El arte de no tirar nunca la toalla
Subes a un avi¨®n, recorres 10.000 kil¨®metros, aterrizas en Los ?ngeles, coges un taxi y, cuando llegas al hotel, un portero cuadrado te abre la puerta del coche con una sonrisa: ?Welcome to your casa?. El hotel Casa del Mar est¨¢ rozando la arena de la playa de Santa M¨®nica, cinco minutos a pie de su famoso muelle. En recepci¨®n te dan un sobre con la hora de tu entrevista con Harrison Ford, a las 10.30 del d¨ªa siguiente. En la habitaci¨®n hay jarrones llenos de conchas y una cama con el somier a la altura del ombligo. Te subes a ella de un brinco y pones la tele justo a tiempo para ver el final de la ceremonia de los Oscar. Es 24 de febrero, domingo, y son las 20.30 (las 3.30 en Espa?a). Harrison Ford entra en escena acompa?ado de la sinton¨ªa de Indiana Jones. And the oscar goes to? El actor le entrega la estatuilla al mejor gui¨®n original a Diablo Cody, la autora de Juno. Cuando ambos desaparecen del escenario llega el turno de uno de los platos fuertes de la noche, el Oscar al mejor actor (que gana Daniel Day-Lewis), un reconocimiento al que Ford ha optado una sola vez, en 1985, por ?nico testigo (se lo llev¨® William Hurt por El beso de la mujer ara?a). Sus pel¨ªculas han facturado millones de euros, pero no hay ni un premio importante en su curr¨ªculo. ?Se sentir¨¢ frustrado?
"Me siento irland¨¦s por la rebeld¨ªa y jud¨ªo por la sensibilidad de su cultura"
"Una vez que decido intentar algo es dif¨ªcil que tire la toalla"
"Quienes conocemos a George Lucas sab¨ªamos que habr¨ªa secuela. Es tenaz"
"Tenemos que reinventar Am¨¦rica, Y para eso apoyo a Barack Obama"
Durante el desayuno, una periodista francesa, invitada tambi¨¦n por Paramount, termina de preparar sus preguntas. La cita es en la suite 103, donde la productora ha montado una improvisada recepci¨®n. En el televisor, el tr¨¢iler de Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal, la cuarta entrega de las aventuras del arque¨®logo, se repite una y otra vez, y la musiquilla caracter¨ªstica se te mete en el cuerpo. El tr¨¢iler es todo lo que los periodistas han podido ver sobre la pel¨ªcula, que se estrena a nivel mundial el 22 de mayo. Ni un borrador, ni una escena, ni un resumen. Nada. Una de las responsables de la productora repasa la agenda del d¨ªa, que ha arrancado a las 9.30 y terminar¨¢ a las 17.30. Ford dar¨¢ siete entrevistas cara a cara y otras cuatro en grupo; en total hablar¨¢ con 33 periodistas llegados de varios puntos del globo. Se acerca la hora. Te hacen pasar a una sala mientras la responsable repite para s¨ª misma el nombre de tu medio: ?El pay¨¦s, el pay¨¦s??. De la habitaci¨®n contigua, salen una voz cavernosa y las risas atolondradas de una periodista alemana. Le hacen una se?al, y ¨¦sta lanza su ¨²ltima pregunta: ??Cree que fue casualidad que Calista [Flockhart, su pareja] le echara encima una copa de vino la noche en que se conocieron??.
Vaya con la alemana. Ford no es el prototipo de famoso accesible dispuesto a hablar de su vida con una sonrisa, sino del tipo hosco que considera las entrevistas un mal necesario para promocionar su pr¨®ximo estreno entre sus clientes. Sin embargo, del otro lado, la voz grave responde: ?Mmm? No lo s¨¦. Lo que est¨¢ claro es que enseguida conectamos?.
?Mister Ford, el pay¨¦s?. Entras en una habitaci¨®n grande sin ventanas. El actor estrecha tu mano y ofrece algo de beber, como si fuera su casa. Se sienta. Quedan 25 minutos por delante, un tiempo que dar¨ªa m¨¢s de s¨ª si Ford fuera de respuestas r¨¢pidas. Pero no es el caso. El actor se lo piensa antes de abrir la boca. Masca cada palabra que va soltando con parsimonia. Dice ?mmm?, y luego ?you know?. Habla len? ta? men? te? Y los segundos vuelan en su enorme reloj de pulsera. Ford est¨¢ cansado, tiene hambre y le hacen bastante ruido las tripas. Sin embargo, est¨¢ de buen humor:
??Qu¨¦ tal acab¨® la velada ayer?
