Magia a 24 fotograf¨ªas por segundo
Una exposici¨®n enfrenta a 10 reporteros de Magnum con sus inspiraciones cinematogr¨¢ficas
La verdad es que uno sale de la exposici¨®n queriendo volver a entrar. Y sin acabar de entender del todo cu¨¢l es en realidad su tema, aunque eso, en el fondo, no importe tanto. Se trata de una serie de hermosos y extra?os di¨¢logos entre cine y fotograf¨ªa en los que si el tempo, el montaje y la direcci¨®n est¨¢ en manos de los fot¨®grafos, el gui¨®n o el argumento lo escribieron, primero, los cineastas. Los fot¨®grafos son 10 miembros, de distintas edades y sensibilidades, de la m¨ªtica agencia Magnum, desde Abbas, Gilles Peres o Bruce Gilden a Mark Power, Donovan Wylie o Antoine d'Agata. Y las pel¨ªculas, escogidas por los reporteros gr¨¢ficos, han salido de la mano de leyendas del cine de autor como Antonioni, Wim Wenders, Tarkovski, Rossellini o Kieslowski
Abierta hasta el 7 de septiembre en el Centro de Cultura Contempor¨¢nea de Barcelona (CCCB), Magnum. 10 secuencias (El cine en el imaginario de la fotograf¨ªa) es una coproducci¨®n con la Cin¨¦math¨¨que Fran?aise que la present¨® el verano pasado en Par¨ªs bajo otro t¨ªtulo m¨¢s complejo: L'image d'apr¨¨s (La imagen siguiente). Era la manera que ten¨ªa Cartier-Bresson de diferenciar al cine con respecto a la fotograf¨ªa, que ¨¦l mismo hab¨ªa definido muy c¨¦lebremente como "el instante decisivo". Un instante que en la era de las c¨¢maras digitales se ha transformado, tambi¨¦n, en una decisi¨®n "siguiente", es decir, posterior a la elecci¨®n del ojo que encuadra.
Estas reflexiones est¨¢n y no est¨¢n en la exposici¨®n. Cada una de las instalaciones, o exposiciones, o pel¨ªculas, o como quiera llamarse a los 10 cub¨ªculos en los que cada uno de los fot¨®grafos ha podido presentar su mirada sobre el cine representan mundos llenos de matices y sugerencias.
Abbas, por ejemplo, opta por presentar una secuencia de sus fotograf¨ªas de la revoluci¨®n iran¨ª realizadas entre 1978 y 1980 -desde la exaltaci¨®n por el cambio a la decepci¨®n por el secuestro de los ideales-. Por encima y por debajo de estas im¨¢genes van pasando escenas del filme Pais¨¤ (1946), de Roberto Rossellini. Es ¨¦ste un filme de realismo duro y conmovedor que el fotoperiodista iran¨ª vio de joven en Argelia y se convirti¨® para ¨¦l en un "fetiche".
En los ant¨ªpodas de este documentalismo cl¨¢sico se encuentra el v¨ªdeo (como se advierte a la entrada, no apto para menores de 18 a?os) de Antoine d'Agate a partir de El imperio de los sentidos, de Oshima. Aqu¨ª el fot¨®grafo se vuelve cineasta. Prepara y en parte protagoniza una pel¨ªcula de alto contenido sexual que ¨¦l mismo rod¨® durante una estancia en Jap¨®n. D'Alema habla en el cat¨¢logo de este proyecto que roza los abismos de la pornograf¨ªa: "En este mundo, s¨®lo la mentira es obscena. La bestialidad es el ¨²ltimo espacio de libertad, la ¨²ltima defensa contra la virtualidad rampante de la realidad".
Bruce Gilden, por su parte, se confronta con el cine negro estadounidense cl¨¢sico a partir de una reivindicaci¨®n fotogr¨¢fica del primer plano en escenas tomadas en las calles de Nueva York. Harrry Gruyaert mira, en cambio, a los colores y encuadres metaf¨®ricos de Antonioni en un montaje que mezcla secuencias de algunas de sus pel¨ªculas con fotograf¨ªas propias realizadas durante m¨¢s de 20 a?os. Tanto en uno como en otro caso queda claro que el origen de la exposici¨®n -buscar qu¨¦ pel¨ªculas o secuencias hab¨ªan marcado a estos fot¨®grafos hasta el punto de influir en su trabajo posterior- ten¨ªa su raz¨®n de ser.
El montaje y la manera de mostrar esa raz¨®n de ser es muy diferente en cada uno de los 10 autores. Mark Power, con una mirada intimista a su infancia, y Donovan Wylie, recuperando documentos del conflicto en Belfast desde los ochenta, han acudido no s¨®lo a pel¨ªculas cl¨¢sicas sino tambi¨¦n a las filmaciones familiares. Gilles Peres, a partir del libro Rep¨¦rages de Alain Resnais, combina fotograf¨ªas con im¨¢genes de videojuegos; Pinkhassov refleja la lentitud helada de Tarkovski a la manera cl¨¢sica; Alec Soth sigue la ruta de En el curso del tiempo, de Wim Wenders, al buscar viejos cines transformados en videoclubs; y Patrick Zachmann demuestra hasta qu¨¦ punto le influy¨® el cine de Shanghai de los a?os treinta en sus trabajos sobre la di¨¢spora china.
Diez viajes de cine a trav¨¦s de una fotograf¨ªa que rompe con el instante en busca de lo que viene despu¨¦s. O antes. Del tiempo.
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