El fin a un idilio que nunca existi¨®
El bronco final de la colaboraci¨®n en ?lava del PP y el PSE desde 1999 pone a ambos partidos en sinton¨ªa con su natural rivalidad en el resto del pa¨ªs
La acritud con que se han quebrado las relaciones entre el PSE y el PP en el ¨²ltimo sitio donde a¨²n exist¨ªan en ?lava, la Caja Vital, son un buen retrato de la aspereza que las caracterizaron pr¨¢cticamente desde casi siempre. Nunca fue una alianza natural, sino forzada por la apuesta soberanista del PNV en Lizarra, primero, y por el acoso terrorista enseguida, y eso se not¨® desde el principio.
Lizarra y el acoso terrorista forzaron una alianza que nunca fue natural
Ambos partidos siempre se han llevado mejor con el PNV cuando han gobernado o colaborado con ¨¦l, y los dos admiten ese extremo. El PP y el PSE no se quieren. ?Lo impide la distancia ideol¨®gica, el hecho de competir por el Gobierno central?, ?es cuesti¨®n tambi¨¦n del talante personal de sus m¨¢ximos responsables locales? Una mezcla de ambas cosas, con toda probabilidad, adobada en pleno supuesto idilio con acusaciones gruesas, como la del parlamentario Santiago Abascal al tachar a Javier Rojo de hombre "sin principios".
El caso es que la ruptura de toda colaboraci¨®n entre ellos se ha hecho con muchas ganas y sin concesiones ni contemplaciones. La cesi¨®n de la Diputaci¨®n al PNV atestigua lo primero y la escandalera de la Vital lo segundo.
Los agravios son muchos y antiguos. Incluso durante el tiempo que dur¨® su compromiso, el PSE apoy¨® la moci¨®n de censura del PNV que forz¨® el relevo del diputado foral de Asuntos Sociales, Enrique Aguirrezabal, en marzo de 2005, aunque luego salv¨® de otras dos, todas promovidas por el PNV, tanto al diputado general, Ram¨®n Rabanera, como al alcalde de Vitoria, Alfonso Alonso.
"Se puede decir que estuvimos acurrucados como conejos, unos junto a otros, porque nos mataban. Cuando eso remiti¨®, y cuando ganamos las elecciones de 2004, se not¨® que era lo ¨²nico que nos manten¨ªa unidos", dice un parlamentario socialista. Eso, y el car¨¢cter de fort¨ªn institucional que adquirieron ambas instituciones en los tiempos del plan Ibarretxe, el ¨²nico lugar donde se festejaban los aniversarios del Estatuto de Gernika y la Constituci¨®n.
La interlocuci¨®n entre Javier Rojo y Ram¨®n Rabanera fue aceptable en el primero mandato (1999-2003). Nada que ver en el per¨ªodo siguiente. Rojo apoy¨®, obligado, al PP y desde el principio advirti¨® que la investidura ser¨ªa lo ¨²nico qu Rabanera obtendr¨ªa de ¨¦l. El triunfo socialista en las generales de 2004 y el deterioro de las relaciones generales hicieron el resto. Con el a?adido de un cambio en la interlocuci¨®n, al marcharse Rojo al Senado y ser sustituido por Txali Prieto, un hombre de "trato dif¨ªcil, por decirlo suavemente", seg¨²n un responsable del PP. "Es muy dif¨ªcil llegar a acuerdos con ¨¦l, salvo si se le da toda la raz¨®n", afirma el juntero popular Santiago Abascal.
"La ruptura no se produce por problemas o dificultades de entendimiento personal, sino por razones pol¨ªticas", responde Prieto. "Por la pol¨ªtica exagerada, radical, de muy mal perder, del PP, tras las elecciones generales de 2004, y por su recurso sistem¨¢tico a la filtraci¨®n, la intoxicaci¨®n y la presi¨®n mediatica y por ¨²ltimo, a dar el espect¨¢culo, como en la Vital y a emprender persecuciones, ellos s¨ª, incluso personales", concreta. "En pol¨ªtica, entenderse o romper siempre es por razones pol¨ªticas y por contenidos", a?ade.
Los antiguos socios viven ahora en ?lava una relaci¨®n homologable a la que mantienen en el resto de Espa?a, uno en el gobierno o en el pacto con quien gobierna, y el otro en la oposici¨®n. Nadie entona un lamento por los acuerdos finiquitados, porque ambos creen que estuvieron marcados por el ego¨ªsmo del otro y la generosidad propia. "De generosos nada", se?ala Abascal. "Nos apoyaron porque les favorec¨ªa y porque no estaban en condiciones de hacer otra cosa". Y en 2007 tuvieron el descaro de sellar un pacto con Ezker Batua para la Diputaci¨®n y luego pedirnos el voto, a nosotros, que hab¨ªamos ganado las elecciones".