?Bien, fuimos a la fiesta de George Clooney. Nos acostamos mucho m¨¢s tarde de lo normal, pero nos hemos despertado a las 7.00, porque Calista ten¨ªa que llevar a Liam a una excursi¨®n del colegio. Ella tambi¨¦n va, y as¨ª ayuda a los profesores, le gusta involucrarse?
Despu¨¦s de leer varias entrevistas con el actor, uno sabe que no es habitual que hable de su vida privada, y menos por voluntad propia. La conclusi¨®n inevitable es que est¨¢ en un buen momento de la relaci¨®n. Como sabe la periodista alemana, las malas lenguas comentan que ella le tir¨® la copa de vino a prop¨®sito. Y si eso es verdad, es muy digno de Ally McBeal, el personaje m¨¢s famoso de la actriz. Fuera como fuera, lo cierto es que, tras seis a?os de relaci¨®n, han anunciado su boda para este verano. Ser¨¢ el tercer matrimonio del actor, que quiere darle sus apellidos al hijo adoptivo de la actriz, Liam, que era un beb¨¦ cuando se conocieron.
Ford ya ha cumplido 65 a?os, aunque su f¨ªsico despista. Mide 1,85 metros y tiene un cuerpo 10 para un hombre de su edad, curtido, dice, a base de jugar al tenis y de cuidar su alimentaci¨®n, ?aunque sin obsesionarme?. Los vaqueros y la camisa azul le quedan como un guante. El pelo resulta m¨¢s complicado de describir: no es ni rubio ni canoso, sino algo intermedio, y lo lleva peinado con flequillo. Tambi¨¦n extra?a su rostro, m¨¢s castigado, pero con pocas arrugas y el cutis sospechosamente terso. De no saber su edad ser¨ªa dificil¨ªsimo calcularla. ?Es mayor? ?Es joven? En las distancias cortas ganan protagonismo la cicatriz en su barbilla ?recuerdo de un viejo accidente de tr¨¢fico? y el pendiente que lleva en la oreja izquierda, que le da un punto rebelde que le encanta. Se lo puso a los 55 a?os. ?Un d¨ªa com¨ª con dos amigos que llevaban uno y me di cuenta de que siempre quise llevar pendiente. Me lo puse esa misma tarde, y cuando llegu¨¦ a mi casa, mi hijo, que ten¨ªa cinco a?os, me pregunt¨®: ??Puedo ponerme uno??. S¨ª, claro, le dije, cuando cumplas 55 a?os?.
Adem¨¢s de cuatro hijos de sus ex mujeres ?dos de Mary Marquardt, la primera, con la que comparti¨® 15 a?os, y dos de Melissa Mathison, guionista de E.T., con la que vivi¨® otros 18?, Ford tiene dos nietos, uno de ellos de la edad de Liam. Sin embargo, si le preguntas por su nueva familia, tuerce el gesto. ?No es as¨ª como yo lo llamo. Todos nos sentimos parte de una ¨²nica gran familia?.
Harrison Ford naci¨® en Chicago y creci¨® en Park Ridge, una peque?a ciudad de Illinois (a pocos kil¨®metros del Estado de Indiana, por cierto). Es hijo de inmigrantes de segunda generaci¨®n, irlandeses por parte paterna y rusos jud¨ªos por la materna. Dice que reconoce en s¨ª ambas ra¨ªces. La irlandesa, ?porque soy un poco rebelde y anarquista?; la jud¨ªa, ?por el alma y la sensibilidad de su cultura?. Su abuelo paterno, al que nunca conoci¨®, fue actor de vodevil, y durante un tiempo su padre lo fue en la radio, aunque pronto lo dej¨® para montar una agencia de publicidad. Ford reconoce que, a pesar de llevar el gen en el ADN, tard¨® en sentir el gusanillo. ?No tuve ganas de actuar hasta que empec¨¦ a plantearme c¨®mo quer¨ªa ganarme la vida. Pens¨¦ que si lo consigues, deb¨ªa de ser una forma muy interesante de hacerlo. Y una vez que decido intentar algo es dif¨ªcil que tire la toalla?.
A los 19 a?os se cas¨® con su novia del instituto, y juntos se mudaron a Los ?ngeles. Tuvieron dos hijos. Ford firm¨® un contrato para j¨®venes talentos por 150 d¨®lares semanales con la productora Columbia, pero s¨®lo le daban peque?os papeles de relleno, la mayor¨ªa de las veces sin di¨¢logo. Un d¨ªa, un alto ejecutivo de la productora le dijo que no ve¨ªa en ¨¦l madera de estrella. Y aunque Ford no tira f¨¢cilmente la toalla, tampoco es tonto. Con dos hijos, y consciente de que su econom¨ªa no daba para m¨¢s, ide¨® un plan B: se hizo carpintero profesional. Y al parecer, era bueno. Entre otras cosas, construy¨® el estudio de m¨²sica del brasile?o Sergio Mendes.
