La tormenta perfecta
La crisis abierta dentro del PP tras las elecciones del 9-M es t¨ªpica de los conflictos internos de los partidos desencadenados por una derrota inesperada que hace saltar por los aires la Santa B¨¢rbara donde se almacenan las ambiciones insatisfechas y los rencores aplazados de sus dirigentes. Sin embargo, la disputa por el poder acostumbra a disfrazarse ante la opini¨®n p¨²blica de batalla de ideas.
En tales casos, los derechos de los militantes implicados en esas darwinianas luchas por la supervivencia pol¨ªtica suelen ser objeto de severas restricciones de sus garant¨ªas constitucionales en tanto que ciudadanos a la libertad de expresi¨®n, a elegir y ser elegidos, a la igualdad de sufragio o a ser juzgados por un tribunal imparcial. Las opiniones sobre la democracia interna en el seno de un partido en crisis depender¨¢n de que el destino reserve la condici¨®n de v¨ªctima o de verdugo a quien las formule: los seguidores de Esperanza Aguirre, elegida en su d¨ªa presidenta de Madrid por el 95% de los compromisarios del congreso regional, denuncian ahora como b¨²lgaro el XVI Congreso nacional de Valencia regido por id¨¦nticas normas. Las expulsiones o las escisiones de las facciones perdedoras tampoco faltan en esos conflictos.
Aguirre no renuncia a competir antes o despu¨¦s por la presidencia del PP y del Gobierno
El vendaval que sacude al PP desde el 9-M puede provocar a corto o medio plazo algo parecido a la tormenta perfecta pronosticada por un observatorio meteorol¨®gico en una reciente pel¨ªcula de cat¨¢strofes de George Clooney. La gestaci¨®n y alumbramiento de las crisis partidistas suele producirse con una morosidad y gradualismo mayor que la espectacular erupci¨®n volc¨¢nica causada por Esperanza Aguirre con su llamamiento a una batalla de ideas. La configuraci¨®n regional de las organizaciones partidistas, siguiendo el perfil territorial de las comunidades aut¨®nomas, es otra peculiaridad del conflicto: si el presidente de Valencia hubiese apoyado a la presidenta de Madrid, en lugar de respaldar la candidatura de Rajoy para el XVI Congreso del PP, la alianza de los dos territorios gobernados por los populares con mayor¨ªa absoluta habr¨ªa sido irresistible.
Rajoy recogi¨® en Elche de forma desabrida el pasado fin de semana el guante arrojado diez d¨ªas antes —en v¨ªsperas del debate de investidura— por Esperanza Aguirre, que anteayer le replic¨® con la exasperante t¨¢ctica de negar y afirmar al mismo tiempo su eventual candidatura a la presidencia del PP —sin fecha precisa de formalizaci¨®n— y a la presidencia del Gobierno en 2012. Los contrincantes en una lucha intrapartidista suelen engalanar su libido dominandi con los ropajes de los m¨¢s elevados prop¨®sitos. As¨ª, Esperanza Aguirre mantiene que s¨®lo est¨¢ en pol¨ªtica para defender teor¨ªas y pol¨ªticas liberales. No resulta demasiado f¨¢cil imaginar, sin embargo, a la presidenta de Madrid discutiendo sesudamente con sus combativos consejeros Granados, Gonz¨¢lez, Prada o Lamela -fieles cancerberos de su lideresa- el legado te¨®rico de Hayek a fin de establecer la l¨ªnea pol¨ªtica que les llev¨® a acusar de 400 asesinatos al doctor Montes o a poner en marcha una intimidatoria campa?a contra las cl¨ªnicas privadas autorizadas a practicar abortos.
La presidenta de Madrid atribuye la derrota del 9-M a que el PP no ha logrado sustituir su vieja fachada antip¨¢tica y anticuada por una nueva imagen juvenil y retozona. La causa ¨²ltima de ese fracaso ser¨ªa haber eludido los debates ideol¨®gicos frente a los socialistas: la ley del matrimonio homosexual y la llamada ley de la memoria hist¨®rica, aprobadas ambas durante la pasada legislatura, le sirven para ejemplificar esa carencia.
En su opini¨®n, los populares hubieran debido sacar a la luz la historia hom¨®foba de la izquierda obrera, que incluye episodios tan lamentables como los ep¨ªtetos de Largo Caballero contra los invertidos y la negativa del PSUC a admitir como militante al escritor Jaime Gil de Bieldma. Ocurre, sin embargo, que no s¨®lo ese pasado alcanza tambi¨¦n de lleno a la derecha sino que la hostilidad represiva hacia la homosexualidad sigue vigente en los medios conservadores patrocinados -como el PP- por la Iglesia cat¨®lica. La menci¨®n de la presidenta de Madrid a un gran poeta contempor¨¢neo parece una provocaci¨®n destinada a evocar el asesinato de Garc¨ªa Lorca. Y Esperanza Aguirre tiene de compa?ero de filas a Dimas Cuevas, elegido senador el 9-M por el PP y cuyo ingenio period¨ªstico alumbr¨® en 2004 la siguiente frase: "Las bodas de lesbianas tendr¨¢n que incluir diversas variedades de tortillas, y los convites para homosexuales ser¨¢n a base de perritos calientes y pl¨¢tanos al horno".
La presidenta de Madrid invita tambi¨¦n a desenmascarar las interpretaciones de la izquierda sobre la II Rep¨²blica, la Guerra Civil y la dictadura desde el supuesto de que el PP "no tiene la menor concomitancia con el franquismo". ?Por qu¨¦ no se lo pregunta al presidente-fundador del PP, ministro de Propaganda de Franco, y a una parte significativa de sus cuadros y votantes m¨¢s veteranos?
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