A juicio de Prieto, sus antiguos socios "se han ganado a pulso quedarse fuera de todos los centros de decisi¨®n y del liderazgo pol¨ªtico". ?Cort¨® el PSE porque pens¨® que ya hab¨ªa puesto demasiado en una relaci¨®n no correspondida? "El propio Alonso ha hablado de partido intransigente, bronco y viejo. Yo no acierto a definir al PP con m¨¢s rotundidad", es la respuesta implacable de Prieto.
Cierre de etapa y apertura a la renovaci¨®n en el Partido Popular
Tres de los cuatro protagonistas de la etapa que el PP y el PSE comenzaron a cerrar, pronto har¨¢ un a?o, tras las elecciones locales y forales de 2007, ocupan en este momento cargos en la pol¨ªtica nacional. Ese mero hecho sirve para ilustrar hasta qu¨¦ punto se ha pasado una p¨¢gina en las relaciones pol¨ªticas alavesas.
El anterior jefe de filas socialista, Javier Rojo, es desde 2004 presidente del Senado, en cuya Mesa coincide ahora con su interlocutor en el acuerdo de colaboraci¨®n entre ambas formaciones iniciado en 1999, Ram¨®n Rabanera, secretario cuarto del ¨®rgano de gobierno de la C¨¢mara Alta.
Alfonso Alonso ha vuelto al esca?o de diputado en el Congreso que compatibiliz¨® durante un tiempo con la alcald¨ªa de Vitoria y sigue al frente del partido como presidente en ?lava. No est¨¢ claro si abandonar¨¢ o no ese puesto en el congreso que se celebre despu¨¦s de que el PP lleve a cabo su c¨®nclave nacional en junio.
En cualquier caso, afirman en el partido, su marcha a Madrid no causa inquietud. Si hay que sustituirle, se har¨¢. El PP no vive ya tiempos de penuria organizativa y, seg¨²n opina el juntero Santiago Abascal, hay en el partido media docena de personas que podr¨ªan ocupar el cargo con toda tranquilidad.
S¨®lo permanece enteramente en la pol¨ªtica local el secretario general de los socialistas alaveses y portavoz en las Juntas Generales, Txarli Prieto. Para ¨¦l "pol¨ªtica es pol¨ªtica y punto". "Los talantes no sustituyen a los talentos y las relaciones personales se supeditan a lo importante", recalca.
Una relaci¨®n razonable entre ambas formaciones sigue siendo posible, dice, siempre que el PP muestre "voluntad de rectificar y deje de cometer error tras error, como ha hecho con sus campa?as de hostilidad y confusi¨®n contra el PSE". "Despu¨¦s de eso, llega la hora de la verdad y no pueden sumar con nadie".
El frustrado 'pacto de la sidrer¨ªa'
Cuando el PP llevaba cuatro a?os gobernando la Diputaci¨®n y el Ayuntamiento de Vitoria con el apoyo externo del PSE, y en v¨ªsperas de las elecciones locales y forales de 2003, Ram¨®n Rabanera y Javier Rojo quedaron para cenar en una sidrer¨ªa de Armentia, a las afueras de Vitoria. "?Si sumamos, repartimos?", pregunt¨® Rojo. Seg¨²n su versi¨®n, Rabanera contest¨® afirmativamente y un apret¨®n de manos cerr¨® la conversaci¨®n.
Repartir significaba liderar cada uno una instituci¨®n. Pero el PP fue el partido m¨¢s votado en las dos, la Diputaci¨®n y el Ayuntamiento de Vitoria, y Rabanera neg¨® siempre haber adoptado el compromiso que Rojo reclamaba. El presidente del Gobierno, Rodr¨ªguez Zapatero oblig¨® a Rojo a votar la investidura de Rabanera, pero su segundo mandato en la Diputaci¨®n se convirti¨® en un calvario, plagado de derrotas en las Juntas Generales e incluyendo el cese por moci¨®n de censura de un diputado foral.
"El PSE no tiene seriedad en los acuerdos", devuelve la acusaci¨®n el juntero Santiago Abascal. "Tras las elecciones de 2007, les dimos la cuadrilla de Ayala teniendo nosotros cinco representantes y ellos tres, y luego nos traicionaron en la de A?ana, donde no nos votaron como estaba acordado". "Malas", sin paliativos, define Abascal las relaciones. "Al tiempo que nos apoyaban, trataban de demolernos. El PNV es m¨¢s serio. Nos separan de ¨¦l el terrorismo y el modelo de Estado, pero son m¨¢s fiables, y hay m¨¢s afinidad en temas clave como los fiscales", reconoce.
Tambi¨¦n los socialistas lo prefieren como socio. "Somos partidos con m¨¢s de un siglo de historia. El PP no tiene trayectoria ni reposo, ni la definici¨®n precisa para buscar la aproximaci¨®n y el encuentro", sentencia Prieto.
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