Su suerte cambi¨® cuando Steven Spielberg se dio cuenta de que ese actor a sueldo que le daba la r¨¦plica a otros aspirantes en el casting de La guerra de las galaxias podr¨ªa interpretar a Han Solo. Ford clav¨® el papel de canalla con coraz¨®n, del h¨¦roe cre¨ªble que se retuerce con los golpes, y que gana, s¨ª, pero sudando la gota gorda. Esta parte de su historia, la del carpintero que consigue alcanzar el sue?o, es la que m¨¢s gusta de su leyenda. Y tambi¨¦n una de las que m¨¢s enorgullecen a su protagonista: ?Gracias a mi trabajo pude apa?¨¢rmelas y seguir intent¨¢ndolo. Pasaron 15 a?os hasta que empec¨¦ a ganarme la vida como actor. Teniendo en cuenta que llevo 40 a?os de carrera, no est¨¢ tan mal?.
En ese tiempo, Ford ha rodado 35 pel¨ªculas. Hace ya 27 a?os que se estren¨® Indiana Jones y el arca perdida. Fue en 1981, y ni ¨¦l ni tampoco Indiana eran dos jovenzuelos. Ya en aquella primera entrega, Allen Karen ?la actriz protagonista? le dice en una escena: ?No eres el hombre que conoc¨ª hace 10 a?os?. ?l le responde: ?No son los a?os, nena, son los kil¨®metros?. El actor ten¨ªa 39 a?os y consigui¨® el papel despu¨¦s de que lo rechazara Tom Selleck. Ford volvi¨® a clavar al arque¨®logo que en sus ratos libres recorre el mundo y se liga a la chica con car¨¢cter capaz de tragar 30 chupitos sin desplomarse.
En la ¨²ltima entrega, Indiana Jones y la ¨²ltima cruzada (1989), dejamos a Indy agotado, tras vencer de nuevo a los nazis y salvarle la vida a su padre (Sean Connery). De eso hace ya 19 a?os. Basta recordar que River Phoenix ?que muri¨® en 1993? interpretaba al joven Indiana Jones para darse cuenta de que ha pasado una eternidad. Ford asegura que cuando en junio del a?o pasado se puso de nuevo la chaqueta y el gorro, sinti¨® lo mismo que se siente al reencontrar a un viejo amigo. ?Yo nunca descart¨¦ hacer otra pel¨ªcula de la serie. Llevamos a?os viendo posibles guiones, pero no nos pon¨ªamos de acuerdo y cada uno estaba inmerso en sus propios proyectos. En el fondo de mi mente siempre tuve la esperanza de que encontrar¨ªamos una historia que nos enganchara a todos. Quienes conocemos a George Lucas sab¨ªamos que suceder¨ªa. Es muy tenaz?.
Lucas, productor de la pel¨ªcula, llevaba a?os buscando una historia digna del retorno del profesor Jones. En la primera le arrebat¨® el Arca de la Alianza a los nazis. En la segunda salv¨® a unos ni?os de la esclavitud y recuper¨® las piedras Sankara. En la tercera, encontr¨® el Santo Grial antes de que lo hicieran los nazis. En la nueva entrega, la acci¨®n transcurre en 1957. Los malvados, liderados por Cate Blanchett, son rusos; Indy vuelve a colarse por Marion (Kate Allen), la chica de los chupitos de la primera entrega, y conoce al joven Matthew Jones (?el hijo de Indiana y Marion?). En una de sus primeras entrevistas, Steven Spielberg, que repite como director, describ¨ªa el reencuentro as¨ª: ?Somos un poco m¨¢s viejos, mucho m¨¢s sabios?, y un poco m¨¢s ricos?.
