Morir
Son temas complicados. La ¨²ltima colecci¨®n de narraciones de Quim Monz¨®, Mil cretins, lo aborda con acierto, sobre todo en la titulada 'L'arribada de la primavera'. Y tambi¨¦n el film La familia Savages, con su par¨¢bola sobre la familia y la senectud. No es f¨¢cil morir. Hemos conseguido relacionar progreso tecnol¨®gico y cient¨ªfico con alargamiento de la vida, y nadie se atreve a discutir que vivir m¨¢s a?os es mejor. Pero en voz baja todos pensamos c¨®mo ser¨¢n esos a?os extras que viviremos y que cuestan tantos esfuerzos y tantos recursos. Hace unos d¨ªas tuve la ocasi¨®n de visitar una notable cantidad de centros que acogen a personas ancianas que, por diversas razones, no pueden estar en sus domicilios o bien prefieren residir en estos centros. No puede uno generalizar, pero lo cierto es que llegan momentos vitales en los que la autonom¨ªa personal, f¨ªsica e intelectual, se reduce de tal manera que en la visita a ciertas zonas de estas residencias acaba uno con la impresi¨®n de que la frontera entre personas y cuerpos no est¨¢ muy clara, Y al margen de la buena calidad de la atenci¨®n a los residentes, uno acaba sospechando en ciertas ocasiones que acabamos viviendo demasiados a?os.
Todos debemos tener derecho a rechazar los tratamientos y convivir con nuestra propia muerte
Este tipo de cuestiones despiertan siempre recelos. Todos tenemos nuestros puntos de vista sobre el valor vida. Para unos este valor es absoluto y para otros puede llegar a ser relativo, aunque sea muy valioso. A pesar de ello, el debate sobre la llamada "muerte digna" no se refiere directamente a ello, sino a la forma como uno muere. No creo que nadie est¨¦ en condiciones de definir con precisi¨®n cu¨¢ndo una persona llega al l¨ªmite entre la voluntad de seguir luchando por vivir o dejar que las cosas fluyan hasta morir. No podemos afrontar la muerte como elecci¨®n con la vida como obligaci¨®n. Y es ah¨ª donde deber¨ªamos preguntarnos si ciertos protocolos de atenci¨®n m¨¦dica no est¨¢n, de hecho, obligando a la gente a vivir contra su voluntad, minusvalorando la posibilidad de incorporar dignidad a una actitud que busca la no resistencia frente a la muerte.
?Hasta d¨®nde ha de llegar el dilema entre la autonom¨ªa del paciente y de su familia, y el paternalismo social, que vehicula el sistema sanitario, buscando cualquier resquicio para mantener los cuerpos con vida? Seguramente no deber¨ªa convertirse ni el vivir ni el morir en una obligaci¨®n. Mi madre me dijo hace unos meses, antes de entrar en un proceso rapid¨ªsimo de decadencia f¨ªsica y mental que la ha conducido a la muerte, "Joan, no sab¨ªamos que vivir¨ªamos tantos a?os y nadie nos prepar¨® para esto". Lo dec¨ªa Monz¨® en unas declaraciones que realiz¨® presentando su ¨²ltimo libro, al afirmar que la generaci¨®n de los que hoy ronda los 50 a?os ha de asumir el alargamiento constante de la vida de sus mayores hasta edades y, sobre todo, hasta situaciones de decadencia f¨ªsica y mental que son totalmente nuevas en nuestra historia. En esas situaciones, los familiares han de afrontar dilemas que no son f¨¢ciles y que comportan notables sentimientos de culpa, cuando no sacrificios espectaculares desde el punto de vista econ¨®mico y personal. En el filme mencionado, contemplamos escenas cada vez m¨¢s habituales en entornos familiares tan complejos como los que estamos atravesando, cuando se reducen los n¨²cleos familiares, se hacen m¨¢s fr¨¢giles, y cuando los itinerarios vitales son cada vez m¨¢s individualizados. Pero al final todos tenemos padres, madres, abuelos o abuelas. Y en ciertos momentos has de asumir responsabilidades sobre quien ya no puede asumirlas. Y ello genera muchos sentimientos enfrentados. Las elecciones a menudo se hacen m¨¢s desde los sentimientos de quienes las han de tomar que con relaci¨®n a las concretas necesidades de los afectados. Y todo ello en medio de un sistema sociosanitario cada vez m¨¢s profesionalizado en la gesti¨®n y el aprovechamiento de la vejez y de sus consecuencias, un sistema en el que no siempre est¨¢ claro qu¨¦ es lo necesario, qu¨¦ es lo accesorio y qui¨¦n es m¨¢s importante, la persona afectada o las personas que asumen responsabilidades y gastos. Necesitamos afrontar m¨¢s de cara este tipo de temas; evitando paternalismos, pero tambi¨¦n l¨®gicas de estricta eficiencia econ¨®mica. El sistema m¨¦dico tiene una larga tradici¨®n de tiran¨ªa benigna o paternalismo, y ha de empezar a reconocer los necesarios espacios de autonom¨ªa. Estamos avanzando poco a poco. Opciones como el testamento vital ayudan. La progresiva incorporaci¨®n y normalizaci¨®n de unidades de cuidados paliativos en los centros sanitarios es otro avance. Es evidente que morir dignamente significa morir con alivio del dolor, pero no olvidemos que los analg¨¦sicos pueden acortar la vida. Todos hemos de saber si queremos vivir m¨¢s con dolor o menos con mejor calidad de vida. Me gustar¨ªa que aprendi¨¦ramos a acompa?ar en la muerte. Y para ello hemos de encararla. Concluir¨ªa que todos debemos tener derecho a rechazar los tratamientos, vivir con nuestra enfermedad y vivir y convivir con nuestra propia muerte.
Joan Subirats es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.