Los muertos tambi¨¦n votan y avivan el miedo al fraude
"Qu¨¦ quiere que le diga. Si no nos han hecho llegar un certificado de defunci¨®n, y aunque est¨¦ bajo tierra, para nosotros esa persona est¨¢ viva". En la sede del Tribunal Superior de Justicia Electoral, su presidente, Rafael Dendia, admite algunas importantes irregularidades en el censo, como que est¨¦n inscritos como votantes personas que, por edad, vivieron en la Guerra de la Triple Alianza, acaecida entre 1865 y 1870.
"Don Froil¨¢n Noguera, de 140 a?os, sobrevivi¨® a la guerra, pero parece que sucumbir¨¢ al fraude", destaca una periodista local. En las listas figuran numerosos fallecidos, un hecho sobre el cual el Tribunal declina toda responsabilidad. "Eso hab¨ªa que haberlo reclamado en su momento, porque para ello hubo un plazo. No ahora", ataja el presidente.
Las diversas irregularidades y triqui?uelas electorales est¨¢n en el punto de mira en unas elecciones donde la palabra fraude ha sido de las m¨¢s pronunciadas durante la campa?a. "Es verdad que distribuimos unas pocas papeletas -unas 300-, que salieron con una marca de imprenta, pero hemos impreso 25 millones de papeletas. ?Una peque?a marca en un porcentaje ¨ªnfimo de papeletas significa que haya fraude?", insiste Dendia.
El problema es que la "peque?a marca" est¨¢ justamente en la casilla del oficialista Partido Colorado y despu¨¦s de 61 a?os seguidos en el poder y un notable historial de apa?o de resultados, el "fallo" ha levantado suspicacias. Unas sospechas que el m¨¢ximo responsable electoral paraguayo rechaza de plano. "El fraude es un fantasma. Todo el mundo habla de ¨¦l, pero nadie lo ha visto"
Mutua desconfianza
Una de las caracter¨ªsticas en las que se basa el sistema electoral paraguayo es la mutua desconfianza. Las mesas no est¨¢n compuestas por ciudadanos elegidos al azar, sino por tres personas representantes cada una de un partido pol¨ªtico, que se controlan entre ellas.
Naturalmente, una de ellas es siempre del omnipresente Partido Colorado y los otros dos puestos se deben repartir entre los dem¨¢s. Esto genera dos tipos de problemas. El primero, cuando hay m¨¢s partidos que puestos. "Se tienen que poner de acuerdo entre ellos", explica un observador nacional en un colegio del centro de Asunci¨®n.
El segundo es m¨¢s grave y sucede en el interior -el 65% del padr¨®n electoral- cuando hay mesas con una sola persona, del Partido Colorado. "Es responsabilidad de los dem¨¢s si no cubren sus puestos", dice el presidente del Tribunal electoral.
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