La primera entrega recaud¨® 244 millones de d¨®lares; la segunda, 214 millones; la tercera, 300 millones. ?Qu¨¦ suceder¨¢ con la cuarta? Uno de los miedos de los fans es que pase algo parecido a la continuaci¨®n de La guerra de las galaxias, con su derroche de efectos especiales. Pero Spielberg asegura que se han mantenido fieles al estilo de sus predecesoras. ?T¨¦cnicamente somos capaces de m¨¢s, pero nos hemos tragado el orgullo?, explicaba a la revista Vanity Fair. ?Nos hemos mantenidos fieles al estilo atemporal de las pel¨ªculas de aventuras?, dice Harrison Ford, que asegura haber rodado la mayor parte de las escenas de acci¨®n: ?La conexi¨®n emocional que el p¨²blico establece con el personaje no se puede romper en medio de una escena muy f¨ªsica. Hay que mostrar su estado an¨ªmico, sus miedos, sus ¨¦xitos, su dolor?, por eso insisto en hacer cuantas escenas de acci¨®n me sea posible, siempre que no sea demasiado peligroso. Hemos intentado no exagerar, mantenernos en una escala humana. Preferimos que resulte realista y tenga un punto c¨®mico (recuerden a Ford acarici¨¢ndose la mand¨ªbula tras recibir un pu?etazo o con cara de espanto antes de dar un salto quiz¨¢ mortal). Si en la primera entrega Indiana recib¨ªa los golpes como un hombre de 40 a?os, ahora los recibe como uno de 66?.
Harrison Ford habla en un tono muy bajo. S¨®lo se trasluce algo parecido a la emoci¨®n en dos ocasiones: cuando habla de los aviones y de la ONG Conservaci¨®n Internacional, a la que apoya desde hace varios lustros. De hecho, ha prestado su nombre a dos nuevas especies, la hormiga Peidole harrisonfordi y la ara?a Calponia harrisonfordi. Lo cuenta pegando la boca a la grabadora y despu¨¦s deletrea su p¨¢gina web (www.conservation.org). Tambi¨¦n se siente c¨®modo explicando su afici¨®n por las motos y los aviones: ?En moto siento el viento y me salto los atascos. Pilotar es m¨¢s complejo. Siempre aprendes algo: su t¨¦cnica, c¨®mo interpretar las se?ales del tiempo? No dejas de mejorar?. Una an¨¦cdota: en 2000, el actor, que estaba en su rancho de Jackson Hole (Wyoming), tuvo que rescatar en su helic¨®ptero a una joven escaladora deshidratada.
Algo menos de gracia le hace la siguiente pregunta, sobre el actual momento pol¨ªtico en Estados Unidos y los posibles candidatos a presidir el pa¨ªs: ?Soy un tipo del Medio Oeste. No nos gusta hablar sobre cu¨¢nto ganamos, cu¨¢l es nuestra religi¨®n o a qui¨¦n votamos. No lo he hecho en el pasado, pero este momento merece una excepci¨®n. Debemos votar a gente sensible, que no niegue lo que sucede a nuestro alrededor. Hay que hacer muchos cambios con urgencia: en medio ambiente, en pol¨ªtica exterior y tambi¨¦n respecto a las necesidades de nuestra gente. Tenemos que reinventar Am¨¦rica. Y para eso apoyo a Barack Obama?.
Si hacen la cuenta ver¨¢n que, seg¨²n un c¨¢lculo sencillo que consiste en restarle a la recaudaci¨®n de una pel¨ªcula sus costes, Ford es uno de los actores m¨¢s rentables del mundo. En su carrera hay m¨¢s taquillazos que en la de la mayor¨ªa de las estrellas: la trilog¨ªa de La guerra de las galaxias, la de Indiana Jones, as¨ª como Air Force One, El fugitivo, Juego de patriotas, etc¨¦tera. Su especialidad son las pel¨ªculas de acci¨®n. Seg¨²n Lucas, eso se debe a que consigue que el espectador piense: ?As¨ª es exactamente c¨®mo me sentir¨ªa yo si estuviera en esa situaci¨®n (?). Es como Clark Gable o Humphrey Bogart (?). No son Adonis ni superh¨¦roes. Por eso les quiere todo el mundo, por eso es tan divertido verles en pantalla, porque son vulnerables?. Queda por saber qu¨¦ opina Harrison Ford de la ausencia de estatuillas de peso en su historial.
?Anoche, despu¨¦s de que anunciara usted un Oscar, se entreg¨® el premio al mejor actor. ?Le gustar¨ªa tener uno?
?No me importar¨ªa nada. Ser¨ªa muy emocionante.
?Rechaz¨® el papel de Syriana que finalmente hizo George Clooney, y se llev¨® el Oscar. ?Se arrepiente?
?Nunca me arrepiento de mis decisiones. Uno hace elecciones y vive con ellas. No me parec¨ªa que el personaje me encajara.
??Pero se siente suficientemente reconocido??
?[Ford suelta una carcajada con un gru?ido]. Tengo la oportunidad de seguir trabajando, y eso no es frecuente. Lo ¨²nico que quiero es ser viable y que me sigan contratando.
??No est¨¢ eso fuera de toda duda?
?No. Y dej¨¦moslo ah¨ª.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.