El peso institucional

La nueva composici¨®n del jurado del Premio Cervantes revela la intenci¨®n del actual Ministerio de Cultura de integrarlo en un marco de decisi¨®n m¨¢s abierto a la sociedad, lo cual es un primer paso de gran importancia. Sin embargo, no deja de suscitar alguna duda en cuanto a su concreci¨®n. En primer lugar, sigue teniendo un insistente tono de representaci¨®n institucional. Lo que se ha hecho ahora es ajustar m¨¢s las instituciones decisorias al territorio literario propiamente dicho, pero la elecci¨®n de jurados sigue estando en manos del mundo acad¨¦mico y oficial de manera abrumadora, mundo que se caracteriza por su conservadurismo y por el rechazo a cualquier clase de expresi¨®n creadora no bendecida previamente. En buena l¨®gica, la experiencia de otros pa¨ªses de s¨®lida tradici¨®n cultural dice que las tres patas en que debe asentarse un premio de estas caracter¨ªsticas son la Universidad, la Cr¨ªtica literaria y los Creadores, siempre que sean capaces de dejar a un lado intereses de conveniencia o amiguismo y se atengan a una estricta exigencia de calidad, lo que no es tan dif¨ªcil de conseguir si uno se pone a ello con un m¨ªnimo de desprejuicio y generosidad. En cambio, las asociaciones que eligen a los distintos jurados -dicho sea a favor de la verdad y sin ¨¢nimo de ofender- no son necesariamente garantes de la sapiencia y el gusto literarios que debe exigirse al jurado, puesto que no lo poseen por s¨ª mismas. Adem¨¢s, el n¨²mero de jurados parece excesivo para el empe?o; al fin y al cabo en el Cervantes se trata de considerar la obra de toda una vida. En todo caso, los cortes bruscos no suelen ser convenientes y, dentro de la por ahora inevitable presencia de autoridades, m¨¢s acad¨¦micas que oficiales, el fantasma del Estado como valedor de los reconocimientos literarios se difumina considerablemente. M¨¢s complejo ser¨¢ poner en orden otros premios nacionales.