misi¨®n, adelanta con misterio, pero sin darse mayor importancia. "Despu¨¦s de ¨¦sa, la de Kosovo me parece tranquila". Fue corta pero intensa. Dur¨® 30 d¨ªas, el tiempo que tard¨® el presidente Zapatero en retirar las tropas de Irak.
"Recuerdo una emboscada en un puente. Iban delante los estadounidenses y nosotros, detr¨¢s. A nosotros no nos afect¨®, pero recuerdo, ?madre de Dios...! La gente troceada...".
Cuenta que lo peor era acostarse cada noche con el miedo, con los disparos de mortero... Cuando volvi¨® a casa, tard¨® un mes en coger el sue?o.
Ahora la esperan 40 d¨ªas de permiso, pero Miludi ya barrunta la ilusi¨®n de ir a Afganist¨¢n o a L¨ªbano.
La locuaz legionaria ha registrado en su c¨¢mara miles de fotos de Kosovo. "Era precioso. El anochecer, la nieve, la lluvia...".
A la ma?ana siguiente de su regreso, el s¨¢bado por la ma?ana, abri¨® su armario y se dijo: "?Madre m¨ªa, para qu¨¦ quiero yo tanta ropa! Es que vienes de un pa¨ªs en el que no es que tengan pocas cosas, es que no tienen nada".
Hoy, Miludi podr¨¢ ponerse unos vaqueros, unas zapatillas y soltarse el pelo que ha debido llevar recogido durante la misi¨®n ("Es lo que m¨¢s ilusi¨®n me hace"), e ir a tomar algo con su novio, que, por cierto, "es antimilitar total".
Antes de irse, una ¨²ltima pregunta:
-?Qu¨¦ le parece lo de Chac¨®n?
-Pues me parece muy bien. ?Claro que s¨ª, hombre! Genial, me encanta.
JOS? GUERRA MU?OZ. La primera misi¨®n
A las seis de la ma?ana del pasado s¨¢bado, la peque?a Luc¨ªa, de cinco meses, tom¨® el primer biber¨®n en brazos de su padre.
La ni?a apenas acababa de nacer cuando Jos¨¦ Luis -ceut¨ª, cabo primero y mec¨¢nico de armas- llegaba con su petate a Base Espa?a, en Istok, al oeste de Kosovo. Era su primer destino en una misi¨®n de paz, en la que ha visto la pobreza en estado puro: "Aqu¨ª hay cosas que son normales y all¨ª valen millones", asegura mientras se toca la cabeza totalmente rapada, y evoca el placer de volver a sentarse en su sof¨¢.
El cabo primero Guerra Mu?oz es de los m¨¢s veteranos del contingente ceut¨ª que ha viajado al pa¨ªs balc¨¢nico. Tiene 37 a?os. Su misi¨®n ha sido mantener a punto la maquinaria y, tras pasar su primera noche en casa, se alegra de que no haya habido ning¨²n incidente.
"Las carreteras son como una comarcal de aqu¨ª. Las infraestructuras est¨¢n muy mal y hay que andar con mil ojos. En la misi¨®n anterior murieron dos compa?eros en un accidente", recuerda.
Mientras desgrana la belleza del paisaje que ha podido ver, rememora su contraste con los edificios destruidos por los bombardeos: "Hay zonas que dices: Dios m¨ªo, lo que tuvo que haber aqu¨ª". Por eso considera que la labor que desempe?a all¨ª el Ej¨¦rcito no admite pol¨¦micas: "Nosotros sabemos a lo que vamos, a ayudar a la poblaci¨®n, y tenemos muy claro el valor de nuestro trabajo, y eso es lo que hay".
CARLOS JAVIER MILL?N SOTO. Uno de los m¨¢s j¨®venes
Mientras el pesado ferry corta las aguas del Estrecho desde Algeciras, el viernes rozando la madrugada, Carlos Javier Mill¨¢n Soto es un soldado orgulloso. Su cara es la viva imagen de la ilusi¨®n. Tiene los ojos brillantes mientras repasa su primera misi¨®n fuera de Espa?a, con s¨®lo 20 a?os.
Cuando lleg¨® a Kosovo, lo primero que pens¨® fue: "Como me pierda aqu¨ª, a lo mejor me van a dar pal pelo. Pero despu¨¦s descubr¨ª que la gente era muy amable. Por ejemplo: si se nos atascaba un veh¨ªculo, all¨ª estaban con las palas para ayudar...".
En su recuerdo, el malague?o Mill¨¢n Soto porta la imagen de los pueblos vac¨ªos y destruidos ("Te da la impresi¨®n de que esa gente lo tuvo que pasar muy mal") enclavados en paisajes "parecidos a Asturias", y las caras de los ni?os, felices cuando les daban gusanitos.
Sus mejores momentos en la base espa?ola eran el desayuno y la paella de los domingos. Reconoce que ha echado de menos los locales de ocio espa?oles. "Para tener aficiones tienes que tener dinero, y ellos no tienen nada. Se juntan a hablar en una escuela y nada m¨¢s, no tienen m¨¢s diversi¨®n", rememora.
Pero Carlos Javier no era el ¨²nico Mill¨¢n Soto del contingente. Su hermano Juan Alberto, de 21 a?os, tambi¨¦n formaba parte de las tropas espa?olas. Juntos se alistaron hace dos a?os y juntos han vivido cuatro meses en Kosovo. A punto de abrazar a su familia, cuando hace seis horas que ha pisado Espa?a, ya piensa en L¨ªbano o Afganist¨¢n, porque "para eso", dice, "me met¨ª en el Ej¨¦rcito".
Maher El Azri Mohamed: "All¨ª casi todos hablan castellano"
"Yo hab¨ªa visto Kosovo en la tele, pero no pensaba que un d¨ªa iba a pisar ese sitio". Quien habla es el cabo Maher El Azri Mohamed (25 a?os), de Regulares. A este muchacho se le ha quedado grabada la imagen de los Juzgados de Mitrovica una semana despu¨¦s de los graves incidentes del pasado mes de marzo, cuando se cumpl¨ªa un mes de la independencia de la provincia serbia.
"Cuando nosotros estuvimos, la situaci¨®n ya estaba tranquila. Pero yo pis¨¦ los juzgados y aquello era horrible, todo quemado, todo destrozado, autobuses quemados en el exterior...".
Sus primeras horas de permiso ha prometido pasarlas pegado a su madre 24 horas al d¨ªa, "porque ha sufrido mucho. Yo estaba preocupado por lo que ve¨ªa mi madre en la tele. Ella me dec¨ªa: Pero d¨®nde te has metido. Y yo le dec¨ªa: Pero, mam¨¢, de verdad que no hay nada". Cuenta el cabo Maher que la relaci¨®n con los kosovares ha sido muy fluida porque "casi todos hablan espa?ol".
-?C¨®mo?
-S¨ª, que casi todos hablan castellano. Puedes mantener con ellos perfectamente una conversaci¨®n. Dicen que lo han aprendido con la tele. Y ten en cuenta que los espa?oles llevamos mucho tiempo all¨ª.
Mohamed, al igual que Miludi, es musulm¨¢n. Su fe religiosa no ha representado ning¨²n problema en Base Espa?a: "Tienes un lugar para orar y, adem¨¢s, men¨² para musulmanes y men¨² para cristianos. No hemos tenido ning¨²n problema".
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